Diciembre 4, 2024

Los inmigrantes, como el nuevo chivo expiatorio

Maquiavelo tenía mucha razón al definir a los seres humanos como viles, egoístas, capaces de vender a su padre por la codicia, y lo único que los mueve es  amor al poder y al dinero. Los migrantes, es decir, las personas de países pobres, gobernados, algunas veces, por tiranos, y dominados por bandas de narcotraficantes, que Habitaban en barrios donde la vida peligra cotidianamente, se ven obligados a emigrar para poder sobrevivir y, al menos tratar de buscar un poco de dignidad en países ricos, como Estados y Europa.

 

 

En el reinado del neoliberalismo, tanto en Estados Unidos, como en los países de Europa e, incluso, en América del Sur, gana  las elecciones una extrema derecha que es tan o más radical que  el fascismo de Mussolini o el nazismo de Hitler, (no olvidemos que ambos dictadores triunfaron en elecciones). Los miserables europeos están aterrados por la ola actual  de inmigrantes, que provienen de países en que las intervenciones militares terminaron por destruir el Estado para generar el reino del caos.

En Italia gobierna la ultraderecha junto al populismo del movimiento Cinco Estrellas. El ministro  del interior Matteo Salvini se dio el lujo de cerrar todos los puertos italianos para impedir el ingreso del  barco  Acuario 225 inmigrantes quienes, al final, fueron admitidos en la Comunidad Autónoma de Valencia, aprovechando el hecho casual de la caída del gobierno de Mariano Rajoy, y el nombramiento como Presidente de Gobierno del socialista Pedro Sánchez, que está interesado en mostrar una imagen progresista.

En el caso de Estados Unidos, hasta ahora, los blancos anglosajones y protestantes representan el 60% de la población, pero dentro una o dos décadas, la mayoría de la población corresponderá a afroamericanos y a  lo que ellos llaman “hispanos”. Este panorama aterra no sólo al multimillonario Trump, sino también a ese 53% de Republicanos que siguen apoyándolo.

Gracias a ese norteamericano blanco, anglosajón y protestante, Trump pudo ganar las elecciones presidenciales en los Estados claves, que lo hizo Presidente, aun cuando fue derrotado en la elección popular.

Algunos de los comentaristas políticos sostienen que lo peor que le puede pasar a un país es que un Presidente se esmere en cumplir su programa de campaña, y Trump lo está haciendo con creces. El lema “América primero”, el odio a musulmanes, negros y latinos, el tratar a El Salvador, Guatemala y Honduras como “hoyos de mierda”, a los inmigrantes árabes y latinos, como violadores, traficantes y ladrones, no sólo representa lo que auténticamente piensa Donald Trump, sino y sobre todo, sus partidarios, que aun cuando lleve a cabo la peor de las barbaridades, permanecerán fieles.

Trump se juega el pellejo en las próximas elecciones del mes de noviembre, en que deben ser votados la totalidad de los miembros de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.  Estados pasa por un muy buen momento económico, lo cual podría poner en peligro el triunfo del dividido Partido Demócrata, en la Cámara de Representantes.

Quienes desconocen la mentalidad del fanático – de ultraderecha o de ultraizquierda, sea Hitler, Stalin o Mussolini, y ahora Salvini y Trump, considerarán el brutal tratamiento a los niños y a los inmigrantes como un error que puede enajenarle el apoyo de sus partidarios, pero nada más falso, (por ejemplo, el asesinato   de Mateotti terminó por afianzar la dictadura de Mussolini; y la persecución de los judíos  por entregar a Hitler el  amor  del pueblo alemán).  La negativa de Salvini de recibir un barco con inmigrantes africanos finaliza  por asentar popularmente el gobierno de ultraderecha.

Aunque parezca un cuento de terror, hay un 50% de seres miserables y sin entrañas que apoya la brutal y despiadada política de “tolerancia cero, de criminalización de los inmigrantes centroamericanos y la separación de los niños de su familia directa”, del gobierno de Trump.

De no haber sido grabado el audio con los llantos y súplicas de los niños, encerrados en jaulas, verdaderos campos de concentración, la criminal política de Trump no hubiera sido conocida por países y personas con un poco de corazón, que aún existen en el mundo.

El rechazo generalizado de los países del mundo y de un importante sector norteamericano en particular ha hecho posible que el fanático Presidente norteamericano  retroceda, en apariencia, a sus criminales e inhumanos dictámenes: en el fondo, el decreto que firmó para revertir la medida de enjaular a los niños sirve para poco, pues sometiendo a sus progenitores a juicios criminales, los niños quedarían siempre separados  de sus padres.

La estupidez y sevicia de los blancos, anglosajones y protestantes los ha conducido, (como en el caso del fiscal Jeff Sessions quien tomando una frase fuera de contexto de San Pablo, dijo que “el cristiano debe respetar siempre la autoridad y la ley”, olvidando aquella de Cristo que “quien escandalice a un niño, más le valiera colgarse una piedra de molino  y lanzarse al mar”; que un guardián de frontera yanqui, que en broma, ante el llanto de los niños, dice que “falta un director de orquesta, los ha convertido en crueles abusadores y débiles mentales.

Tanta conmoción  ha causado el clamor  de los niños enjaulados que tanto personajes importantes del gobierno de Trump, como la ministra de Seguridad Nacional Kirtjen fue funada en un restaurant mexicano, y la dueña de otro restaurant tuvo que rogarle a la portavoz de Trump  Sarah Sanders que abandonara su local.

Si los Demócratas ganaran ambas Cámaras del Congreso, de seguro, Trump sería juzgado y obligado a abandonar la Casa Blanca.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

24/06/2018

  

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