Noviembre 16, 2024

China aún puede salvar la globalización que agoniza

Hace algunos días atrás, “El Clarín” digital de Chile publicó un artículo mío titulado “Chile y la globalización que agoniza”. Ahí se señala que la actual globalización iniciada y dirigida por los Estados Unidos  a partir de los años 70 del siglo pasado estaba entrando en una etapa de cáncer agónico y terminal. A consecuencia de estos eventos, se señalaba que Chile debía rápidamente adoptar una política económica radicalmente diferente a la que había venido implementando desde tiempos de la dictadura militar. En otras palabras, se señalaba que se debía tirar al tacho de la basura histórica todas las políticas económicas desarrolladas en Chile en los últimos 40 años. Específicamente se indicaba que el neoliberalismo debía ser rápidamente reemplazado por políticas estatistas, intervencionistas y altamente proteccionistas. Se agregaba que si esto no se hacía con fuerza suficiente y rápidamente, Chile volvería a sufrir el azote del hambre, miseria y muerte además de la convulsión social que atacó al país en las primeras cuatro décadas del siglo XX.

 

 

            Naturalmente que este terrible escenario despertó legítimo temor, repulsión y rechazo entre mis amigos y lectores. Afortunadamente ha llegado a mis manos un brillante artículo recientemente escrito por un cientista político chino-estadounidense que presenta una visión mucho más optimista que la mía. Y es esta visión la que hoy desearía compartir con mis amigos y lectores.

            El artículo en referencia se titula “The end of globalism. Where China and the United States go from here” (en español la traducción sería algo así como “El fin del globalismo. A donde China y Estados Unidos irán desde aquí”) El autor de este brillante artículo académico es el Dr. en Ciencia Política Eric X. Li, y este fue publicado en la revista Foreign Affairs versión digital del 9 de diciembre del 2016. A continuación se presenta un resumen del artículo en referencia.

            El Dr. Li señala que hay una enorme diferencia entre el concepto de globalización y el concepto de globalismo.  La globalización consiste en la reducción gradual de barreras al libre tránsito de mercaderías, capitales, tecnología y trabajadores. La globalización respeta la soberanía y los intereses básicos de las naciones y le da a cada Estado la posibilidad de trabajar efectivamente para obtener un mayor bienestar de su pueblo. Es así como la globalización respeta aspectos básicos de la soberanía nacional. Muy por el contrario, el globalismo es una nefasta ideología de dominación imperial impuesta por la elite estadounidense después de la caída de la Unión Soviética a principios de los años 90 del siglo XX. El globalismo es la tendencia a transformar el mundo a la imagen y semejanza de los Estados Unidos, esta ideología incluye un componente imperialista y esto por que propone usar la guerra para cambiar gobiernos no deseados (Regime change). También propone reconstruir los países a la imagen y semejanza de los Estados Unidos y que ellos sirvan a los intereses de los Estados Unidos (Nation building). Esto es lo que Samuel P. Huntington ha denominado peyorativamente una política internacional de “trabajo social” e impuesta intensamente por los neoliberales cosmopolitas y por los neoconservadores imperialistas.[i]

            En forma muy resumida, el profesor Li indica que la elite política china debe entender con suma claridad el triunfo del presidente Trump y ayudarle entusiásticamente en alcanzar sus patrióticos objetivos. Se señala además que los líderes chinos deben entender que el presidente Trump está forzado a mejorar el estándar de vida de decenas de millones de estadounidenses que en las últimas décadas han sido las víctimas inocentes del globalismo corrupto impuesto por la elite. Se indica que China debe, por todos los medios posibles, evitar el choque de civilizaciones predicho por el profesor Huntington en 1996 y también anticipado por el profesor Kennedy en su famoso libro titulado La Subida y Caída de las Grandes Potencias. [ii] Aquí Kennedy señala con toda claridad que la guerra se desata cuando un viejo hegemón declina y un nuevo hegemón sube a la cúspide mundial.

            Entrando en un análisis más detallado el Dr. Li indica que el estancamiento económico de los últimos años, la crisis de la eurozona, los tratados de comercio paralizados, el aumento del conflicto entre Rusia y el oeste, la revolución electoral contra la elite europea, la salida de Gran Bretaña del mercado común, etc.;  todo esto es una natural consecuencia de la recesión del 2007-2008. Naturalmente que esta gigantesca crisis económica de la civilización occidental se ha agravado recientemente con la elección de Donald Trump en los Estados Unidos.  Los líderes mundiales pro occidentales están en crisis de pánico y el presidente Putin está feliz.  Recientemente Putin escribió que “la victoria de Trump puede producir  un diálogo constructivo entre Moscú y Washington basado en principios de igualdad, respeto mutuo y consideración verdadera”. Li argumenta que la reacción china ha sido mucho menos clara y concluye que China debe seguir el ejemplo de Putin y esto lo debería hacer de la forma más rápida posible. De la respuesta china depende si el mundo entra en un periodo de guerra o un periodo de paz. También la prosperidad o la estagnación del planeta dependen de esta reacción china.

            El Dr. Li continúa señalando que el maligno globalismo, tiene sus raíces en la doctrina neoliberal llamada el consenso de Washingtone iniciada por el presidente Clinton en los años 90 y luego seguida por el presidente Bush y el presidente Obama. El corrupto globalismo ve un mundo que se mueve inexorablemente hacia la adopción de un sistema inmoral de reglas, y estándares en economía, política y relaciones internacionales. Las fronteras nacionales pierden importancia y eventualmente desaparecen.  Las diferencias culturales entre Estados se reducen drásticamente, ya que todos adoptan valores universales.  La democracia electoral (liberal) y el capitalismo salvaje de mercado se expanden por todo el mundo. Eventualmente todos los países son gobernados de la misma manera. Li agrega que este proceso es guiado por los Estados Unidos usando su poder blando y duro. Esto ya se ha hecho en Afganistán e Iraq y ahora se extiende a todo el medio oriente.  Es así como el globalismo corrupto devoró a la globalización y ahora observamos su total colapso.

            En el oeste los super ricos pasaron a ser los discípulos del globalismo y naturalmente han sido sus principales beneficiarios. La riqueza y el poder se concentró sólo en el tope, es decir en los dueños del capital. Estos super ricos empujaron el comercio libre, el multiculturalismo, las instituciones multilaterales, el cambio de régimen y la reconstrucción de naciones en tierras extranjeras. Pero toda esta visión globalizadora corrupta dañó profundamente a las clases medias y a las masas populares que son la mayoría de la población occidental. Li continúa indicando que en sólo una generación, después de ganar la guerra fría, los Estados Unidos vio socavarse su base industrial y también vio deteriorarse su infraestructura, sus sistema educacional colapsó y también destruyó el contrato social que cayó hecho pedazos. Posteriormente los corruptos valores sociales propagados por el globalismo se transformaron en un gran peligro para la cohesión social y el espíritu de comunidad. Li señala que Robert Putman capturó este gigantesco problema ético en su famoso libro titulado  Bowling Alone donde se describe en detalle el colapso de la cohesión social en las comunidades estadounidenses. En el nombre de la globalización, las elites de los Estados Unidos han construido un imperio a expensas de la nación y su pueblo.

            Li continúa indicando que los mismo sucedió en Europa. Los burócratas de Bruselas  más los ricos locales  empujaron los estándares de la comunidad europea y los corruptos intereses de la elite por sobre los intereses del pueblo europeo que naturalmente conforman la inmensa mayoría. A vía de ejemplo, en la mayoría de los países europeos, el desempleo juvenil alcanzó el 50% de este grupo etario. Ahora las corruptas elites globalistas han empezado a ser derrotadas por el voto popular que anteriormente sostuvo el poder de estas elites. Li continúa señalando que China es el país que más se ha beneficiado con la globalización actual. Sacó de la pobreza a 600 millones de personas, pero China adoptó la globalización y rechazó rotundamente el globalismo. China fue capaz de fortalecer el sistema de un partido fuerte y todo poderoso y abrir sus mercados de acuerdo a sus propias prioridades. Es decir, tomando en cuenta los intereses del bien común.

            Li continúa señalando que Trump ha atacado la política china como dañina para los Estados Unidos. Pero China sólo ha hecho lo que es mejor para su gente. Y esto Trump lo debe entender con claridad. Con la misma fuerza, China debe entender que Trump tiene igual derecho para actual de acuerdo a lo que es mejor para su gente. O sea Trump está en lo correcto cuando presenta su slogan de “poner a América primero” China debe entender claramente esto y buscar a través de negociaciones la manera de que el futuro beneficie a ambos países. Li agrega que el despertar del pueblo americano no debe ser visto como un rechazo de China, más bien China debe estudiar la nueva situación en forma pragmática y constructiva.  Li señala que en todo esto hay un grave problema, indica que los líderes chinos sacan su información sobre los Estados Unidos leyendo la prensa de la elite. Por lo tanto teme que los líderes chinos estén tan perdidos en relación a las ideas y opiniones de los americanos promedio, tal como ha estado la elite en los Estados Unidos. Por lo tanto, puede que los chinos estén inclinados a ver a los partidarios de Trump como los “deplorables”. Este término equivocado se usó en la campaña de Hillary Clinton. Ella verdaderamente creyó que los partidarios de Trump eran racistas, incultos y misogénicos. China debe evitar este gravísimo error y debe estudiar con sumo cuidado la manera en que Estados Unidos y Europa están cambiando. China ha sido crítica del modelo globalista y ha gritado por todos lados que los países tienen el derecho a elegir su propio camino. China debe recordar que Trump ha dicho muchas veces “que es muy peligroso tratar de imponer democracias occidentales en países que no son occidentales”.

            Li señala que el conflicto con Estados Unidos es inevitable pero que este debe enfrentarse con calma e inteligencia. China debe respetar los intereses vitales de los Estados Unidos. Si China no actúa con comprensión e inteligencia superior vendrá el conflicto y ambos países perderán. Se continúa señalando que hay espacio para el optimismo. Los líderes chinos han sido sabios por muchos años y seguramente ellos  van a ver y descubrir oportunidades para cooperar con la América de Trump.  Las ideas centrales de los líderes chinos son compatibles con la visión de Trump.  Naciones fuertes y soberanas son vitales para el buen funcionamiento del sistema internacional. [iii] La importancia de la cultura diferente debe ser reconocida y el cumplimiento de las reglas uniformes nunca debe tener prioridad sobre intereses nacionales vitales. Las instituciones multilaterales no deben interferir  en tratados bilaterales cuando estos son más efectivos y productivos. Todo esto ha sido dicho tanto por Xi Jinping como por Trump.  A un nivel práctico Trum quiere reconstruir la infraestructura de los Estados Unidos y China tiene gran experiencia en esto y por lo tanto puede ayudar. Trump quiere gastar un trillón de dólares en infraestructura y así millones de puestos de trabajo se crearán en construir carreteras, puertos, aeropuertos, vías férreas, represas, etc. China puede invitar a los Estados Unidos a participar en el banco de infraestructura asiático y también puede apoyar el esfuerzo estadounidense con sus experimentadas empresas constructoras. China también puede cooperar con los Estados Unidos en la destrucción del califato islámico. También puede llegar a buenos entendimientos en el área de comercio. China también debe moderar su postura en Asia Pacífico y evitar provocaciones innecesarias en el mar del sur de China.  China también debe cooperar con occidente en la estabilización del medio oriente.

            Li concluye señalando que la victoria de Trump no fue un accidente. Esta victoria fue el resultado de cambios en la sociedad estadounidense y que la elite ignoró vergonzosamente por demasiado tiempo. Estas fuerzas empujarán a Estados Unidos y al mundo en una ruta muy diferente a la que se tomó 25 años atrás. Es crítico y vital que los chinos vean esto y actúen con inteligencia.  Si China no entiende este cambio el futuro estará lleno de guerras comerciales, confrontaciones geopolíticas y conflictos militares. Todo esto será un caso clásico de la llamada “trampa de Tusídides”. En ella un nuevo poder emergente crea temor en el viejo poder establecido y las tensiones terminan en una catastrófica guerra. Los Estados Unidos tienen razones legítimas para ponerse ellos primero en sus negociaciones con el mundo y China debe entender esto con claridad. China debe ofrecer a la América de Trump espacio para ajustar sus prioridades nacionales. La muerte del globalismo, no significa el fin de la globalización como idea. Por el contrario, las interconexiones aumentarán empujadas por la tecnología y la economía. El gobierno global es necesario pero este gobierno no puede estar basado en el fracasado globalismo estadounidense. Al parecer el Dr. Li está de acuerdo con Huntington y su idea de que los Estados líderes de cada civilización deben formar el futuro gobierno mundial. Es preciso recordar que Trump ha dicho muchas veces “Nosotros deseamos vivir pacíficamente en amistad con Rusia y China. Tenemos serias diferencias con esas dos grandes naciones y deberemos observarlas con los ojos abiertos, pero no estamos predestinados a ser adversarios. Deberemos buscar espacios de acuerdo, basados en sólidos intereses compartidos”.

            El Dr. Li termina su ensayo señalando que se necesita una fuerte dosis de optimismo. China no pretende reemplazar a Estados Unidos como  poder dominante.  Sólo desea tener su rol de liderazgo en su área de influencia. Los Estados Unidos deben focalizarse en reconstruirse a sí mismos.  Si las dos grandes naciones tienen la sabiduría y el pragmatismo para trabajar juntas por estos nobles objetivos y así vivir y dejar vivir, estos dos gigantes pueden crear un consenso en el tema de la gobernancia global, y de esta forma podrán ayudar a crear un mundo más estable. El globalismo ha cometido suicidio y un nuevo orden mundial ha nacido.

            Hasta aquí llega el resumen del trabajo del Dr. Li. Conociendo el altísimo nivel de capacidad politológica que tiene la elite del partido comunista chino y en particular su máximo líder, Es posible predecir que China va a actuar en forma razonable e inteligente. Es de conocimiento público que en las escuelas de ciencia política que el partido comunista tiene para preparar a sus altos mandos, se estudia y analiza a fondo toda la literatura politológia elaborada en los Estados Unidos y Europa. También es de conocimiento público que los trabajos del profesor Huntington en gran medida han ayudado a guiar la política internacional china en los últimos 20 años.  Sería altamente conveniente que el presidente chino le enviara de regalo al presidente Trump los trabajos del profesor Huntington y que señalan con claridad la ruta que ambas potencias deben seguir para evitar la tercera guerra mundial y al mismo tiempo conseguir el desarrollo integral del planeta. En otras palabras, volver a un proceso de globalización que verdaderamente beneficie a la inmensa mayoría de la población mundial y que nunca más se permita el nacimiento del nefasto globalismo.

 

F. Duque Ph.D.

Cientista Político

Puerto Montt

12 de Diciembre  de 2016

 

 

 

 


[i]Es necesario enfatizar que Huntington señala claramente que la elite estadounidense al entrar en contacto estrecho con las elites de otros países ricos, particularmente europeos, perdió su religiosidad. Este fenómeno es vital para entender  el nivel de corrupción ética al que cayó la elite estadounidense. Sin el temor impuesto por la teoría de la salvación protestante, los ricos ahora estaban libres para buscar el paraíso en la tierra. Esto contribuyó a crear  un deseo de lucro incontrolado desarrollándose así un empresario corrupto que no le importó hacerse enormemente rico mientras sus compatriotas se empobrecían inexorablemente. De esta manera se produjo una segunda era gilded aún peor a la que ocasionaron los “ricos ladrones” (Robber baron) a fines del siglo XIX en los Estados Unidos.  Samuel P. Huntington, Who are we?. The challenges to America´s National Identity; Simon & Schuster, New York 2004. Ver particularmente pgs. 336-366

[ii]Samuel P. Huntington, The Clash of Civilization and the Remarking of World Order  Ed. Simon & Schuster, New York, 1996; Paul Kennedy,  The Rise and Fall of the great powers.  Vintage books, New York 1987.

[iii]Esta es precisamente la tesis principal de Huntington cuando señala que un mundo multipolar de civilizaciones requiere que los Estados líderes de cada civilización conformen el Consejo de Seguridad de las nuevas Naciones Unidas. Es responsabilidad principal de este nuevo Consejo, resolver problemas vitales y mantener la paz mundial. Ver capítulo 12 de The Clash of Civilization … ob cit, pg, 301-353

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