Desde 1810 hasta hoy los Larraín han sido de los más prominentes dueños de Chile. En la Independencia se les llamaba “los 800”: había, al menos, un Larraín en cada uno de las distintas reparticiones del Estado colonial. Se sabe que los Larraín eran los grandes enemigos de José Miguel Carrera y de toda su familia, y todo por el poder. Hay de apellido Larraín de de cierta alcurnia y otros más discutibles como algunos descendientes, ubicados en el campo, (la más polémica de los Larraín es Kenita, la “gran economista chilena” y de la farándula, y Patricia Larraín, quien tuvo su pololeo con el Chino Ríos – el mediócrata de Vitacura -.
Hay que ser muy “Cándido” (Voltaire), para creer que el dinero del fisco corresponde, por derecho, a todos los chilenos, pues siempre la caja fiscal ha pertenecido a la plutocracia, que tiene “todo el derecho” a hacer uso del dinero de los impuestos como si fuera el propio, (“se justifica porque son los únicos que pagan tributos”).
El que un plutócrata evada impuestos – por ejemplo, los Carlos, de Penta – sólo demuestra su gran inteligencia en los negocios.
Jorge Alessandri, pariente de los Larraín, fue ministro de Hacienda durante el gobierno de Gabriel González Videla – odiaba a su papá, don Arturo, en ese tiempo presidente del Senado porque le era infiel su mamá -; don Arturo Alessandri gozaba de una “justa mesada”, regalada por la Cartera de Hacienda, pues era común en la plutocracia el uso de las chauchas del Estado como si fuera propio. Don Jorge siempre protestaba contra su padre porque despilfarraba ese dinero en prostitutas, cantantes de ópera y otras bellezas por el estilo.
En el mundo político actual el ministro Felipe Larraín, como dueño de la billetera fiscal “tiene todo el derecho de pagarse los pasajes y viáticos a Estados Unidos con la caja chica de la Subsecretaría”, para lucirse en la Universidad de Harvard y “dejar muy en alto el prestigio de Chile”, (no en vano es un doctor de esa prestigiosa casa de estudios). El hecho de que el costo del periplo sea de 4, 6 u 8 millones, es una bicoca para el propio ministro y para el fisco, ya que él ganaría mucho más en cualquier empresa fuese fiscal o particular.
Que un “roteque” diputado socialista se atreva a denunciarlo ante la Contraloría por mal uso de platas fiscales para asuntos privados, “demuestra lo envidiosos que son los izquierdistas”. El mismo Larraín declaró ante los medios de prensa sobre “lo bajo en que había caído la política chilena”.
Tanto Felipe Larraín como Sebastián Piñera no tienen la prudencia y el tacto para pedir, de inmediato, perdón a la ciudadanía, ya sea por nepotismo o por despilfarrar dinero del Estado – en este último caso, por un viaje personal -.
Si comprendiéramos que el hoy, más que nunca, es de los plutócratas, que incluye a rotos y mediócratas que pueden hacer uso del sufragio universal para elegirlos, incluso, por goleada – como ocurrió con Piñera en la segunda vuelta de las últimas elecciones presidenciales, no sólo justificaríamos al “gran ministro de Hscienda”, sino que también debiéramos felicitarlo por encontrar pasajes tan baratos a Estados Unidos, y en primera clase, sumado a un viático tan austero como 1.500 dólares.
Para dejar callados “a envidiosos”, Felipe Larraín asegura que tanto el pasaje como los viáticos van a ser reembolsados la ilustre Universidad norteamericana, y si algo falta por culpa del tacaño tesorero de Harvard, el lo pondrá de su propio bolsillo, así su sueldo sea “reguleque”.
La Contraloría fue creada por el Presidente de la República Juan Antonio Ríos, un radical ibañista, (que tuvo el mal gusto de nombrar al padre de Lucía Hiriart como ministro), pero hoy los derechistas dicen pestes del Contralor porque falló contra un protocolo del ministro el ministro de Salud, que permitía a las instituciones subvencionadas por el Estado ampararse en la objeción de conciencia en el caso de la ley del aborto.
Felipe Larraín, por el momento, no tiene nada que temer, pues la Contraloría se demora seis meses en emitir su fallo, mientras tanto, estará todo pagado, y los ciudadanos ya no recordarán lo acaecido con ese actual bullado caso y, más bien, estarán felices de que ministro economice plata fiscal así sea apretándoles el cinturón. “Para qué tanta alharaca, si la Presidenta Michelle Bachelet utilizó el avión presidencial para celebrar goles en Brasil”.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)
14/05/2018