Diciembre 4, 2024

Mayol, o “El enemigo del pueblo”

En este último tiempo, hemos sido testigos de cómo la importancia de la palabra se ha relativizado en estas latitudes: pareciera que el límite entre lo cierto y lo falso se ha ido difuminando, en una profusión de declaraciones, entrevistas o noticias que poco o nada sustantivo las sustenta. 

 

 

Este fenómeno, ligado a la tan manida “post verdad”, es parte de la política tradicional de la casta dirigente: Piñera se declara inocente de las diferentes acusaciones sobre su enfermiza relación entre el dinero y la política, la Goic aparece, tras el episodio de Rincón como la reserva moral de la patria en gloria y majestad, con un poder hacia un presidente de algún partido de la Nueva Mayoría que ya se lo hubieran querido los ex presidentes Frei y Lagos, cuando le otorgan derecho a decidir la plantilla parlamentaria o, dicho de otra forma, a quien dejan y a quien sacan.

A nadie le importó que pocos días después de su aviso de seguir en una candidatura que poco destino sigue teniendo, pese al alza de los seis puntos (que, sin duda, serán transitorios), tras la Junta Nacional, le insistiera a Patricio Walker para que se mantuviera de candidato. Éste último exhibe, a manera de prontuario, el haber sido coimeado por las pesqueras desde hace muchos años y el haber  coimeado a Iván Fuentes, el otrora líder de los pescadores artesanales y del paro regional de Aysén, al menos desde su postulación a la Cámara Baja.

Pero eso, según los sectores alternativos que dieron vida al Frente Amplio, le pasaba a ellos, a la clase política, no a los que estaban por construir un mundo distinto, una nueva ética basada en la responsabilidad y el compromiso. Hasta que este conglomerado comenzó a intervenir en el escenario electoral, con dos candidatos presidenciales: Beatriz Sánchez y Alberto Mayol, y los alineamientos respectivos, los cuales se produjeron, más que por afinidad ideológica o política, por una visión pragmática: Beatriz Sánchez, al tener un discurso más laxo y menores definiciones alternativas a la anormalidad de Chile, tenía más posibilidades de ampliar su adhesión. Así, buena parte del FA se hizo eco de una visión conservadora que define como “izquierda radical”  ideas que, en realidad, pueden ser incluso cercanas a la social democracia, o desde un socialismo democrático, muy distante al neoliberalismo con el que se lo ha identificado en Chile desde inicios de la post dictadura, confundiendo crecimiento con desarrollo y mercantilización de la sociedad.

Una parte importante del comando de Beatriz Sánchez hicieron de Mayol una caricatura, instalando la idea de que sus propuestas y discurso provenían de una “izquierda dura” del Frente Amplio, la izquierda anquilosada, aquélla de los años 60 o 70, cuando el sociólogo aun no había nacido o tenía pocos años de vida. Ello podría haber dado cuenta de que aquéllos que tildaban al sociólogo de radical no habían leído su programa y no tenían idea de quien se trataba. Lo cual, por otra parte era imposible, porque en algunos casos incluso habían trabajado con él en la misma facultad.

Por esos días, también aparecía algo insólito en una revista de mujeres: en una entrevista a  la revista Paula pocos días antes de las  primarias, “la Bea”  aparecía mencionando al ex presidente Allende como dictador, demostrando una incultura enciclopédica sobre nuestra historia.  Nunca, ni siquiera a la derecha más recalcitrante, ni siquiera a la UDI (incluso versión van Rysselbergue) se le había ocurrido definir de esta manera a un presidente cuyo gobierno fue esencialmente democrático (incluso demasiado, para algunos) y que constituye una especie de padre de la patria de la izquierda y del mundo popular, no sólo en Chile, sino a nivel mundial. Pero no sólo ello puso una gota más a esta relativización de los mensajes, sino que también la defensa corporativa a la candidata de los voceros de su comando, entre ellos incluso un ministro del gobierno de la Unidad Popular: de inmediato todos, sin excepción, reaccionaron al unísono señalando que “bueno, no es  verdad, pero un error cualquiera lo comete” y que lo importante eran las primarias. No hubo conmoción, no hubo silencio, no hubo desconcierto: hubo defensa corporativa y reacción casi instantánea para ver como se salía rápido del entuerto, y que tamaña insensatez no mermara la votación. Ello, acompañado de confusas disculpas públicas de la candidata, lo que habla bien de su educación, pero no omite lo anterior.  

Tras las primarias, Mayol, después de admitir el triunfo de su contendora, se puso a las órdenes del Frente Amplio, señalando que estaba disponible para lo que esta instancia estimara necesario. Al día siguiente del encuentro con Sánchez, se supo por la prensa que habría manifestado su interés en colaborar en el programa, lo que habría sido rechazado por la coalición, que señaló que sería un aporte en el parlamento. Posteriormente, y durante un mes el sociólogo guardó riguroso silencio, dando lugar a las más diversas especulaciones por parte de trascendidos por la prensa.

Tras ese lapso, Mayol irrumpió en escena, manifestando su interés por postular en el Distrito 10, en el cual también va Jackson y Figueroa. Las razones que dio para esta decisión, parecieran ser altamente plausibles: además de haber obtenido una votación superior al promedio nacional, es donde vive, trabaja y hace su vida. Y ello marcó un grado de inflexión en el enrarecido panorama, que no debiera pasarse por alto: frente a candidatos turistas, que en general aparecen sólo en épocas electorales, absolutamente desconocidos para los vecinos y la interacción social que se produce en los espacios locales, Mayol se refirió, quizás incluso sin darse cuenta, a la importancia de ser parte viva del  lugar por donde se postula. 

Sin embargo, la forma en que, por lo general, el Frente Amplio ha reaccionado ante dicha opción ha mostrado que hoy por hoy el móvil de dicho conglomerado pareciera ser meramente electoral, subordinando la construcción político social de ser una alternativa transformadora a la clase política que había mostrado cuando irrumpe como nuevo actor en el letargo veraniego.

SI no, no se entiende que una parte de aquéllos que bogaban por las buenas prácticas, hayan incurrido no sólo en la distorsión de las imágenes y la caricaturización de las personas, sino incluso en una operación bastante siniestra y muy torpe, cual fue la denuncia de la acompañante de Giorgio Jackson en el distrito 10, Natalia Castillo, sobre “haberse sentido presionada” por el sociólogo para bajarse. Esto, que fue desmentido poco después de aparecer en los medios, denota que al menos un sector de RD avala la mentira y el veto a las personas. Y que omiten el hecho de que las primarias legales, que fueron un factor fundamental para posicionar al Frente Amplio, fue una propuesta de Mayol sabiendo que podía perder. Y que, incluso antes de saberse si lograrían reunir las firmas necesarias, mientras el sociólogo llamaba a inscribirse en RD, este partido hacía ingentes llamados a votar por  Beatriz Sánchez, lo cual es bastante poco estético, por decir lo menos.

Y también a que en las pasadas elecciones Jackson fue elegido gracias, en buena parte, a los votos de la Nueva Mayoría, que se omitió de llevar candidatos en dicho distrito.

El atrincheramiento de personajes y coaliciones tan distintas como RD y la Izquierda Autónoma refleja la falta de comprensión de la necesidad de integrar adecuadamente a todos los sectores y visiones que coexisten al interior del Frente Amplio. Pareciera ser que el partido de Jackson acepta articularse con otros siempre y cuando lleve la batuta, lo que es una concepción maniquea de las alianzas, y de construir con otros, por decir lo menos. 

Pocas veces en la historia la izquierda otrora llamada “extraparlamentaria” había tenido más cobertura que en estas semanas, en que los medios se han solazado con los denuestos que van de lado y lado. Y pocas veces también se habían aprovechado tan mal estos espacios.

En esta disyuntiva, o hay un drástico cambio de actitud y de percepción del otro y se deciden a continuar la construcción político social retomando el programa y el trabajo en los territorios, o el Frente Amplio no pasará de ser una anécdota con sabor amargo.     

 

 

Por Coral Pey G.

Polo de Izquierda-Frente Amplio

 

 

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