Septiembre 20, 2024

En Singapur Trump reconoce a China como el hegemón regional de Asia

Hace pocos días atrás el académico estadounidense Daniel R. Russel escribió un artículo en la revista ForeignAffairs. En él, Russel hace una devastadora crítica a la conducta que el presidente Trump tuvo en Singapur.

 

 

Se señala con indignación que, en esta reunión entre el líder de Corea del Norte, el que tuvo un rotundo éxito fue Kim Jong Un. Se señala que el presidente hizo enormes concesiones y que la historia probablemente juzgará a este evento como la peor negociación que un presidente estadounidense ha tenido en los tiempos modernos. [i]

         Russel parte señalando que desde la Casa Blanca Trump le aseguró al pueblo estadounidense que ahora se podía confiar en el líder norcoreano. A esta solemne presentación presidencial se agregaba una corta película con música de fondo majestuoso donde el locutor señalaba que este era el comienzo de una historia donde por fin nacía la paz. Russel reconoce que en verdad esta fue una reunión histórica pero que al mismo tiempo esta fue un gran fracaso para los Estados Unidos. Se indica que ningún presidente anteriormente pensó que era prudente ir a una tan importante reunión con tan poca preparación y en términos tan favorables para el adversario. Pero lo que es mucho peor, fue la promesa que Trump hizo de descontinuar, unilateralmente, los ya tradicionales ejercicios militares entre Estados Unidos y Corea del Sur.

         Por su parte, el líder de Corea del Norte, ahora puede decir que en Singapur ha conseguido lo que su padre y abuelo nunca pudieron obtener. En otras palabras, adquirir primero armas nucleares, luego obtener aceptación internacional a dicho evento y finalmente ser nombrado como un “par muy honorable” por el líder de la civilización occidental. Russel agrega que la declaración conjunta hecha después de la reunión contiene sólo generalidades. Tales como abandonar eventualmente las armas nucleares y luego ofrecer la vieja promesa de “trabajar hacia una completa desnuclearización”. Russel afirma que todo esto no es ningún progreso desde el punto de vista occidental. Además, no se mencionan los cohetes balísticos, las armas químicas, la guerra cibernética, la proliferación nuclear y la falta de derechos humanos en Corea del Norte. Se agrega que la declaración de terminar con las armas nucleares no servirá para nada y esto debido a la larga historia de violaciones a su palabra que Corea del Norte invariablemente ha hecho en el pasado.

         La prioridad del líder de Corea del Norte era reducir las sanciones y eliminar totalmente el riesgo de un ataque preventivo de parte de los Estados Unidos. Es decir, el uso de la estrategia llamada “nariz ensangrentada”. Todos estos objetivos fueron alcanzados por el líder norcoreano en esta reunión, y en ella él no fue obligado a abandonar su famosa “espada atesorada”, o sea sus armas nucleares y cohetes. También el líder norcoreano buscaba la posibilidad de conseguir un tratado de paz que entre otros puntos importantes perseguía el fin de los ejercicios militares entre Corea del Sur y los Estados Unidos. Esto también incluía la retirada definitiva de las tropas estadounidenses de la península coreana.    También se esperaba terminar con el aislamiento de Corea del Norte y sus estatus como “país paria”. Adicionalmente se esperaba obtener asistencia económica y abundantes inversiones en términos favorables para asegurar que el régimen siguiera firmemente bajo el control del líder comunista. El líder norcoreano también esperaba dividir el frente anti norcoreano formado por China, Japón, Rusia, Corea del Sur y Estados Unidos. También se esperaba fortalecer la posición del líder surcoreano, el cual es ampliamente favorable a un entendimiento pacífico con Corea del Norte. El líder surcoreano dirige un sector político, hoy mayoritario y que busca la acomodación pacífica con Corea del Norte, aún cuando este retenga sus armas nucleares. Este sector dominante en Corea del Sur también ve la alianza con Estados Unidos, como un obstáculo para el acercamiento definitivo de las dos Coreas.

         Todos estos espectaculares resultados de la reunión de Singapur, ha creado un enorme y trascendental éxito para el líder norcoreano. El profesor Russel se pregunta: ¿y qué hay de las sanciones? Se recuerda que Trump mencionó que hay 300 poderosas sanciones en su bolsillo para el caso que Corea del Norte no cumpla lo prometido. Pero Russel recuerda que en la realidad Estados Unidos ha utilizado estas sanciones en los últimos 10 años, pero no ha conseguido ninguno de los resultados esperados. Se agrega además, que las posibilidades de que Rusia y China aprueben nuevas sanciones en el Consejo de Seguridad de la ONU, son totalmente nulas. La verdadera presión y sanciones efectivas podría provenir de China, pero después de las dos últimas reuniones del líder norcoreano con el líder chino, está más que claro que China no hará nada de esto. China y Corea del Norte en los últimos meses, han vuelto a ser estrechos aliados. Como consecuencia, la actitud china hacia Corea del Norte ha cambiado radicalmente. En los dos últimos viajes de Kim a China, se pudo ver que China lo trató como un viejo amigo. Está más que claro que las presiones que China hizo anteriormente, ya son historia. Por lo tanto, las verdaderas sanciones contra Kim ya han dejado de existir.

         El profesor Russel continúa su trabajo señalando que existe una idea en Washington de que las amenazas que Trump ha hecho, de usar la estrategia de la “nariz ensangrentada” o sea un ataque preventivo a las instalaciones nucleares de Corea del Norte, han dado resultado. Kim está asustado y esta es la verdadera razón por la cual aceptó asistir a Singapur. Russel con fuerza señala que esto es sólo un mito inventado por la administración Trump. Además, se agrega que si este nuevo romance entre Kim y Trump termina frustrado, será imposible para Trump realizar este ataque preventivo debido ya a la exitosa campaña de entre “encanto y bondad” que exitosamente ha realizado Kim. Ahora, un ataque preventivo, sería violentamente resistido por China, Corea del Sur y la comunidad internacional. Es Corea del Sur la que más sufriría con la inevitable respuesta nuclear de Kim. Por lo tanto, es ahora ese país, el que más se opone a una acción militar por parte estadounidense. Una actitud similar ya se vio cuando hace tiempo atrás, los Estados Unidos trataron de instalar en Corea del Sur, cohetes defensivos de gran altitud. Hoy día las encuestas señalan que Kim en más popular que Trump en Corea del Sur. Por todo esto es muy difícil imaginar un ataque preventivo a las armas nucleares de Corea del Norte. Sin el apoyo de Corea del Sur, está más que claro que el riesgo de la “nariz ensangrentada” ya no existe para corea del Norte”.

         El país comunista ha tenido un gran éxito que va más allá de sus más utópicos sueños. El más importante de ellos era terminar con los ejercicios militares conjuntos entre Estados Unidos y Corea del Sur. El presidente Trump ha calificado estos ejercicios como “gastos horribles, caros e innecesarios”.  Por su parte Corea del Norte ha calificado a estos ejercicios como “juegos de guerra altamente provocativos”. Trump entregó esta poderos carta, sin pedir nada de vuelta. Podría haber pedido la suspensión de los ejercicios militares de Corea del Norte, o el término de su programa de lanzamiento de cohetes o el fin de la fabricación de nuevas armas nucleares. Un objetivo de largo plazo de Kim es conseguir que los Estados Unidos entren en negociaciones de paz que definitivamente terminen la alianza entre Estados Unidos y Corea del Sur. Por supuesto todo esto incluye la salida de todos los soldados estadounidenses de la península coreana. Pero esto puede ser innecesario ya que el presidente ha afirmado varias veces que ha decidido “sacar todos sus soldados de Corea” ya que ello representa un enorme gasto para su país. El profesor Russel se pregunta ¿Cuál líder está más motivado para sacar las tropas de Estados Unidos de Corea, es Kim o Trump? El autor también hace mofa de la gran confusión que produjo tanto en la casa presidencial surcoreana y también en las oficinas del alto mando de la fuerza de Estados Unidos en Corea. Cuando Trump lanzó su anuncio de sacar a sus soldados, al parecer todos estaban perplejos.

         Trump al reunirse con Kim, lo ha transformado en un líder que otros líderes tales como el presidente chino, el presidente ruso y el primer ministro japonés muy pronto tratarán de negociar con él. Trump ha transformado a Kim de un miserable bandido y criminal, en un líder que es preciso conocer, negociar y respetar. Naturalmente todo este espectáculo de Singapur ha fortalecido enormemente el poder y prestigio de Kim en su país y también ha legitimado sólidamente el estatus de Corea del Norte como el nuevo poder nuclear. Con todo esto está muy claro que a Kim se le está ofreciendo el modelo paquistaní y no el modelo libio. Como conclusión es preciso reconocer que el arsenal atómico de Kim no es para nada inferior al que éste tenía en noviembre del año pasado, cuando Kim lanzó un cohete que podía llegar a los Estados Unidos. Es por todo esto, que todos estos acontecimientos recientes hacen que la reunión de Singapur pase a la historia como el lugar donde se reconoció a Corea del Norte como legítimo poder nuclear.

         A continuación, el profesor Russel se pregunta ¿Cómo le fue a Estados Unidos en Singapur? El objetivo declarado de la administración Trump era la desnuclearización total de Corea del Norte. Es verdad que este objetivo central fue comunicado al mundo con tres visiones distintas. Primero está el modelo de Bolton, o sea, la solución que se le dio a Libia, en otras palabras, desnuclearización y luego exterminación. Luego está el modelo de Pompeo (CVID) o sea completa, verificable e irreversible desnuclearización. Finalmente está el modelo del presidente Trump que se puede describir como “tómese el tiempo que necesite para desnuclearizarse”. Esta es la versión que finalmente prevaleció sobre las otras. Pero lo que es aún más importante, es que Trump señaló con mucha fuerza y convicción que Corea del Norte, no está en el vecindario de Estados Unidos y que sí está en el vecindario de China, Japón y Corea del Sur. Por lo tanto, son estos tres países los que tendrán la responsabilidad final por obtener la desnuclearización de Corea del Norte. En otras palabras, aún cuando Russel no lo dice, Trump está adoptando las recomendaciones que hacía Samuel P. Huntington 25 años atrás. Para Huntington Corea del Norte está en el área de influencia China, como consecuencia, China es el hegemón regional y el principal responsable por resolver este problema. [ii]

         Lo que Estados Unidos consiguió con la reunión de Singapur es volver al comienzo cuando hace muchos años atrás, se iniciaron las negociaciones para desnuclearizar a Corea del Norte. Esto fue bueno, pero lo que no es bueno, es que Trump puso el carro antes que el caballo al comienzo de las negociaciones y así desperdició absurdamente su ventaja inicial. En otras palabras, se hicieron enormes concesiones antes de lograr ningún objetivo significativo. Luego de este brutal error, Trump procedió de nuevo a comprar el mismo caballo. Esto se hizo al dar concesiones a cambio de simples promesas. El profesor Russel termina su ensayo indicando que sólo futuras y estrictas verificaciones serán el verdadero test o prueba de que una desnuclearización efectivamente se haya producido. Este test vendrá cuando inspectores internacionales puedan verificar que las declaraciones del gobierno de Corea del Norte son la verdad, toda la verdad y nada más ni menos que la pura verdad. Este tipo de verdadera verificación Corea del Norte nunca lo ha aceptado. No obstante, este es el único camino para la real desnuclearización de Corea del Norte y asegurar la paz y estabilidad en el noreste de Asia. Aquí termina el “paper” del profesor Russel.

         La crítica que se le puede hacer a Russel es que él no reconoce que su país ya no es el hegemón unipolar de la última década del siglo XX. La unipolaridad que comenzó con la caída de la Unión soviética a fines de los años 80 ya no existe. Estos en verdad fueron 10 breves años donde Estados Unidos fue el dueño del mundo, o sea el hegemón planetario, que podía hacer y deshacer a su voluntad en cualquier parte del planeta y nadie podía detenerlo. No obstante, esta unipolaridad sólo duró hasta el año 2001. El ataque a las torres gemelas en Nueva York y luego los años de empantanamiento en el Medio Oriente, demostraron con creces, que Estados Unidos no tenía las cuatro condiciones necesarias y suficientes de un verdadero hegemón global y unipolar. Estas características están descritas en trabajos académicos relacionados con el sistema internacional unipolar. Para ser un hegemón global de verdad, esta superpotencia debe tener ciertas similitudes al poder que tenía el imperio romano entre el siglo I y IV de la era cristiana o también al poder que tuvo el imperio chino por casi 2000 años antes del siglo XIX.

         Hoy día en el siglo XXI, para ser un hegemón global, se requieren cuatro características indispensables. Primero tener control y dominio al menos sobre la mitad del territorio del planeta. Segundo, tener dominio sobre una población superior a la mitad de la población mundial. Tercero, poseer una economía capaz de producir la mitad del producto bruto global y, finalmente, tener un enorme ejército movilizado equivalente a un soldado por cada 300 habitantes de la tierra. Hoy día esto equivaldría a tener un ejercito de no menos de 23 millones de soldados y estos localizados en los cinco continentes. Hoy día está claro que los Estados Unidos carecen de estas cuatro condiciones, y tampoco ninguna otra gran potencia regional las tiene. Por lo tanto, el mundo es multipolar y el poder está dividido entre ocho grandes potencias regionales. Al parecer el presidente Trump reconoce y es consciente de esta realidad, discutida y analizada extensivamente por Samuel P. Huntington, en su ya citado libre El Choque de Civilizaciones.  Esto explica con claridad la conducta que tuvo hace pocos días en Singapur.

         Se debe señalar que las críticas hechas por Russel a la conducta del presidente Trump en Singapur, es compartida por la inmensa mayoría de los académicos estadounidenses trabajando en el área de la ciencia política y particularmente en el área de las relaciones internacionales ¿Qué factores, causas o razones explican que la inmensa mayoría de la academia esté contra las políticas del presidente Trump? Para empezar a entender este problema es necesario remitirse a decisiones cruciales tomadas por la elite cosmopolita y neoliberal estadounidense a fines de los años 80 del siglo XX.

         A las empresas multinacionales en los Estados Unidos, esta elite les confió la importante tarea de crear un ambiente favorable a la globalización. Las multinacionales estadounidenses con suma inteligencia se las han arreglado para crear y financiar cátedras en relaciones internacionales y ubicadas en las mejores universidades del país. Los profesores ocupantes de dichas cátedras naturalmente apoyan la decisión que señala que Estados Unidos no sólo es el líder de la civilización occidental, sino que además tiene todo el poder necesario para asegurar que el orden mundial creado en 1945 sea respetado y obedecido por todos los países de la tierra. Para entender las razones por las cuales los líderes de las multinacionales estadounidenses hicieron estas inversiones académicas (chairs o sillas para profesores distinguidos y por supuesto muy bien pagadas), es necesario entender los gigantescos cambios que se han producido después de la caída de la Unión Soviética.

         En 1991, la elite cosmopolita neoliberal y globalizante, decidió que la hora había llegado para explotar racionalmente la economía del planeta. En otras palabras, una explotación similar a la que sufrió el mundo en las décadas anteriores a la primera guerra mundial en 1914. En este nuevo modelo neoliberal, las multinacionales occidentales se desplazarían a todos los rincones del planeta para explotar los recursos naturales y también la mano de obra barata de África. América Latina y particularmente Asia. Es en este tercer mundo en donde se produciría, productos y mercaderías baratas para ser consumidas por las masas del mundo desarrollado de occidente. Estos productos industriales y tecnológicos se producirían a muy bajos precios y de esta forma ayudarían a compensar la pérdida de puestos de trabajo y de salarios en las masas laborales del primer mundo. Con esta estrategia de industrialización acelerada del tercer mundo y de China e India en particular, los dueños de las empresas multinacionales, así como sus ejecutivos y empleados superiores se enriquecieron a niveles jamás antes alcanzados por la especie humana. Fue así como miles de individuos empezaron a gozar de niveles de vida muy superiores a los disfrutados por la nobleza europea entre los siglos XV y XVIII.

         Al mismo tiempo que estos empresarios, ejecutivos y empleados de las multinacionales se repartían la mayor parte del ingreso creado, esta nueva aristocracia del dinero al mismo tiempo bajó los salarios de los trabajadores aún produciendo en los países desarrollados. La amenaza de cerrar las fábricas en Estados Unidos y Europa, y trasladarlas al tercer mundo, especialmente en Asia, fue una amenaza suficiente para mantener las demandas salariales bajo control. Este tremendo poder del empresariado produjo la desintegración de los sindicatos obreros en el primer mundo. Fue así como trabajadores occidentales en Estados Unidos, Europa, Canadá y Australia empezaron a perder sus ingresos primero, y luego a perder también los servicios y beneficios que entregaban las instituciones del estado de bienestar creada por el presidente Franklin D. Roosevelt en los Estados Unidos y por los líderes europeos después de la segunda guerra mundial.[iii]

En gran parte, debido a la falta de ingresos adecuados en manos de las grandes masas occidentales, se produjo la gran crisis económica que por falta de demanda se desató entre los 2007 y 2014. Esta tremenda crisis fue el primer gran golpe que se le dio al poder de las multinacionales occidentales. El segundo gran golpe vino después cuando en casi todo el mundo occidental, se desató un poderoso movimiento antineoliberal, populista y nacionalista. Las clases trabajadoras (clases media y proletaria) se empezaron a dar cuenta del inmenso engaño y brutal estafa que les había provocado el neoliberalismo. Por lo tanto, estas masas perjudicadas se organizaron políticamente y empezaron a elegir gobiernos nacionales, populistas y proteccionistas en todo occidente, todo esto con el objeto de recuperar el ingreso y estatus perdido.

Fue así como en casi toda Europa (con la excepción de los países escandinavos, Holanda y Alemania), ya han caído en las manos de líderes populistas y nacionalistas. El Reino Unido se salió de la Unión  Europea y las masas populares del sur de Europa y también del Este de Europa, han caído en manos de gobiernos populistas. Un fenómeno similar se ha producido también en los Estados Unidos, con la elección del presidente Trump. Los nuevos gobiernos nacionalistas y populistas ya han botado al tarro de la basura, la ideología neoliberal y en su lugar han iniciado políticas de reconstrucción de su industria nacional y también de su protección. Están adoptando estas medidas proteccionistas para garantizar el éxito de la implementación de este proceso de reindustrialización.

Estos nuevos gobiernos nacionalistas, populistas y proteccionistas también han adoptado otras políticas anti globalizantes como la subida de tarifas aduaneras, nuevo control al movimiento de capitales y sobre todo, el rechazo a los inmigrantes provenientes de los países pobres. También han empezado a adoptar medidas para que sus empresas multinacionales vuelvan a sus países de origen y así creen nuevos puestos de trabajo. Como corolario de este nacionalismo proteccionista, algunos países europeos y particularmente los Estados Unidos, han tomado medidas destinadas a reducir la ayuda militar orientadas a proteger a las multinacionales ubicadas en el tercer mundo.

Es esta nueva ola populista, nacionalista y proteccionista la que explica por que el presidente Trump no tiene interés en seguir apoyando a las multinacionales estadounidenses produciendo en Asia, África y América Latina. Ha dicho en todos los tonos posibles que Estados Unidos está primero y por lo tanto ha llegado la hora de que estas multinacionales vuelvan a abrir sus fábricas en Estados Unidos y al mismo tiempo, vuelvan a pagar buenos salarios a los ciudadanos estadounidenses.

Es así como es preciso reconocer que la conducta y acciones del presidente Trump en Singapur, son congruentes con las verdaderas prioridades de su gobierno. América primero fue su grito de guerra en la lucha electoral y así las multinacionales esparcidas por el resto del mundo se verán obligadas a defender sus inversiones con sus propios recursos. Ya no podrán contar con las tropas estadounidenses para que estas defiendan sus mezquinos intereses económicos. Este mismo mensaje se ha dado a dueños en fábricas estadounidenses en México y otros países latinoamericanos. Los empresarios ven con pánico el triunfo de López Obrador en México. No obstante, el presidente les ha clarificado muchas veces, que los trabajadores viviendo en Estados Unidos están primero. Es por todos estos cambios que también Trump está tratando de reducir la inmigración de latinos en Estados Unidos. Las tropas estadounidenses no están para invadir Latinoamérica, pero sí ellas están para defender la frontera entre Estados Unidos y México y así ayudar a detener la migración latina que en las últimas décadas ha sido en parte responsable por la caída de los salarios de los ciudadanos estadounidenses. En conclusión, al parecer lo que asombra al profesor Russel, radica en el hecho de que por fin un candidato presidencial trate de cumplir al pie de la letra lo prometido a sus partidarios. Para que Estados Unidos se conduzca como el profesor Russel lo propone, sería necesario que, por arte de magia, de repente desparecieran de la faz del planeta, China, Rusia, Irán, Turquía, Paquistán, India, Brasil y Sudáfrica. Sólo sin estos hegemones regionales los Estados Unidos volverían al estatus de un único hegemón mundial y así sin problemas podría eliminar a Corea del Norte sin mayores consecuencias. Pero todo esto es solo un sueño. El presidente de los Estados Unidos está obligado a actuar de acuerdo a la realidad existente.

 

F. Duque Ph. D

Cientista Político

Puerto Montt, 18 de junio de 2018

 

 

 


[i]Daniel R. Russel “A Historic Breakthrough or a Historic Blunder in Singapore? Kim Jong Un May Have Outwitted Trump at the Summit” Foreign Affairs Vol. 97 N°4 July August 2018

[ii]Ver Samuel P. Huntington, El Choque de Civilizaciones y la reconfiguración del Orden Mundial Paidos, Buenos Aires, 1997; un par de años después el profesor Huntington dejó muy en claro que los Estados Unidos no eran el super hegemón dirigiendo y controlando un mundo unipolar. Señala textualmente que “el sistema unipolar tiene en su centro una sola superpotencia global, aquí no hay potencias mayores, importantes y poderosas; pero sí hay una gran cantidad de potencias menores. Como resultado de esto, el super poder hegemónico puede efectivamente resolver problemas y asuntos críticos en forma solitaria. Aquí no existe una combinación de potencias mayores que puedan impedir esta conducta unilateral. En la historia de la humanidad, sólo se dio algo cercano a la unipolaridad con el imperio romano en el mundo clásico y el imperio chino en Asia”.  S. P. Huntington “The Lonely Super Power”; Foreign Affairs, March-April 1999. Vol. 78 N° 2 pg. 35

[iii]El exceso de riqueza, sin el control de una sólida conciencia ética, invariablemente corrompe al ser humano. Esta ausencia de valores éticos básicos, impulsa a los humanos a cometer todo tipo de abusos y crímenes contra sus semejantes, particularmente contra individuos y clases sociales consideradas inferiores.Este crucial fenómeno ha sido extensamente analizado por una gran cantidad de pensadores y filósofos. Entre los más destacados se pueden citar a Adam Smith, Carlos Marx, Federico Engels, Max Weber, David McClelland Claudio Veliz y Tomas Pikketi, entre otros

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