Diciembre 4, 2024

El sociólogo Tironi y el “Ciudadano Luksic”

Eugenio Tironi sale abiertamente a defender a Andrónico Luksic en su columna mercurial titulada “El piedrazo” (*) del jueves 27 de diciembre —que hubiera pasado mejor el 28. El sociólogo e intelectual concertacionista no escatima argumentos para glorificar al financista de Caval y de la Concertación-Nueva Mayoría.

 

 

El sociólogo no es un intelectual cualquiera. Ha sido un eminente ideólogo de la transición de la dictadura al régimen político actual que se caracteriza precisamente por haber puesto las instituciones del Estado al servicio del proyecto neoliberal y globalizador de la oligarquía empresarial después del golpe cívico-militar de 1973.

 

Andrónico Luksic, poderoso y orgulloso empresario fue vilipendiado a cara descubierta por el diputado liberal Gaspar Rivas. La razón de fondo: el empresario banquero-minero Luksic es responsable directo del proyecto de destrucción del sistema ecológico del Cajón del Maipo. ¿Cómo? Es propietario de una buena parte de la empresa que se propone construir en Alto Maipo una represa hidroeléctrica. Es decir, Luksic no es un ciudadano cualquiera; es el prototipo del empresario depredador contumaz conocido de la justicia medioambiental por el caso “Caimanes”, y por lo mismo.

 

Que alguien se las cante claras a quienes se protegen con su posición social influyente y su dinero ya que siempre salen libres de polvo y paja, no tendría porqué ser un delito. Poco importan los epítetos. Otro ejemplo más —la condena del diputado Rivas y su desafuero— que demuestra que estamos ante una justicia que favorece a los poderosos de la oligarquía dominante y pese a toda la fraseología de los “avances del derecho”.

 

No sería extraño que el mismo Tironi sea asesor comunicacional en imagen de Luksic. Ahí la clave es enfrentar directamente el problema de una vez y cambiar el foco temático. Es lo que hace Luksic con su salida del tribunal, y Tironi en su columna.

 

Eugenio Tironi es o ha sido un empleado de empresas energéticas españolas. Tiene o ha tenido sillón en el consejo de administración de ellas y más de una vez se ha visto envuelto en negocios turbios. Como sociólogo es supuestamente un buen conocedor del “alma” popular y de la elite. Por eso vende sus conocimientos sociológicos como consultor a empresarios cuyas prácticas son opacas y lindan en la deshonestidad. En realidad, las empresas le pagan por lobby y “comunicación estratégica” a Tironi y Asociados por la simple y sola razón de tener conducto y llegada directa a sus compinches políticos de la Nueva Mayoría enquistados en el aparato del Estado. Lo mismo que su par Enrique Correa

 

Como Correa, Tironi es el tipo de intelectual tránsfuga que considera que sus posiciones izquierdistas en los 60-70 fueron “pecados de juventud” y que sus vueltas de chaqueta político-ideológicas se justifican porque la sociedad cambió y hoy vivimos en el mejor de los  mundos posibles; el del mercado con consumo con endeudamiento y bajos salarios.

 

Sucumbir al poder del dinero de los poderosos para Tironi y adoptar su discurso no es más que una opción de vida. Un acto de libertad individual en el mundo fugaz de la “posverdad” (la última “trouvaille” ideológica de los oportunistas). Por ejemplo, el ex Mapu y discípulo de Alain Touraine tuvo la “genial” idea de decir que la mejor política comunicacional para los gobiernos de la Concertación era “no tenerla”. Y como diría Rousseau: hubieron “simples de espíritu” (tontos) que le creyeron.

 

Con esa política al servicio de las opiniones de la clase dominante, él y su compinche Enrique Correa le entregaron el poder de informar al duopolio impreso Copesa-El Mercurio. Como puede verse, Tironi utiliza sus columnas en El Mercurio para defender a la clase empresarial chilena cuya opulencia y poder debido a la concentración de la riqueza es un cas d’école

 

En su columna, Tironi dice que los responsables del “piedrazo” que golpeó al heroico “ciudadano” Luksic, que salió por la puerta del frente del tribunal a sabiendas que se enfrentaba a un grupo de manifestantes, son los que critican a los empresarios. Seríamos los autores ideológicos del “piedrazo” contra Luksic. Bonita forma, la de Tironi, de lavar la responsabilidad de los empresarios.

 

La obsecuencia y espíritu servil le obnubilan la razón al sociólogo. Porque la gran mayoría de los ciudadanos chilenos sabe perfectamente que fueron Penta, Caval-Luksic, Soquimich-Julio Ponce Lerou, Grupo Matte, Piñera-Bancard y familia, La Polar, La Universidad del Mar, Laureate, y etc, etc, los que mostraron en qué consisten las prácticas capitalistas y neoliberales del empresariado en Chile al mundo entero.

 

Y puesto que Tironi cita a S. Freud en su columna, es pertinente hacerse la hipotética pregunta acerca de si el fundador del psicoanálisis no establecería un vínculo entre el comportamiento masoquista del empresario con su inconfesable sentimiento de culpabilidad por los estragos que le ocasiona a la sociedad chilena. Y acumular riqueza por acumular, como lo hace Luksic, es un bajo y sucio mecanismo psicológico vinculado a la materia fecal señala Freud (**). 

 

Cabe entonces la pregunta: Señor Tironi, ¿cuánto le paga el mundillo empresarial (no la categoría abstracta) y Andrónico Luksic por salir en su defensa en El Mercurio?

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(*) Lea aquí la columna de E. Tironi: http://www.elmercurio.com/blogs/2016/12/27/47657/El-piedrazo.aspx

(**)  Y para John Maynard Keynes, el famoso economista admirador y estudioso de Freud “El amor del dinero como objeto de posesión —distinto del amor del dinero como medio para saborear los placeres y las realidades de la vida —será reconocido por lo que es, una pasión mórbida y más bien repugnante, un inclinación mitad criminal mitad patológica, cuyo cuidado se le confía temblando a los especialistas en enfermedades mentales”. (Keynes, “Perspectivas económica para nuestros nietos”, 1930)

 

Leopoldo Lavin B.A. en Philosophie y M.A. en Communication publique de l’Université Laval, Québec, Canadá.  

 

 

 

 

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