Diciembre 8, 2024

Francia, campeón con un equipo de meteques

Viví diez años, como exiliado, en Francia. Gracias al valor del Presidente de la República, Salvador Allende, que murió en la lucha – a diferencia de muchos otros líderes que huyen, y bien apertrechados con el dinero del Estado – y la vida y muerte de Allende provocaron un movimiento de solidaridad sin parangón en el mundo.

 

 

En el caso de los chilenos, Francia fue una verdadera tierra de asilo, pero no es el mismo tratamiento que los franceses dispensan a los inmigrantes de sus colonias. A comienzos del siglo XX, a los senegaleses, por ejemplo, los presentaban en circos y zoológicos, incluso, hubo una huelga de estos personajes, rápidamente solucionada por los empresarios, so pena de perder plata.

Los árabes, venidos de Argelia, Marruecos y Túnez – el Magreb -, la mayoría de ellos franceses al pertenecer a la tercera generación, en la actualidad son bastante mal tratados, incluso, marginados en las afueras de París – antes el cinturón rojo – debido al predominio de los comunistas en las municipalidades de esas zonas, (hoy, muchos de ellos, votan por el Partido Frente Nacional < no es muy difícil pasar de rabanito a fascista, como de ultraderechista a ultraizquierdista>).

Francia perdió su imperio colonial, primero en Vietnam, luego en Argelia, (aún le quedan algunas colonias en América Latina, (Guadalupe, La Martinica, la Guyana francesa,  se ubica Cayena, prisión en donde pagó condena el capitán Alfred Dreyfus, protagonista de uno de los escándalos de racismo  más notable en la historia de Francia).

En la guerra de Argelia el ejército francés utilizó métodos de tortura, que luego fueron imitados por las policías políticas de las dictaduras latinoamericanas. Esta guerra ha dejado heridas hasta hoy.

La policía anti-motines hace, permanentemente, lo que ellos denominan “ratonadas”, especialmente en los barrios árabes y/o habitados por inmigrantes de color; a los árabes les llaman “ratones” término no muy simpático para referirse a ellos.

Antiguamente, en la televisión de los países colonizadores siempre había un presentador negro como lector de noticias, sólo con la idea de engañar a los televidentes demostrando que las naciones más “civilizadas” había tolerancia e inclusión racial. En Francia, a los extranjeros se les llama “meteques”, (una canción de George Basand que comienza “…con mi tinta de meteque”,  (en Francia, los exiliados celebrábamos la fiesta del meteque).

Impresionó mucho a la gran mayoría de los aficionados al futbol el hecho de que los participantes de los equipos de Francia, Inglaterra y Bélgica tuvieran varios jugadores, hijos de habitantes de sus antiguas colonias: en Bélgica, por ejemplo, uno viene del Congo, país donde los colonos se ensañaron habitantes originarios. Los comentaristas gozan al destacar que en el equipo campeón de la Copa del Mundo, Rusia 2018, los franceses jueguen con sólo cuatro franceses de origen.

Sería muy  loable que el juego limpio de la Copa del Mundo se prolongara ad aeternum, y la ausencia de racismo fuera un ejemplo a seguir en la cotidianidad, especialmente de Bélgica, Francia e Inglaterra, pero por desgracia, esta no es la realidad y, como en los cuentos infantiles, a la medianoche la hada madrina perderá sus poderes.

 En Bélgica, históricamente ha habido una lucha permanente entre flamencos y Valones, unos hablan flamenco y los otros, francés; el entrenador de futbol se alternaba entre las dos nacionalidades, y como se eligió esta vez a un español – no habla ninguno de los dios idiomas – se optó por el inglés como el idioma común.

En mis diez años de exilio, (no tuvieron nada de “dorados”), ejercí varios oficios manuales, para los cuales soy muy mal dotado: fui guardián de supermercado y de museo, aseador de oficinas de una empresa atómica, aquí mi jefe, un refugiado español, me dijo que iba a aprender la historia de la escoba. Mi partido, la Izquierda Cristiana, que en Chile era ultraizquierdista, en Francia sólo fue apoyado por la extrema izquierda de ese país, Rouge y Lucha Obrera, unos troskos que, de tanto leer sobre Chile y Allende, sabían más que nosotros, y gracias a ellos recorrí, prácticamente, todo el país.

Este mundial Rusia 2018 se caracterizó por la calidad de sus equipos y por lo estrecho de las definiciones, muchas de ellas a penales. Salvo en la final entre Brasil y Suecia, en los lejanos años 60 del siglo pasado, no había habido una final con tantos goles, como la de Francia con Croacia.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

15/07/2018            

 

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