"Juré nunca estar en silencio cuando y donde los seres humanos soporten el sufrimiento y la humillación. Siempre debemos tomar partido. La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio alienta al torturador, nunca al atormentado". Elie Wiesel (1928 – 2016). Asertivo pensamiento, especialmente su última línea: “el silencio alienta al torturador, nunca al atormentado”.
Los comandantes civiles del pinochetismo no se han jubilado… allí están, tratan de regresar al aparato público a través de las designaciones del gobierno piñerista. Alberto Cardemil lleva el estandarte y estuvo muy cerca de haberlo logrado, pero la creciente presión ciudadana contra el nombramiento de quien fuera asesor directo del dictador Pinochet en la década de los 80, hicieron que el gobierno desistiese de la medida, designando en el cargo de gobernador de Cauquenes a quien oficiaba como Seremi de Vivienda en la misma provincia, Luis Vignolo. Sin embargo, es solamente uno de los tantos embates que el pinochetismo realiza a diario en La Moneda.
Lo delicado de este asunto es que en la casa de gobierno se le abren las puertas a esos nostálgicos vástagos del dictador y se les escucha… en algunas ocasiones se les cree y se les apoya, como ha ocurrido con algunos seudo demócratas que han salido del clóset político mostrando y demostrando que siempre fueron adictos al régimen dictatorial, como es el caso de Enrique Correa, Jaime Ravinet, Jorge Burgos, Mariana Aylwin, Roberto Ampuero y algunos otros que durante dos décadas de concertacionismo mantuvieron oculta su tendencia verdadera, en la que el neoliberalismo salvaje –parido por los Chicago Boys- es la piedra angular del sistema que, a nivel planetario occidental, parece haberse transformado ya en una especie de civilización.
Algunos de esos ciudadanos son incluso contratados por el gobierno para trabajar política y técnicamente en beneficio de los ideales predadores del capitalismo transnacional. Mariana Aylwin y Roberto Ampuero son los más conocidos públicamente. Pero, hay otros, como por ejemplo el escritor Rafael Gumucio, que según publica el Portal de Transparencia del Ministerio de Culturas, Artes y Patrimonio se desempeñará allí –hasta el 31 de diciembre de 2018- en calidad de asesor, “creando mensajes comunicacionales y discursivos para el relato respecto a la nueva institucionalidad” (sic).
Muchos chilenos creyeron que –bien o mal- el gobierno de Michelle Bachelet había logrado ‘humanizar’ el sistema de marras, aunque de manera mínima y débil, pero apenas arribó nuevamente la derecha al palacio de Toesca las cosas cambiaron y el regreso al neoliberalismo salvaje fue decidido y profundo. Era el resultado de una realidad preconizada por muchos expertos, y fue la propia centroizquierda quien se encargó de allanarle el tránsito hacia el sillón de O’Higgins. La atomización a nivel de “archipiélago” partidista de ese sector de la política nacional fue miel sobre hojuelas para la mega empresa y para los clasistas predadores que desean un Estado inexistente, o bien una autorización ‘legal’ para hacer y deshacer a su arbitrio en materias económicas y laborales.
Ahora bien, si se reflexiona brevemente sobre lo que concierne a la economía (o a la plataforma ideológica que la derecha plantea para la ciencia social llamada Economía), se llega inexorablemente a la conclusión que a ese sector de la escenario político interesa exclusivamente el “crecimiento y desarrollo de la empresa”, más allá de los costos sociales y medioambientales que ello pueda impetrar. ¿La gente? ¿El pueblo? Cada día va adquiriendo mayor certeza que un gobierno derechista, como el actual, realizará siempre ingentes esfuerzos por dañar a la gente haciéndole más y más cara la vida en beneficio de los dueños de todo.
¿Un ejemplo reciente, que no sea de aquellos añejos y archi conocidos? Veamos este. El ministro de Hacienda, Felipe Larraín, ha sacado un nuevo conejo del sombrero de los predadores. Desea establecer coro de impuestos a servicios como UBER, NETFLIX y SPOTIFY. “Queremos emparejar la cancha”, dijo. ¿Emparejarla en beneficio de quién? Obviamente, de las mega empresas.
¿Más ayuda fiscal todavía, más de la que ya graciosamente tienen? Impuestos risibles por lo exiguos; lobby desatado; ‘amiguismo’ traducido en privilegios –con parlamentarios-; Negociación Colectiva a la que accede sólo el 8% de los trabajadores; sindicalización considerada por este gobierno y por los empresarios casi un delito o una acción semi anarquista/marxista/leninista.
Pero, cuando al ministro Larraín se le preguntó en dos oportunidades en el mismo punto de prensa si Netflix, Amazon y otros servicios estaban operando legalmente en Chile, respondió: “no lo tengo claro”. ¿Y pese a ello tratará de “emparejar la cancha” a favor directo y exclusivo de las mega empresas que fueron quienes reclamaron por una supuesta “competencia desleal”. ¿Entonces, por qué y cómo cobrará el fisco impuestos a actividades que no son legales? Seguramente, el hecho de pagar impuestos otorgará inmediata legalidad a cualquier acción. El dinero por sobre la ley. Obviamente, ese impuesto lo pagarán los usuarios…las empresas no perderán un solo peso; por el contrario, aumentarán el costo del servicio incrementando el cobro y asunto terminado. ¿Emparejar la cancha, a favor de quién? ¿De la gente? Permítanme una leve sonrisa.
El neoliberalismo salvaje ha retornado en gloria y majestad. Con una izquierda desunida, atomizada, será difícil detener el desarme de las escasas providencias que aún restan en beneficio de la mayoría del pueblo, pues para ello –para evitarlo- se requiere contar con una oposición que no sólo cuenta con una izquierda que esté unida, sino también convencida de cuán dolorosas son para la sociedad civil la tragedia y la maldad que contiene ese desame realizado por la derecha.
Es tan profunda la brecha que divide hoy a los referentes y tiendas de la ribera izquierda del escenario político, que personajes como el ex ministro Francisco Vidal están apostando a soluciones de mediano plazo. Vea usted lo que “Pancho’ Vidal –hombre sin duda sagaz e informado- escribió en su columna en el diario El Mercurio, respecto de las elecciones municipales y regionales del año 2020.
“…han surgido propuestas tanto del Frente Amplio como de la Democracia Cristiana para que en las próximas elecciones municipales se reforme la ley orgánica constitucional de municipalidades para establecer una segunda vuelta en dicha elección. Dicha propuesta ignora que la derecha ya se opuso en el 2001 y se opondrá en el presente, porque dicha alternativa, y de acuerdo a las cifras, la deja en minoría en gran parte de los municipios del país en la elección de alcaldes y alcaldesas, así como de gobernadores regionales”.
Faltan más de dos años para esos comicios. En el ínterin, ¿la centroizquierda ‘oficial’ dejará que la derecha continúe haciendo las de quico y caco en beneficio de los poderosos de siempre y en detrimento del pueblo de siempre? ¿Continuará jugando a ser espectador ‘neutral’? Permítame, amigo lector, terminar esta nota con la frase de Elie Wiesel, con la cual comenzamos las presentes líneas:
“La neutralidad ayuda al opresor, nunca a la víctima. El silencio alienta al torturador, nunca al atormentado”.