Diciembre 13, 2024

El viaje de negocios de Donald Trump

Para Mauricio Macri,  Sebastián Piñera y Donald Trump los países son nichos de negocios financieros: para estos “estadistas” el alfa y el omega de la política internacional es la rentabilidad personal y familiar. “Ande yo caliente y ríase la gente”.

 

El periplo internacional de Trump, en su primera incursión, comenzó en Arabia Saudita, una millonaria monarquía absoluta donde reina Salman Bin Abdulaziz Al Saud. Este país es el exportador del terrorismo, y de ahí surgieron personajes como Bin Laden y el movimiento Al Qaeda.  Trump, como buen negociante, ven  dio a Arabia Saudita el equivalente a 10.000  millones de dólares en armas, además de 380.000 millones de dólares en otros negocios. El ahora llamado “mensajero de la paz” armó hasta los dientes a un Estado absolutista, cunda del terrorismo, y muy agresivo y autosuficiente frente a sus vecinos de la Península Arábica. Los derechos humanos no tienen nada que ver con los monarcas saudíes.

El segundo paso en su recorrido se centró en la visita a Israel, (no hay que confundir el judaísmo con el sionismo): Benjamín Netanyahu es el líder del ala más radical del partido reaccionario de los religiosos israelíes sionistas, y se caracteriza por su agresividad hacia  los palestinos. Trump, todopoderoso, pretende tener la solución al conflicto árabe-israelí; a continuación, visitó a Mahmud Abbas, líder de la autoridad palestina, pero lo esperaba una huelga general del pueblo. A la larga, Trump pretende construir una alianza entre Arabia Saudita e Israel, con el fin de aunar fuerzas contra el enemigo principal en el Medio Oriente, Irán, que es apoyado por China y Rusia, una “santísima trinidad demoníaca”.

Para terminar la visita a países de religiones monoteístas, Donald Trump fue recibido en audiencia por el Papa Francisco, quien no tenía ningunas ganas de acogerlo, pero diplomacia y caridad obliga. Hoy, más que nunca,  están  de moda los especialistas en comunicación no verbal, y la actitud del Papa frente a Trump no sólo fue fría y, juzgar por la foto en sale junto a la familia Trump fue, francamente fúnebre; el Papa Francisco, un jesuita muy inteligente, trató con deferencia a la maltratada esposa, Melania, dirigiéndose a ella con especial cordialidad y bendiciendo un rosario, en medio de un simpático chiste. Con toda razón, el Papa Francisco había declarado que construir muros que separaran los pueblos era anticristiano.

La visita continuó en Bruselas, donde sostuvo una reunión con los jefes de Estado y del Gobierno, integrantes de La Nato (La OTAN) –hay que recordar que Trump, en una intervención en plena campaña presidencial, había sostenido que “La OTAN no servía para nada”, y ahora le bajó el amor por este Tratado militar y, en un discurso de “almacenero” – con el perdón de estos dignos comerciantes – empezó a cobrar a el 2% a los países europeos, que debían cotizar en la OTAN, acusándolos de dañar a los contribuyentes norteamericanos. Me cuesta asumir la indignidad de los concurrentes a esta reunión, quienes guardaron silencio ante el grosero discurso del mercachifle  de la Casa Blanca.

Emmanuel Macron tuvo, al menos, un gesto de desaprobación con motivo del saludo de Trump, y también Ángela Merkel declaró que Europa no tiene nada que esperar de estados Unidos  y de la  Inglaterra de  la Primera Ministra, Theresa May.  (Cuánta razón tenía el gran poeta Vicente Huidobro de ser anglófobo).

Donald Trump no es ni un loco, tampoco un payaso y, aunque es nulo en política internacional, está muy bien asesorado por el Pentágono y le da el gusto en todo lo que quieran los generales norteamericanos, quienes viven de la guerra y del negociado de las armas y encontraron en Trump al  general  en jefe ideal a sus propósitos.

La idea es la mantención del complejo militar industrial norteamericano, intentando reconquistar una hegemonía perdida en el mundo: después de la “guerra fría” USA se enfrenta a un mundo multipolar, en que China posee la mayoría de los  Bonos del Tesoro de Estados Unidos, y Rusia, cada día, aumenta su poder, especialmente en el Medio Oriente. Por otra parte, Europa no está dispuesta a convertirse en el perrito faldero de Trump.

La visita de Trump a Medio Oriente y a Europa está llena de anécdotas y de fotos que decoran las revistas del corazón, entre ellas la de la pobre Melania, una Cenicienta contemporánea, que se negó a caminar tomada de la mano de su marido, o la otra, en que falto de la mínima regla de educación y de diplomacia, empujó al Primer Ministro de Montenegro, en la reunión de la OTAN, para aparecer en primer plano para foto, con característico gesto de prepotencia.

Estados Unidos ha  tenido muchos Presidentes ignorantes e ineptos en política internacional especialmente, que es el caso de Lyndon B. Johnson, Gerard Ford, pérdida de la guerra en Vietnam y la invasión a Iraq, por consiguiente, no nos puede extrañar que Trump siga las senda de sus predecesores.

Donald Trump, a su regreso al país, luego de tan “brillante actuación” en su primera gira internacional se encuentra, de lleno, frente a una acusación por la evidente intervención de Rusia en la elección presidencial, que le dio el triunfo a Trump. El marido de su hija  Ivanka, Jared Kushner, debe declarar ante una comisión del senado, que investiga la intromisión rusa en la última elección. El Diario Washington Post asegura que el yerno habría discutido con el embajador soviético, Sergei Kislyak, la posibilidad de establecer una comunicación secreta con el Kremlin. El FBI ya tiene bajo investigación al yerno del Presidente.

Al parecer, la ignorancia en política exterior favorece, por ahora, a Trump, pues en la interna va de mal en peor.

 

Rafael Luis Gumucio Rivas (el Viejo)

30/05/2017   

              

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