Diciembre 11, 2024

Venezuela: Horas decisivas

Faltan muy pocas horas para que la sociedad venezolana enfrente uno de sus compromisos más importantes. Se trata de la votación convocada para el próximo domingo por el gobierno del presidente Maduro para elegir los miembros que han de integrar la Asamblea Nacional Constituyente. Entidad que asumirá la responsabilidad histórica de establecer las características, formas, instituciones, derechos y deberes del Estado para con los ciudadanos y de éstos con el Estado. Es decir, dar paso a un nuevo orden jurídico, elaborar una nueva Constitución que satisfaga de la mejor manera las necesidades de todo orden del pueblo venezolano.

 

 

Se trata sin duda de un derecho  democrático del que los chilenos carecemos absolutamente.  Para nuestra vergüenza, hasta hoy a nosotros nos ordena la vida una Constitución autoritaria engendrada en 1980 entre cuatro paredes por los ideólogos de la sangrienta dictadura de Pinochet sin consultar ni considerar en absoluto la opinión de los ciudadanos. Sólo recién con el actual gobierno se han dado los primeros pasos para terminar con esta infamia.

 

Pero es que en el caso venezolano es además un mecanismo establecido en la actual Constitución del país que en su Título  IX, referido a la reforma constitucional, en el capítulo III y en los artículos 342 y siguientes considera específicamente la institución de la Asamblea Nacional Constituyente y quienes están facultados para convocarla.  Es decir hablamos de un paso absolutamente constitucional, legal, democrático, al que además la propia oposición en su momento quiso acudir.

 

El proceso del domingo responde a estrictas normas jurídicas que jamás la oposición golpista y  reaccionaria de ese país había objetado, pero que hoy pretende mostrar como una “maniobra de Maduro” y llaman a no participar en el proceso al que califican de “antidemocrático”.

 

Por supuesto que los medios de comunicación y los sectores políticos que en Chile apoyaron el golpe del 73 siguen el juego de los golpistas. Ocultan que el mandato constitucional actual en ese país – que abre  camino y regula la Asamblea Nacional Constituyente – es una expresión en sí misma del carácter democrático del proceso bolivariano y es una prueba indesmentible que todo ser humano bien nacido debe reconocer como tal.

Lamentablemente,  en lugar de saludar esa iniciativa ejemplar del gobierno venezolano y de apoyar ese importante paso, desde la Casa Blanca en los EEUU de Norteamérica y desde las sedes de todas las cancillerías y gobiernos alineados bajo la tutela de Trump se condena esta convocatoria, se la desprestigia y se llama a su rechazo.

 

Huelgas, marchas, grupos organizados de encapuchados armados y lanzando bombas, heridos, muertos, apoyo mediático y de recursos del gobierno norteamericano, la CIA planificando y dirigiendo, el gran empresariado alentando la caída del gobierno legítimo.

¿Cómo es posible que haya quienes no quieran ver la absoluta similitud con la situación en Chile en 1973? Son los mismos carajos de siempre. Con la diferencia esencial de que en Venezuela hay Fuerzas Armadas al servicio de la inmensa mayoría del pueblo y no de los pequeños grupos de poder que en todo el continente alientan la consolidación del modelo económico y político neoliberal, de la ultraderecha.

 

El temor de estos grupos es que la Asamblea que surja en los próximos días pueda establecer normas legales que ayuden a resolver los agudos problemas creados por los mismos que hoy los esgrimen en contra del gobierno. Por ejemplo, generar instrumentos legales para combatir la especulación en los precios o el ocultamiento de mercaderías o paralización de faenas que produce desabastecimiento. O la creación de instancias jurídicas de diálogo que ayuden a restablecer la sana convivencia.

 

Cómo no darse cuenta del plan golpista no sólo por su semejanza con lo ocurrido en Chile sino por las actuales amenazas del mismísimo presidente de EEUU que ha llegado al colmo de la insolencia injerencista al exigir que se suspenda el proceso electoral del domingo 30. Cómo no darse cuenta del tristísimo papel sumiso de las órdenes estadounidenses que caracteriza a la OEA y al impresentable Luis Almagro, o la Unión Europea o el Mercosur. Humillación de la que se han hecho parte diversos gobiernos de países latinoamericanos, incluído Chile.

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Los medios de comunicación chilenos e internacionales machacan día a día, minuto a minuto, mienten groseramente, falsean los hechos. Ocultaron y  silenciaron la inmensa movilización de millones de personas que asistieron al simulacro de votación mientras difunden la canallada de que la convocatoria de este domingo no tiene base legal. En cambio, tratan de mostrar como exitosas cada manifestación de la oposición golpista ocultando su responsabilidad en las muertes y la violencia que nos evoca a los grupos terroristas nuestros como los comandos de Patria y Libertad oRolando Matus.

 

Pero si hasta han pagado enormes sumas en dólares a politicastros del tipo de Vicente Fox de México y otros similares para clamar contra “la dictadura de Maduro”. ¡Cómo si no los conociéramos !

 

En su desespero, los golpistas de dentro y de fuera de Venezuela han salido además “a defender la Constitución actual” que es la misma que tanto atacaron, que es la del Presidente Chávez, la del proceso bolivariano. Ocultan que el llamado de hoy es para adecuarla a las circunstancias que hoy se vive.  Ocultan que es un acertado mecanismo constitucional que permite un camino de paz y de diálogo para superar la crisis, desbaratar a los grupos terroristas, proteger a los ciudadanos y controlar la Economía.

 

Ocultan además que lo que busca el gobierno norteamericano con la complicidad de los gobiernos sumisos de América Latina no es otra cosa que el petróleo y los minerales de Venezuela.

 

En este escenario es que la reacción y declaraciones de la Cancillería chilena son absolutamente desafortunadas y sirven sólo al golpismo. Algo inimaginable en los sectores democráticos que vivimos lo que vivimos tras el golpe cívico militar que derrocó  al gobierno de la Unidad Popular y del Presidente Allende. Entonces el gobierno popular buscaba también un mecanismo legal y democrático para superar la crisis creada por los mimos actores que hoy se mueven en Venezuela, es decir la CIA, la Casa Blanca, los grandes monopolios, grupos fascistas terroristas y la prensa a su servicio. Salvador Allende planteó entonces un llamado a plebiscito para que, en consulta legal al pueblo, se definiera temas tan importantes y tan discutidos como, por ejemplo, las 3 áreas de la Economía.

 

Quienes eramos entonces parlamentarios fuimos citados por el presidente para el día 11 de septiembre de 1973 a primera hora en la mañana en La Moneda para acompañar luego al primer mandatario hasta la sede de la Universidad Técnica del Estado desde donde se dirigiría al país para anunciar el plebiscito. Fue la razón que movió a los golpistas a anticipar el crimen.

 

Y es que las soluciones pacíficas y democráticas de las crisis políticas no son del agrado de los poderosos y de los fascistas. Es lo que, al menos los que entonces vivimos en carne propia el golpe de Estado, nunca olvidaremos. Otra cosa podrán pensar quizás los que por entonces vivían en los dominios de los que siguen pretendiéndose dueños del mundo.

 

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