Diciembre 9, 2024

La Nueva Mayoría, la gran perdedora de las primarias

En las primarias presidenciales de 2013 el candidato de la DC y el del PRSD obtuvieron 298.117 votos entre los dos, 30 mil menos de los que sacó el Frente Amplio este domingo. En ese contexto vale la pena analizar dichas cifras, donde el movimiento que eligió a Beatriz Sánchez como su candidata al sillón presidencial nació hace un año y el PRSD al igual que la DC que tienen más de medio siglo de vida.

 

Desde esa perspectiva no es una cosa menor, es un fenómeno que a diferencia de los partidos viejos que cada vez tienen menos adherentes, este nuevo movimiento les ganó en una primaria en la que partieron de cero y llegaron a miles de personas. A Andrés Velasco no se le puede considerar porque es de derecha y a Bachelet tampoco, ya que es un fenómeno distinto.

 

Lo preocupante es que la DC va a primera vuelta y no se cuadra con el candidato presidencial como lo hizo el 2013, lo que se agrava cuando la Nueva Mayoría no hace primarias. En estas condiciones, el escenario es bastante complejo y hace ver a la NM como el gran perdedor, ya que, al no estar en primarias, se presenta con bastante desventaja frente a los votos duros del Frente Amplio y de la derecha que multiplicará sus esfuerzos, debido a que fueron a votar a pesar del partido de la Selección Chilena y a pesar del llamado a no participar de algunos políticos de la NM.

 

Sin embargo, pareciera que ninguno de los candidatos con miras al sillón presidencial es producto de una construcción social y ciudadana, sino que más bien, parecen ser el resultado de una construcción comunicacional, mediática.

 

Llama la atención este efecto, especialmente, cuando hay candidatos que hacen todo lo posible por llenarse de pueblo, de pelearse por quién es más de izquierda que el otro; de auto nombrarse candidato ciudadano; o de quién es más allendista que el otro, cuando en la práctica los mismos representantes del PS fueron a Inglaterra a buscar al genocida de Pinochet, el mismo que dio un golpe de Estado que se tradujo en la muerte del presidente democrático Salvador Allende y miles de chilenos. Por lo demás, si son Allendistas ya debieran haber nacionalizado el cobre y el agua. Definitivamente por eso mismo es probable que el 60% del país no vote, tal vez votarán cuando terminen el saqueó de Chile.

 

 Frente a ese panorama uno se puede preguntar ¿cuándo se terminará la usura de los bancos?, ¿cuándo se cobrará el royalty a las mineras? Estas interrogantes no son parte de los temas que a los presidenciables les quite el sueño, sencillamente, no están dentro de sus inquietudes, porque no les afecta su propio bolsillo y siempre es adecuado conservar buenas relaciones con la derecha. Eso, lo saben y lo tienen muy presente.

 

En fin, lo urgente ahora es salir de ese debate miope y sesgado de la izquierda o seguiremos divididos y no veremos al verdadero adversario, que es la derecha, la que mantiene a la ciudadanía en la pobreza y al pueblo Mapuche sin derechos territoriales, políticos y económicos. Si profundizamos el tema, debo reconocer que, al parecer, la peor izquierda de todas es la izquierda hipócrita, que habla de Marx y su religión es el social mercado; que habla de participación y sólo participan ellos y sus amigos; que hablan de democracia y sólo ellos imponen sus candidatos y; que hablan del pueblo y trabajan para los empresarios que financian sus campañas. Y después se preguntan ¿por qué la gente es irresponsable y no vota? Para que sepan, es porque no tienen por quién votar, es porque ustedes no los representan.

 

Hay que salir de ese infructuoso debate de quién es más de izquierda que el otro, ya que la historia demuestra que la falta de unidad permitió el éxito de aquellos que han transformado al Estado en fábricas de pobres. Por ejemplo, Hitler fue posible porque el Partido Socialista y Comunista alemanes se peleaban entre sí. Franco fue posible porque el Partido Comunista, Socialista y el Anarquista españoles se pelearon entre sí. De unidad, nada, sólo competencia. 

 

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