Diciembre 4, 2024

La segunda vuelta, votar o abstenerse.

Si sumamos los votos de todos los candidatos presidenciales que son de izquierda y de centro, sobrepasan el 55%, por lo que Alejandro Guillier, tendría aritméticamente las mayores chances de ganar la segunda vuelta, puesto que los dos candidatos de derecha suman solamente casi 45%.

 

 

Pero la votación de izquierda no es traspasable tan fácilmente a Guillier, porque aquella juventud que se movilizó para votar por Beatriz Sanchez, no es muy fácil movilizarla para que vaya a votar en la segunda vuelta, aunque exista el peligro que gane Piñera. Por otra parte, si el electorado del Frente Amplio concurre a votar en la segunda vuelta, es impensable que pueda votar por Sebastián Piñera.

 

Sin embargo, por quién votar no es problema que debe preocuparnos con el electorado del Frente Amplio, sino el que pueda concurrir a votar.

 

Para que estos votantes se movilicen a votar, es necesario que Alejandro Guillier los convenza que no es lo mismo Piñera que Guillier, en razón que sería un gran retroceso en lo que hasta ahora se ha conseguido, como por ejemplo, que pueda derogar la recién aprobada ley de aborto, como Piñera ya lo había insinuado abiertamente.

 

Contra de este argumento, juega el hecho que es muy difícil que Piñera pueda aprobar políticas más conservadores o más neoliberales que las actuales, porque el está lejos de tener una mayoría en el Congreso Nacional, que le permita “revolucionar” las políticas más progresistas que hasta ahora se han aprobado, a menos que consiga el apoyo de una parte de la vieja Concertación, lo que no es fácil visto el peso de la bancada del Frente Amplio e incluso del PC. Desde ese punto de vista, al no ser Piñera un peligro en la aprobación de las leyes, una parte del electorado frente amplista puede pensar que no vale la pena ir a votar, porque no existe un real peligro de vuelta atrás si gana Piñera.

 

Si bien Piñera no contaría con mayoría parlamentaria que le permita refundar la República, pero existen numerosas medidas que no pasan por el Congreso Nacional, que dependen únicamente de las facultades del Presidente de la República. No olvidemos que la actual Constitución es muy presidencialista, porque fue hecha para que Pinochet gobernara aunque tuviera minoría en el Congreso Nacional, que además funcionaría en Valparaíso.

 

Entre las facultades del Presidente de la República, está la de disponer la administración de las empresas del Estado, y entre ellas, la más importante de todas, CODELCO, que le ha entregado al país más de US$ 120 mil millones de dólares, lo que es más que el impuesto a la renta de primera categoría que han pagado ABSOLUTAMENTE TODAS las empresas privadas que existen o han existido en Chile, desde 1971 a la fecha. Esa es la importancia de CODELCO.

 

Si bien Piñera no puede privatizar CODELCO, -para ello necesita una reforma constitucional con los 3/5 del Congreso Nacional-, si puede asestarle un golpe mortal, como ya lo hizo entre los años 2010 y 2014, cuando designó un directorio y Presidentes Ejecutivos de la Corporación que venían directamente de las transnacionales mineras, como Diego Hernández y enseguida Thomas Keller.

 

Durante la presidencia de Piñera, CODELCO se endeudó en más de US$ 10 mil millones, y además se perdieron en subfacturación más US$ 15 mil millones, que es precisamente una de las razones por las que interpusimos una querella por malversación en CODELCO. ¿Dónde está todo ese dinero? ¿En que se gastó?   Es lo que debería investigar la Fiscalía Centro Norte, pero no lo hace, solo le interesa los juicios faranduleros.

 

Entre los años 2010 y 2014, bajo la presidencia de Piñera, se registraron los más altos precios del cobre, llegando a 5 dólares la libra durante algunas semanas del año 2011, terminando el año con un promedio de 4 dólares la libra, es decir el precio más alto de la historia. Sin embargo, entre los años 2010 y 2014, se registraron los peores resultados de CODELCO de toda su historia.

 

Los malos resultados no eran el fruto de una mala gestión, sino el objetivo perseguido por las transnacionales mineras que dirigían la Corporación, por intervención directa del Presidente Piñera.

 

Destruir financiera y económicamente a CODELCO, era el paso necesario para crear la necesidad de su privatización, a la que siempre han aspirado las transnacionales mineras.

 

Tras los 4 años de la Presidencia de Piñera, CODELCO aún está en la UTI, -no olvidemos la frase que no hay un puto peso-, pero ahora está en recuperación.

 

Si Piñera llega nuevamente a la presidencia, existe un gran riesgo de quiebre de la empresa, y gracias a ese peligro, se pueda lograr que el Congreso apruebe la privatización de algún yacimiento para salvar a la Corporación. Desde el tiempo que Diego Hernández era Presidente Ejecutivo de Codelco, corre el rumor que el grupo Luksic pretende quedarse con Chuquicamata. Al dejar la Corporación, Hernández fue designado presidente ejecutivo de Antofagasta Plc, cargo que dejó al ser elegido presidente de SONAMI, pero sigue siendo asesor del directorio.

 

La destrucción y privatización de CODELCO, o de alguno de sus yacimientos, es un real peligro si Piñera llega nuevamente a la presidencia de la República.

 

Este peligro se debe a que el Presidente de la República puede elegir directamente 3 miembros del directorio de CODELCO, e interviene en la elección de otros 3 miembros que escoge la Alta Dirección Pública, entre postulantes que demuestren que han trabajado en empresas mineras.

 

De esta manera, todo el directorio puede ser elegido directa o indirectamente por el Presidente de la República, por lo que este directorio puede estar integrado por ejecutivos que vengan directamente de las transnacionales mineras.

 

Este directorio, elige al Presidente Ejecutivo, que también viene de transnacionales mineras, quien a su vez puede designar nuevos vicepresidentes y gerentes de la Corporación, que también vengan de transnacionales mineras, como en los hechos ocurrió el año 2010, con las consecuencias desastrosas para la Corporación, que muy poca gente conoce.

 

Alejandro Guillier en varias ocasiones ha defendido a CODELCO en el Senado, y me parece poco probable que nombre ejecutivos que vengan de transnacionales mineras. Creo firmemente que Guillier, a pesar de las presiones que pueda recibir de los grupos de poder de la Nueva Mayoría, o de la debilitada antigua Concertación, tendrá la fuerza para designar en CODELCO a ejecutivos que la saquen del marasmo actual.

 

Piñera no me asusta por las leyes que pueda promover, porque no tiene mayoría en el Congreso Nacional, pero si me asusta por las facultades que le otorga la Constitución y la ley, para intervenir en la administración de CODELCO, entregándola a ejecutivos al servicio de transnacionales mineras. Ya lo hizo, no es una mera especulación.

 

En razón del peligro real que Piñera representa para la existencia de CODELCO, no se debe permitir que llegue una vez más a la Presidencia de la República. Para que ello no ocurra, no basta con no votar por Piñera, es absolutamente necesario votar por Alejandro Guillier.

 

Por la defensa de CODELCO votaré por Guillier, y me permito llamar a votar por él.

 

 

*Economista y abogado

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