El 14 de abril de este año, el destacado y prestigioso columnista Mario Briones, publicó un interesante y provocador artículo en “El Clarín” de Chile y titulado: “Quien Maneja el Poder en Norteamérica”. Después de hacer un interesantísimo análisis de la situación política en Estados Unidos y en el mundo, Briones termina su artículo con una importantísima pregunta: “¿quién está detrás del poder en los Estados Unidos y cómo serán los efectos en el resto del mundo en especial en los países en desarrollo y con mayor razón en los países más pobres?”
Para tratar de responder a esta crucial e importante pregunta, es preciso referirse a los trabajos, opiniones y análisis de los más prestigiosos académicos liberales que hoy enseñan en las mejores universidades de occidente y que se han preocupado de este problema. Niall Ferguson, es uno de los intelectuales liberales que ven con angustia y desesperación cómo el modelo político y económico que ellos admiran y protegen, inexorable y gradualmente se desmorona atacado por una crisis de corrupción incontrolable. Ferguson ocupa la cátedra de historia económica en la prestigiosa Universidad de Harvard. También es profesor emérito en la Institución Hoover de la Universidad de Stanford, y también hace clases en la Universidad de Oxford de Inglaterra.
Ferguson es considerado el historiador británico más importante de la actualidad y esto ha sido dicho por la revista “Times” que además agrega que el profesor Ferguson es una de las cien personas más influyentes en el mundo. Entre sus numerosas obras se destacan los siguientes libros: Coloso, Imperio, La Guerra del Mundo, El Triunfo del Dinero y su clásico llamado, Civilización.
En su último libro titulado La Gran Degeneración. Cómo decaen las Instituciones y Mueren las Economías, Ferguson en su análisis, se apoya sólidamente en la teoría de Adam Smith referente a la evolución de las civilizaciones. Smith denominaba Estado estacionario a un país que había llegado a la cúspide de su crecimiento y luego vegetaba en lenta decadencia. ([i]) Para Smith un país caía en el periodo de Estado estacionario, cuando después de siglos de rápido crecimiento, el país alcanzaba el estatus de país rico y desarrollado. Pero en parte como consecuencia de esta gran riqueza, el país se había relajado y dejado de crecer. Entre las características principales de este Estado estacionario, se mencionan dos como las más importantes. En primer lugar el país tiene una estructura social aberrantemente injusta y regresiva. En otras palabras, los salarios é ingresos de la inmensa mayoría de la población eran miserablemente bajos. Por el contrario, los ingresos de la pequeña elite rica alcanzaban sumas siderales. Es así como el Estado estacionario era eminentemente injusto y destructivo. La segunda característica crucial del Estado estacionario, era la enorme capacidad politológica en manos de una riquísima y corrupta elite que con suma inteligencia explotaba el orden jurídico vigente y la administración del Estado para su propio beneficio. ([ii])
El país que Smith tenía en mente para él llamado Estado estacionario de su tiempo era el gran imperio chino del siglo XVIII. En esa época, obviamente China llevaba varios siglos como Estado estacionario. Un país enorme y opulento había sin embargo dejado de crecer. Smith culpaba este estancamiento a cuatro causas principales. Primero, las leyes eran deficientes y también lo eran sus instituciones de gobierno incluida particularmente su corrupta e ineficiente burocracia. En segundo lugar, señalaba que China no tenía libre comercio y no daba ningún estímulo a la pequeña y mediana empresa. En tercer lugar señalaba el enorme peso muerto de un abultado e inoperante aparato estatal. Finalmente señalaba que el capitalismo chino era salvaje, corrupto y clientelista y dominado por una elite corrupta e ineficiente. Smith indicaba que para curar a China, había que cambiar las instituciones y las leyes adoptando las reformas políticas y económicas que se estaban haciendo en su tiempo en las islas británicas y en las colonias inglesas de América. Entre estas vitales reformas sugeridas estaban naturalmente la división racional de poderes entre el ejecutivo, el legislativo y el judicial. El imperio de la ley y el Estado de derecho.
Ferguson continúa su análisis señalando que si hoy día Adam Smith volviera a visitar los mismos lugares observados en su época, él notaría una extraordinaria inversión de papeles. Ferguson con angustia señala que hoy somos nosotros los occidentales los que hemos caído en el Estado estacionario. Mientras China crece y se desarrolla más deprisa que ninguna otra economía del mundo. Es de esta forma como los temas básicos de la historia económica y política del mundo han radicalmente cambiado. Ferguson con amargura señala en su nuevo libro titulado La Gran Degeneración tratará de describir y explicar porqué occidente hoy día ha caído en un catastrófico Estado estacionario mientras China avanza imparablemente, gozando de su magnífico Estado progresivo. Este libro naturalmente se inspira en la idea básica de Smith de que tanto el estancamiento como el crecimiento económico en gran medida son el resultado de la naturaleza y característica de las leyes e instituciones que el país tiene. La tesis central del libro es que la crítica que Smith hacía para China en el siglo XVIII ahora vale y es muy pertinente para criticar a la mayor parte del mundo occidental. Ferguson señala textualmente “son nuestras leyes e instituciones las que constituyen la causa del problema. La gran recesión actual y sus consecuencias es meramente el síntoma de una mucho más profunda degeneración.” ([iii] )
A lo largo de su libro Ferguson analiza cómo la corrupta elite occidental se ha hecho enormemente rica y cómo este proceso también ha empobrecido a la inmensa mayoría de occidente. Los ricos gobiernan occidente y esto lo hacen mediante la compra de políticos corruptos que crean sistemas legales escandalosamente favorables a sus intereses económicos y políticos y terriblemente injustos, opresores y degradantes para las grandes mayorías. ([iv])
Es necesario señalar que las opiniones de Ferguson han sido aceptadas y compartidas por cientos de académicos en los Estados Unidos y Europa. Hay naturalmente excepciones que alegan que la concentración de riqueza y poder político en manos de los super ricos no es deliberada. Señalan que esto es simplemente un fenómeno inevitable producido por el vertiginoso proceso de globalización y el increíblemente rápido cambio tecnológico que el mundo ha experimentado en los últimos 40 años. Son estos cambios inevitables los que han creado inmensas fortunas en unos pocos y grandes problemas económicos en la inmensa mayoría. De todas formas, cualquiera que sean las reales causas de la concentración descomunal de la riqueza y del poder en occidente, el hecho es que esta concentración en las pocas manos de los super ricos es una realidad indiscutible.
Los super ricos de occidente se han apoderado del poder político en sus propios países y también de otros muchos países no occidentales que funcionan como colonias modernas productores de materias primas. Entre estas colonias modernas esta naturalmente, gran parte de América Latina, África y Asia. Si todo este análisis previo tiene alguna validez, es preciso concluir que en los Estados Unidos, manda la elite económica y que al parecer el presidente Trump ya ha empezado a comprender este fenómeno. Probablemente el presidente Trump llegará a la conclusión que si quiere terminar su periodo, o aún mejor, si quiere ser reelegido, deberá aceptar las condiciones que la elite política y económica considere importantes. Ahora, con respecto al resto del planeta, el cambio de esta aberrante situación a nivel global, naturalmente va a requerir un cambio similar al que se produjo en Europa y América en las últimas décadas del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX.
Dadas las condiciones actuales en que la plutocracia global controla todas las palancas del poder; un cambio de verdad sólo se podrá producir después de que las actuales elites sean derrotadas por procesos similares a los que destruyeron el poder de la monarquía y de la nobleza después de la revolución americana y francesa en los siglos XVIII y XIX y luego la revolución rusa y china en el siglo XX.
[i] “Por grande que sea la riqueza de un país, si éste se mantiene por mucho tiempo estacionario y sin crecer incesantemente, el valor de los salarios del trabajo, se desploma (…) El Estado en que parece ser más feliz y soportable la condición del pobre trabajador, y la mayor parte del común del pueblo, es aquel que se llama ‘progresivo’ o aquel en que la sociedad no cesa de adelantar; siendo esto más ventajoso que aquel (Estado) que ya ha adquirido toda la plenitud de su riqueza. La condición del pobre es muy dura en el Estado estacionario o en que ni adelanta ni atrasa la nación. La condición del pobre es miserable en el Estado decadente. El Estado progresivo es en realidad el próspero, el alegre, el deseado por todas las clases del pueblo. El estacionario es triste; el decadente mustio y melancólico”. Ver Adam Smith, Investigación de la Naturaleza y Causa de la Riqueza de las Naciones, Londres 1776. Libro 1 Capítulo 8. (Esta cita fue reproducida de la primera traducción al español del libro de Adam Smith y realizada por José Alonso Ortiz y publicada en Valladolid en 1794). Ver tambiéna A. Smith The Wealth of Nations. Introduction by Robert Reich. The Modern Library, New York 2000 pág. 93.
[ii] “En un país además de esto donde, aunque el rico y el que posee gruesos capitales goce de la mayor seguridad, apenas sobrevive seguro el pobre y el que sólo ha podido granjear un caudal escaso, estando expuestos siempre a ser insultados, con el pretexto de la justicia, por el pillaje, el robo y la estafa de los mandarines subalternos, la cantidad de los fondos empleados dentro de él en los diferentes ramos del comercio interior no puede ser tan grande, ni proporcionado a lo que es capaz de admitir la naturaleza y extensión de aquellas negociaciones. En todos aquellos ramos la opresión del pobre no puede menos de ocasionar el monopolio y riqueza del rico, el cual, engrosándose con una especie de tráfico exclusivo, podía hacer cada vez mayores ganancias”. A. Smith La Riqueza de las Naciones. Libro 1 Cap. 9 ob cit; ver también The Wealth of Nations, ob. cit. pág. 109
[iii] Ver N. Ferguson La Gran Degeneración. Cómo Decaen las Instituciones y Mueren las Economías; Random House Mandatory SA, Buenos Aires Argentina, 2013 pág. 23
[iv] Ferguson señala que la proporción de la renta nacional en manos del 1% de las familias más ricas de los Estados Unidos aumentaron de menos del 9% en 1970 a más del 24% en el año 2007. Ver Ferguson, ob. cit. pág. 16
F. Duque Ph.D.
Cientista Político
Puerto Montt
11 de mayo de 2017