Diciembre 5, 2024

Curas argentinos advierten sobre aumento de la pobreza

Como curas que nos hemos tomado en serio la promesa de Jesús de estar presente en los pobres y vulnerados (Mateo 25) no podemos dejar de hacer llegar a nuestro pueblo nuestra reflexión sobre lo que está sucediendo en nuestro país.
 
Ya no hay maniobra distractiva que pueda ocultar el descalabro político, económico y social al que ha conducido la propia ineptitud del gobierno nacional. No lo puede el escándalo de las fotos de unos cuadernos que no sabemos si existen o existieron realmente, ni tampoco pueden los chivos expiatorios de la “herencia recibida” y de los efectos de la situación internacional ocultar la ineptitud. Ya no pueden echar las culpas a otros.
 
 
Gobernar un país no es dirigir una empresa, aunque también cabe dudar de que pudieran dirigir empresas por medios honestos y leales (algunas de las empresas de los “cuadernos” lo demuestran). En pocos meses se han subastado/rifado miles de millones de dólares que quisiéramos saber quiénes los han comprado, aunque no es difícil suponer quiénes se han beneficiado de ello. Comparado con las reservas perdidas, lo que supuestamente está involucrado en las fotos de los cuadernos representa una proporción mínima (y son, además, una proporción mínima de lo que los corruptores han ganado de su propia acción corruptora).
 
 
No nos engaña el discurso melodramático del Presidente, fingiendo dolor por las políticas extremas que se ve “obligado” a tomar, apelando al golpe bajo de comparar su sufrimiento con el de su secuestro y que es nada frente al sufrimiento al que someten a nuestro pueblo: son las políticas que muchos en su gobierno (y probablemente él mismo) han deseado adoptar desde el principio. Políticas recesivas dictadas por el FMI y los Estados Unidos, que favorecen la especulación financiera mientras crean las condiciones necesarias para desarticular el aparato productivo de la Nación y seguir hundiendo en la pobreza a buena parte de nuestros conciudadanos.
 
 
Queda al descubierto el desprecio por los más pobres en las medidas de “achicamiento del Estado”. La desaparición de los ministerios de Salud y de Trabajo lo demuestran con palmaria claridad, tal como las medidas que, ya antes de las “corridas del dólar”, se habían venido anunciando, como, por ejemplo, la planificada eliminación de la Secretaría de Agricultura Familiar (SAF) y el desfinanciamiento de las universidades públicas.
 
 
Ninguna de las promesas del gobierno que pretendían indicar una preocupación por los más pobres se ha cumplido. No podemos sino calificarlas con la palabra engaño:
 
 
– Lejos de la anunciada “pobreza cero” la pobreza se multiplicó (timba financiera, precarización del trabajo, dólar, inflación, créditos hipotecarios inviables, devaluación).
 
 
– Lejos de eliminar la llamada “grieta”, creció el enfrentamiento entre argentinos (procesos judiciales irregulares, presos políticos, sustracción de derechos, aumento de la represión de las fuerzas de seguridad).
 
– La lucha contra el narcotráfico: nuestros barrios siguen inundados por el tráfico y el
consumo de sustancias mientras se sigue desmantelando el Estado para atender esta realidad urgente.
 
– La cesión de soberanía al poner las FFAA bajo la tutela de un gobierno extranjero e incorporarla a la Seguridad Interior, nombre vago que sin duda anuncia la posibilidad de emplearlas en la represión de la protesta social.
 
Las políticas anunciadas y las medidas económicas tomadas no hacen otra cosa que sincerar aquello a lo que se intentaba llegar con el “gradualismo”: de un golpe han hecho tomar conciencia, si a alguno le quedaba una duda, del proyecto de país del actual gobierno: hacer más ricos a los ricos, cueste lo que cueste. Un país con los lazos solidarios definitivamente destruidos, como lo ha puesto al desnudo la reacción de los grandes productores agropecuarios que se sienten “discriminados” por las retenciones (no hay que olvidar que esa fue también la respuesta del ex-ministro de Agroindustria a la propuesta de los técnicos de la SAF en Catamarca de no disminuir las retenciones en lugar de desmantelar la secretaría: “ustedes discriminan mis derechos”).
 
Ésta no es la Patria que queremos: la patria de la especulación, la patria sometida, la patria para unos pocos. Queremos una Patria para todos los que quieran habitar este bendito suelo, donde todos los que la habitan gocen de sus derechos: de su derecho al pan sobre la mesa, de su derecho a un techo digno, de su derecho a la salud y la educación, del derecho a un trabajo con el que alimentar y dignificar a sus familias, del derecho a trabajar su tierra. Queremos una Patria unida por lazos de solidaridad, en la que nadie esté de sobra
y en la que todos podamos llamarnos hermanos. La Patria que todos los cristianos pedimos cuando rezamos al Padre “que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo”.
 
Curas en la Opción por los Pobres
3 de septiembre de 2018

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