Si bien ya se han publicado excelentes columnas criticando las declaraciones de Gabriel Boric sobre las supuestas violaciones de los derechos humanos en Venezuela, Nicaragua y Cuba, esta nota tiene por objeto ratificar, con dos pequeños ejemplos, las aseveraciones expresadas en sendas columnas.
Antes una acotación: creo necesario aclararle al honorable diputado Boric, que la facultad fiscalizadora de la Cámara de Diputados de Chile, es para ejercerla sobre los actos de la Administración del Gobierno Central, es decir, del poder ejecutivo de Chile y no sobre gobiernos extranjeros. Además, la obligación de todo diputado y senador, es preocuparse de los problemas de su distrito en particular y del país en general. Para eso se les paga, y harto suculentas son sus remuneraciones.
Vamos, entonces, ahora sí, a las notas a las que hacíamos referencias.
La primera en responderle al honorable diputado Gabriel Boric, fue la abogada, residente en México, Margarita Labarca, quien, con el título “Carta de una anciana anónima a Gabriel Boric”, publicada en este medio con fecha 19 de agosto, le explica la realidad de Cuba de manera muy didáctica. La nota del médico Pablo Sepúlveda Allende (nieto del presidente mártir), titulada ”El doble estándar en D.D.H.H. Carta abierta a Gabriel Boric y a la izquierda ‘nice’”, publicada el 23 de agosto, es un verdadero ensayo de sociología política, que ojalá le permita a Boric y a la “izquierda nice“, aprender que antes de hablar estulticias, es necesario informarse de fuentes alternativas a las voces del amo imperial y, sobretodo, leer un poquito de historia, por lo menos de Iberoamérica. La tercera nota, “Humanista Boric: piense Ud. un poquito”, pertenece al periodista Ismael Llona, se publicó el día 27 de agosto, e invita a Boric, como su título lo indica, a pensar, aunque sea un poquito, es decir, al igual que las notas anteriores, es una pieza de historia y un excelente ejemplo del “referente empírico” (Marx dixit) imprescindible para cualquier interpretación de la realidad socio-política de un país determinado.
Lo más destacado que identifica a los tres artículos en comento, es que sus autores residieron en Cuba durante varios años y, para más razón, Pablo Sepúlveda Allende, actualmente, vive y ejerce su profesión de médico en Venezuela.
En síntesis, esta nota, es sólo un pequeño aporte para ratificar con hechos concretos, expresados justamente por la prensa canalla, que creyendo que puede embaucar incautos, “denuncian” que en Venezuela no hay libertad de información.
Es así como en un artículo publicado por el diario El Mercurio con fecha 6 de mayo de 2015, cita a un “brillante” politólogo, que denuncia que “el chavismo consolida su hegemonía mediática” y entrega las irrefutables pruebas con las contundentes cifras que demuestran “un desbalance en los medios”:
En cuanto a los periódicos, el 56% de ellos serían “privados independientes”; 15% “privados inclinados al PSUV”; 8% “públicos” y 21% “no fue posible definir tendencia”. (Esto último huele a oposición).
Respecto de los canales de televisión, el 46% sería de “privados”; el 17% “público” y el 37%, “comunitarios”.
¡Cómo quisiéramos que en Chile se diera esta falta de libertad de expresión!
Para confirmar que en Venezuela no hay libertad de expresión, le envío con afecto (no mucho, eso sí) a Gabriel Boric este cuadrito (tomado de POLÍTIKA).
Y para demostrarle que en Estados Unidos de Norteamérica sí existe libertad de expresión, y aunque ya se ha publicado en este mismo medio, le envío este enlace. Que lo disfrute.