El gran fraude climático, argumentos contra la geoingeniería (The Big Bad Fix), informe publicado por el Grupo ETC, Biofuelwatch y la Fundación Heinrich Böll, advierte que la geoingeniería (la manipulación del clima a gran escala) está ganando aceptación en países altamente contaminantes, como una “solución” tecnológica al cambio climático, ya que esos países se niegan a cambiar sus economías basadas en combustibles fósiles.
Por ello proliferan los programas y proyectos de investigación sobre geoingeniería, planeados y financiados por la industria e instituciones privadas, principalmente en los países que son grandes emisores de gases de efecto invernadero, como Estados Unidos, Reino Unido y China. El gran fraude climático analiza el contexto y riesgos de la geoingeniería, revela sus actores, intereses creados y las polítcas que subyacen al avance de esquemas tecnológicos a gran escala para manipular los sistemas naturales de la Tierra.
Pese a que es considerada muy peligrosa y hasta inaceptable para muchos expertos científicos y políticos, la geoingeniería se posiciona cada vez más en los debates y negociaciones sobre cambio climático, porque crea la ilusión de que hay atajos tecnológicos con los que se podría manejar los síntomas del cambio climático, sin tener que enfrentar las causas de raíz.
Sin embargo, como detalla el informe, la geoingeniería plantea muchos riesgos para la gente, los ecosistemas y la seguridad. Se basa en un consumo excesivo de tierra, agua y recursos, amenaza por tanto la seguridad alimentaria y erosiona el control democrático de los bienes comunes del planeta, también debido a que estas tecnologías las están desarrollando principalmente quienes buscan lucrar con patentes y desarrollos comerciales de las mismas. Por lo tanto, enfatiza el documento, es altamente probable que se incurra en daños irreversibles a la biodiversidad y a la integridad de los ecosistemas. También existen graves preocupaciones sobre la gobernanza de la geoingeniería, incluyendo el potencial que tiene de que se despliegue unilateralmente, el riesgo de conflictos ante la posibilidad de impactos adversos y daños colaterales en algunas regiones, y el riesgo de utilizar las tecnologías de la geoingeniería con fines hostiles.
La geoingeniería es una defensa peligrosa de un status quo fallido, no una necesidad técnica o científica. De hecho, las técnicas que la geoingeinería desarrolla tienen mayores posibilidades de empeorar que de resolver los diversos problemas ocasionados por el cambio climático. Asegurar que “debemos” desplegar la geoingeniería equivale a asumir que preferimos dañar irreparablemente nuestro planeta antes que alterar el sistema económico que beneficia sólo a los que se encuentran en la cima. Rachel Smolker, Co-Directora de Biofuelwatch.
El gran fraude climático se presentó en Nairobi, durante la 3a Asamblea de Naciones Unidas para el Medio Ambiente en el periodo previo a una reunión del Convenio sobre Diversidad Biológica (CDB) también de la ONU, en Montreal. La geoingeniería se encuentra bajo una moratoria de facto en el CDB, y la geoingeniería marina está prohibida por el Protocolo del Convenio de Londres sobre la Prevención de la Contaminación del Mar. Los autores del informe argumentan que esas decisiones se deben mantener y deben constituir el punto de partida de cualquier discusión legítima, internacional y democrática sobre la gobernanza de la geoingeniería.
La geoingeniería exacerbará el desequilibrio de poder global, creará ganadores y perdedores. Sería una locura permitir que un grupo de países tomaran control del termostato global. La gobernanza no debe entenderse como el establecimiento de regulaciones para legalizar y permitir el desarrollo de tales tecnologías. Prohibir tecnologías sumamente riesgosas y peligrosas es un enfoque legítimo y prudente hacia la gobernanza, como se la puso en práctica con el Tratado de Prohibición de las Pruebas Nucleares y la adopción por la ONU del Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares en julio de 2017 Silvia Ribeiro, Directora para América Latina del Grupo ETC.
En vez de poner el foco en arreglos técnicos, no probados, riesgosos, el informe llama a la implementación de una visión con justicia climática para limitar el calentamiento global por debajo de 1.5 °C.
Quienes proponen la geoingeniería alientan la ilusión de que podemos escapar de nuestras crisis climáticas sin tener que ajustar nuestros estilos de vida, que en muchos casos son altamente emisores de gases. Pero la realidad no es tan simple. Las técnicas de geoingeniería no sólo vienen con nuevos riesgos y efectos colaterales, sino que también distraen de la única solución probada para el cambio climático: la reducción radical de las emisiones de gases que cambian el clima. Antes de poner en marcha la geoingeniería, necesitamos regulaciones claras y vinculantes para esas tecnologías. Un marco internacional para la regulación debe basarse en un estricto principio de precaución, y las tecnologías con riesgos asociados que no son predecibles, justificables o manejables deben directamente prohibirse. Barbara Unmüssig, Directora de la Fundación Heinrich Böll.
El informe concluye que los numerosos riesgos de alto impacto que puede tener la geoingeniería, y los problemas políticos, sociales, culturales, económicos, éticos, morales, intergeneracionales y de derechos que implica, la vuelven inaceptable. Más aún, los autores argumentan que constituye una peligrosa distracción de las alternativas viables que se requieren urgentemente: reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero a corto plazo y transformar nuestras economías, para abrirle posibilidades a un futuro ecológica y socialmente sostenible y justo, en vez de confinar al mundo a una dependencia de largo plazo a tecnologías de alto riesgo, que además aún no existen.
El gran fraude climático brinda a los elaboradores de políticas, periodistas, activistas de organizaciones, movimientos sociales y otros agentes del cambio un panorama amplio de los actores clave, las técnicas y los foros relevantes en el discurso de la geoingeniería. Contiene un análisis sólido del contexto y la historia de la geoingeniería, de los diversos intereses que la conforman y estudios de caso de algunas de las tecnologías y experimentos más importantes. Llama a que se prohíban urgente e inmediatamente los experimentos a cielo abierto de Gestión de la Radiación Solar por su potencial para suspender los derechos humanos, la democracia y la paz entre las naciones. Argumenta en favor de una gobernanza de la geoingeniería que sea participativa e informada por un rigoroso debate sobre las políticas y las prácticas climáticas reales, existentes y justas. Es un llamado a la acción a un movimiento de movimientos, para oponerse masivamente a la geoingeniería como remiendo técnico para el cambio climático y por ser una amenaza a la paz mundial, la democracia y los derechos humanos. El gran fraude climático, (en inglés con el título The Big Bad Fix) se encuentra en castellano en la página del Grupo ETC, www.etcgroup.org/es y puede descargarse sin costo alguno.
Consultar el mapa interactivo de experimentos de geoingeniería: map.geoengineeringmonitor.org