Diciembre 12, 2024

Un antro de corrupción, la OEA; un nido de ratas, el Grupo de Lima, un matón de barrio, el canciller Ampuero

Además de ser el Ministerio de Colonias del imperio, la OEA se ha caracterizado por albergar a trigos no muy limpios -en cuanto a corrupción o inmoralidad se refiere-, y que han llegado a ser su secretario general. Para no ir tan lejos, comencemos por Alejandro Orfila, que desempeñó ese cargo desde 1975 hasta 1984, cuando tuvo que renunciar por corrupción.

 

 

En efecto, don Alejandro (no confundir con Arnaldo Orfila, director de la editorial mexicana Fondo de Cultura Económica y Fundador de la Editorial Siglo XXI), tuvo que renunciar a la Secretaría General de la OEA después de habérsele comprobado que junto con su gestión en dicha Secretaría General, cuyos honorarios ascendían a US$7.328.- mensuales, era agente de la multinacional de relaciones públicas Grey&Co., función que estaba bastante mejor pagada, con un monto de US$25.000.- mensuales. Además, don Alejandro Orfila fue muy criticado en la época, por los altos costos que le deparaban  las continuas “ceremonias” y banquetes que organizaba en el seno de la institución.

El 15 de septiembre de 2004, asume como secretario general el ex presidente de Costa Rica, Miguel Ángel Rodríguez, pero debe renunciar después de poco más de tres semanas de asumir el cargo, acusado de haber recibido sobornos de la multinacional francesa Alcatel, cuando era presidente de su país, por una suma nada despreciable de 2.4 millones de dólares, como “premio” por la adjudicación de una compra de 400.000   líneas de celulares en 2001.

En 2005 asume nuestro compatriota José Miguel Insulza, cuya gestión dura hasta 2015. Sin embargo, en 2011, es cuestionado (con auditoría incluida) por el pago de “opiniones” verbales solicitadas a Enrique Correa, Heraldo Muñoz, y otros ex camaradas del MAPU.  Si bien esta actuación reñida con la probidad, es peccata minuta  al lado de las anteriores, la crítica por parte de los representantes de algunas países ante la OEA, se basaba en que era notorio que esas “opiniones” tenían como objetivo ayudar económicamente a sus amigos chilenos, en circunstancias que la OEA ese mismo año, terminaba con un déficit de más de 8 millones de dólares y con proveedores impagos.

Y hemos llegado a la situación actual, en que a partir de 2015 regentea la OEA el señor Luis Almagro Lemes (¿o Lames?), inmoral y abyecto personajes que cuando fue elegido, ostentaba el título de nada menos que ex canciller  del gran Presidente de Uruguay, Pepe Mujica, haciéndose pasar por “progresista” y  que debido a su actuación rastrera y de vasallaje ante el gobierno de Estados Unidos, ha sido tratado de traidor en su país y Mujica le ha retirado públicamente su amistad. Éstas son una pequeñas perlas para reseñar la bella historia de la OEA.

El Grupo de Lima.

Desde su creación, el llamado Grupo de Lima, estaba llamado a convertirse en un verdadero nido de ratas. Organizado y dirigido por el gobierno de Estados Unidos, el país más terrorista del mundo (Chomsky dixit ), está conformado por países cuyos gobiernos, en muchos casos, no han sido elegidos por la ciudadanía; otros ostentan el triste título de ser el país con más asesinatos de periodistas, líderes sociales, mujeres, jóvenes y población civil en general; otros con una corrupción galopante; otros arribados por escandalosos fraudes electorales, etc. En varios de ellos, están presentes todos estos bellos adjetivos.  Tal vez el gobierno que podría ser sindicado como la excepción,  que confirma la regla, sería el de Justin Trudeau, primer ministro de Canadá (no le llega ni a los tobillos a su padre), que hasta hace unos días admiraba a su gran amigo Donald Trump y que a partir de su escapada hacia Singapur, dejando con los crespos hechos a sus amigos del G7, ya no es tan admirado por tan selecto grupo.

Por lo pronto, ninguno de esos gobiernos cuenta con apoyo mayoritario de la población, es más, algunos  alcanzan  apenas el 3%, es decir, la nada misma. Y esos gobiernos se atreven, obedeciendo la voz del amo, a intervenir en contra de la soberanía de un país hermano, llegando incluso a tratar de suspender o expulsar a Venezuela de la OEA.

¿Qué es un grupo formado por gobiernos títeres, lacayos, yanaconas, abyectos, corruptos, vende patrias, asesinos, terroristas, violadores de derechos humanos, si no un nido de ratas?

El matón de barrio.

Es interesante comprobar, una vez más, cómo la prensa reaccionaria (no sólo en Chile, sino los medios del neoliberalismo internacional), alaban la actuación de algún representante de gobiernos de derecha en los foros de la comunidad internacional: “gran triunfo de Chile en la Asamblea General de la OEA, llevada a cabo en Washington.”

Si el gobierno de Chile  insiste que en la OEA obtuvo un triunfo por la tentativa y llevar la voz cantante para alcanzar los votos necesarios con el objetivo de suspender a Venezuela de dicha organización (objetivo que no alcanzó), quiere decir que se conforma con poco y que además, no valora la triste actuación de su incapaz canciller.

 

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Mientras la intervención del canciller Arreaza de Venezuela en dicho foro, fue mesurada, explicando la realidad de su país, la del señor Roberto Ampuero, fue destemplada, irritada, de una persona ofuscada, que está fuera de sí, al margen de toda convención diplomática,  y dedicada al ataque personal en contra del canciller venezolano. Su perorata es típica de un matón de barrio que se sabe apoyado por otros 18 miembros de la patota que más parecen integrantes de una barra brava,  arengados por su líder y que lo aplaudían a rabiar, hasta que el presidente de la Asamblea los hizo callar y les exigió más respeto en el seno del evento.

Sin embargo, en su ataque se le olvidó mencionar las aseveraciones del canciller Arreaza sobre que en Chile todavía estamos gobernados por la Constitución de la dictadura cívico-militar, se le olvidó responder sobre la represión de carabineros que entra en los liceos con una violencia desmedida, se le olvidó reconocer que Sebastián Piñera resultó electo sólo con el 25% del padrón electoral, debido a la alta abstención y que es la misma que critica en Venezuela.

De lo único que sí se preocupó fue decir que “mi presidente Piñera no participó en la dictadura militar; además, votó por el no”.

Efectivamente Sebastián Piñera, por lo que se conoce, no participó en el gobierno del dictador, y esto tiene dos explicaciones: primero, porque seguramente nadie se fijó en él para incluirlo en un cargo en esa administración y, segundo que pareciera ser la más plausible, porque Tatán estaba mucho más preocupado de formar empresas truchas con el objeto de estafar al Banco de Talca. Y en este sentido, es necesario destacar que si bien no participó en la dictadura, se benefició largamente de ella (igual que el señor Ampuero que se benefició del gobierno de Cuba y luego del gobierno de la RDA) , pues en un país serio y democrático, el señor Sebastián Piñera, por segunda vez presidente de este país, habría estado tras las rejas por un buen período de tiempo e impedido de ocupar un cargo público o de elección popular. En cuanto a que votó por el NO, como el voto se supone secreto, esa afirmación radica sólo en su palabra. Pero, le vamos a dar el beneficio de la duda y, si realmente es así (aunque fue el abanderado de Hernán Buchi, candidato de la dictadura en 1989), quiere decir que es un mal agradecido, pues si Pinochet y sus huestes lo salvaron de la cárcel, debió ser un eterno admirador de tan excelso personaje y prenderle velitas el día de su cumpleaños. No por nada, gracias a él y a su Constitución Política, pudo llegar a ser presidente de la “República” de Chile. 

Volviendo a la gran pieza oratoria del señor canciller Roberto Ampuero, ¿se habrá dado cuenta él y su gobierno, que los jueces de La Haya, como se sabe,  observan y analizan  el día a día del comportamiento internacional de los países que se enfrentan en diferendo en esa Corte Internacional de Justicia?, ¿qué opinión les merecerá la actuación del brillante canciller chileno en el foro internacional que significa la Asamblea General de la OEA? No señor Piñera, así no se hace diplomacia, eso lo puede hacer solamente mister Donald Trump, que es el jefe de imperio, aunque parece que ya hay varios países que no le están aguantando sus berrinches.

Por último, ¿cómo se las va arreglar el canciller Ampuero para defender en otros foros internacionales (mucho más serios e importantes que la OEA), cuando se le enrostre que Chile aplica  la ley antiterrorista para encarcelar, a toda costa y sin pruebas, a los habitantes de la etnia mapuche?, ¿cómo se las va a arreglar para defender al gobierno cuando se sigan violando los derechos humanos con la fuerte represión contra los estudiantes, contra las niñas y adolescentes mujeres que se manifiestan pacíficamente? Y, por su parte, el señor  ministro del interior ¿va a seguir vociferando que al fin se ha hecho justicia, porque se ha condenado a los terroristas del pueblo mapuche? El señor Chadwick entiende bastante del tema, no hay que olvidar que es uno de los 77 jóvenes de Chacarillas, que le juraron lealtad a Pinochet, por lo tanto cómplice pasivo ¿o lisa y llanamente activo?, de la dictadura y parece ser que añora aplicar los mismos métodos en “democracia” ¿Qué ha dicho el señor Chadwick sobre el robo del agua en Petorca, delito que deja sin agua, ni siquiera para beber, a los habitantes y agricultores de esa provincia? Y ya que le gusta tanto el término “terrorista”, ahí tiene un ejemplo claro de lo que es un delito de carácter terrorista y con pruebas claras y fehacientes.  ¿Existe algo más abyecto, cruel, y terrorista que el crimen de quitarle el agua a pueblos enteros?

Claro, es mucho más importante y en eso se les va la vida, que este país sea la punta de lanza para lograr una intervención militar en Venezuela, con las consecuencias que  de ello puede derivar.

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