Diciembre 9, 2024

¿Son fascistas los nuevos grupos nacionalistas chilenos?

“Un movimiento patriota y nacionalista, que busca exaltar y conservar los valores chilenos, promoviendo que cada uno de los países iberoamericanos haga lo mismo por sus pueblos. Somos opuesto al globalismo y escéptico al multiculturalismo”. Con esas palabras el “Movimiento Social Patriota” (MSP), uno de varios grupos nacionalistas y de extrema derecha que se han formado durante los últimos años en el país, se describe en su documento fundacional de abril de 2017.

 

 

Con una agresiva campaña de propaganda física y virtual, el MSP ha logrado tener cierta repercusión en la agenda pública, con muestras de apoyo y repudio debido a sus posturas radicales en contra de la inmigración y el aborto, y sus posiciones tradicionales y conservadores sobre la familia, entre otras materias.

 

El profesor de la Facultad de Ciencias Sociales, Miguel Urrutia, explicó que este tipo de organizaciones responden a la salida a la superficie de posiciones que han sido una constante en nuestro país que se remontan a finales del siglo XIX, pero que aprovechan la coyuntura como una oportunidad para actualizarse.

 

 

Para Urrutia, la derecha tradicional con su visión conservadora, nacionalista, y su negativa a condenar la dictadura militar genera las condiciones para que estas expresiones surjan. “No digo que se identifiquen con ellos pero hay nexos o cruces en sus posiciones, por ejemplo en su conservadurismo”, explicó.

 

 

Una característica destacada por el profesor de la FACSO es la apuesta de estos grupos por tener presencia entre sectores populares, a diferencia del nacionalismo tradicional de las Ligas Patrióticas o la Milicia Republicana de hace un siglo, que surgía de la oligarquía.

 

 

“Esta apuesta evidencia aún más la conexión con la derecha chilena, que ha tenido desde hace años un desplazamiento hacia el mundo popular aprovechando su experiencia católica y conservadora en la segunda mitad del siglo XX, con fenómenos como la UDI popular”, remarcó.

 

González von Marées

Consultado por el rechazo de estos grupos a ser catalogados de fascistas o neonazis -expresadas en diversos documentos y en sus mismas redes sociales- el académico afirmó que aquello no resultaría sorprendente, ya que “una etiqueta como la de fascista no les da buena imagen, pero cuando se utiliza estas categorías no se espera que se acepten, aunque se expresen en cosas como su autoritarismo radicalizado, una concepción jerárquica de la sociedad y una noción de superioridad sobre otros que no necesariamente tiene que ser racial”.

 

Al respecto, el profesor Sergio Grez, de la Facultad de Filosofía y Humanidades, explicó que detrás de los diferentes grupos nazi-fascistas, a pesar de sus matices, existe una base doctrinaria compartida en su rechazo al liberalismo, a la democracia, al marxismo y a la noción de lucha de clases, en pos de una mítica unidad nacional.

 

“Un rasgo que identifica tanto a los grupos nacionalistas de los años ’20 y ’30 del siglo pasado y los actuales es su rechazo a los valores del liberalismo político y a la democracia, donde identifican el germen del debilitamiento nacional, sosteniendo en su reemplazo el principio jerárquico de la existencia, y una apelación a un pueblo mítico que resulta de una amalgama entre conceptos como patria, pueblo trabajador y nación”, aseguró.

 

En esa línea, todos estos grupos nacionalistas, desde aquellos afincados en las ideas de pensadores como Nicolás Palacios y Francisco Encina en el siglo XIX, pasando por el Movimiento Nacional Socialista hasta llegar a las actuales organizaciones nacionalistas, se presentan como una reacción al debilitamiento y división de la nación.

 

Junto con ello, Grez hizo hincapié en que ni el Movimiento Social Patriota ni Acción Identitaria son calco ni del fascismo italiano ni del nacional socialismo alemán. “Hay elementos nuevos, como el temor a la globalización y a la pérdida de la identidad nacional como resultado de ella, o a fenómenos como la inmigración, mientras otros van quedando en segundo plano como el antisemitismo. Sí son compartidos rasgos como la xenofobia o el rechazo a grupos que catalogan como una amenaza a la identidad nacional”, concluyó.

 

 

Publicado de Radio U. de Chile

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