Diciembre 8, 2024

Trabajadores están al límite de la supervivencia

El economista de la Universidad Católica, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile e investigador de la Fundación Sol, Gonzalo Durán, tiene una visión sombría de la economía chilena. Se profundiza en la medida que visualiza las propuestas programáticas de los candidatos presidenciales que representan a los grupos políticos en el poder.

 

 

Dice que los intereses de los trabajadores siguen ausentes en la hoja de ruta de estos grupos y subraya que mientras los trabajadores tengan en Chile condiciones laborales tan precarias como las actuales, se seguirá incubando una burbuja, que en algún momento va a estallar como consecuencia del sobreendeudamiento y el descontento social.

“No creo que Lagos o Guillier, dentro de la NM, o Piñera en Chile Vamos, puedan generar ideas frescas u originales para superar el actual orden de cosas. El país necesita una gran transformación, que surja desde un movimiento popular; porque la elite política está disociada de los problemas de la gente. Una alternativa debiera originarse en un movimiento de base y fuera de los partidos que han gobernado de manera hegemónica en los últimos treinta años”, argumenta Durán.

¿Qué sucede con las fuerzas emergentes?

“Todavía hay mucha desconfianza entre las diversas fuerzas políticas que están fuera del poder. Muchos grupos tratan de ponerse de acuerdo en un frente amplio, que también tiene tensiones internas. Es muy importante que esta representación política vaya de la mano con los trabajadores organizados y en eso estas fuerzas emergentes están al debe. Hay que avanzar más en esa dirección.

La experiencia del Movimiento No+AFP es muy interesante, porque se organizó bajo la conducción de trabajadores sindicalizados que van formando coordinadoras en diversas ciudades para representar un tema puntual de interés masivo. José Piñera dijo que el fondo de pensiones era la madre de todas las batallas y no se equivocaba. Las AFP no solo son fondos para la jubilación de los trabajadores, también sirven al modelo económico en su conjunto: inyectan combustible a la economía financiera y constituyen un centro vital en los patrones de acumulación para las empresas que conducen nuestra economía”.

 

ESTADO DE LA ECONOMIA

¿Cuál es el estado de salud de la economía chilena?

“La economía está estancada, porque los motores que la impulsan desde los salarios están apagados desde hace tiempo. La encuesta Casen 2015, del Ministerio de Desarrollo Social, informa que la mitad de los trabajadores perciben menos de 300 mil pesos líquidos y que en el sector público, la mitad de los funcionarios gana menos de 440 mil. Como consecuencia de estos bajos salarios, en Chile hay 11 millones de personas endeudadas y más de 4 millones de morosos que no pueden pagar sus deudas. Eso sin duda le agrega una complejidad adicional al panorama económico.

En Chile la deuda pública es baja, y aunque va en aumento, no es un indicador tan relevante al momento de analizarla como freno a la inversión. Lo más importante en este caso es el endeudamiento privado y en particular el endeudamiento microeconómico de los hogares, que afecta especialmente a los tres primeros quintiles de ingreso. Casi el 65% de las personas tienen deuda y eso redunda en una falta de autonomía económica, con salarios que no permiten llegar a fin de mes. En 2014 la OCDE dijo que prácticamente el 30% de los chilenos declaró que sus ingresos no le alcanzan para consumir alimentos. Los bajos salarios y el sobreendeudamiento son hoy el principal componente del riesgo país y afectan la estabilidad presente y futura de la economía”.

Esa opinión no coincide con la de las autoridades de gobierno…

“Teóricos, como David Harvey, hablan de la acumulación de ingresos por la vía de la desposesión. El país ha crecido en los últimos 25 años a tasas asombrosas para el concierto internacional; pero eso no se ha traducido en mayores grados de bienestar o libertad para las personas.

La libertad que se proclama en Chile no es genuina, porque el endeudamiento opera como un mecanismo de control social para mantener el statu quo y este juego ha sido diseñado para fortalecer las tasas de ganancia de ciertos grupos económicos.

No se puede avanzar teniendo como perspectiva la teoría del chorreo o la idea de que las desigualdades van a disminuir. Es un hecho que las desigualdades aumentan y los frutos de ese crecimiento no generan más ni mejores empleos ni incrementan el poder adquisitivo de las personas. Unos pocos ganan a costa de la precariedad de muchos”.

¿Cuál es la tendencia que se observa en la relación capital-trabajo?

“En 1979, cuando se impuso el Plan Laboral, se configuró una arquitectura de relaciones laborales que obliga al sindicalismo a negociar por empresa y no por rama de actividad económica, con una huelga inocua que no paraliza las faenas. Chile fue pionero en el ataque del capital al mundo del trabajo y el país ha sido usado como laboratorio para aplicar la receta neoliberal.

Desde hace unos siete años ha comenzado a tomar fuerza un movimiento sindical, situado en partes estratégicas de la cadena productiva, que va a la ofensiva, y que logra subvertir la legalidad cuando se trata de demandas legítimas. Es lo que pasó con los trabajadores contratistas del cobre, de la industria salmonera y con los portuarios.

Esta tendencia no ha logrado, sin embargo, cuajar en el conjunto del movimiento sindical. Sobre todo por la cooptación de dirigentes por los partidos tradicionales. A este factor hay que añadir la ofensiva capitalista en las grandes empresas, que ocupan técnicas sutiles para dulcificar la relación laboral por la vía de tratar al trabajador como un colaborador. El patrón pasa a ser un líder y las retribuciones que antes se realizaban en dinero ahora se las hacen en salario emocional. Bajo este nuevo trato, la empresa pasa a ser un sustituto de la familia, que diluye el conflicto capital-trabajo”.

 

GANANCIAS DE LA

GRAN EMPRESA

¿Cómo interpreta el incordio que se generó por el reajuste del sector público?

“El gobierno desnudó su posición frente al mundo del trabajo. Esta negociación no solo regula las relaciones laborales en el Estado; también constituye una señal coordinada para definir el régimen salarial del sector privado, operando como una guía de referencia. A partir de ahí se establecen las gratificaciones, bonos u horas extra en todo el sistema productivo. El sueldo base y otras reglas de reajustabilidad salarial del sector público también actúan como piso para las negociaciones del sector privado. En este caso, el 3,2% ofrecido, con una inflación anual de 2,9%, constituye un desprecio al valor del trabajo en nuestra economía. Cuando el gobierno dice que no hay fondos, es una afirmación discutible, porque lo que los trabajadores piden como reajuste es apenas 0.7% de lo recaudado en 2015”.

El gobierno se justifica diciendo que hay crisis económica.

“Ese es el discurso de la clase dominante, pero lo que revelan los datos es que entre el primer semestre de 2015 y el primero de 2016, las grandes empresas aumentaron en promedio sus ganancias en 20% y entre ellas las más avanzadas lo hicieron en 40%. En contraste, el consumo privado creció solo 1.7% en doce meses; pero el consumo de los sectores de altos ingresos se disparó, y la venta de autos de lujo se incrementó en el primer semestre de 2016 en 50%.

El país crece al 1.6%, pero esto no afecta a los grandes empresarios y los que padecen son siempre los trabajadores; porque las empresas se acostumbraron a ganar plata por la vía del costo fácil, es decir pagando salarios al límite. En algunos años la rentabilidad de la gran minería fue de más del 100%; pero esas utilidades no fueron reinvertidas para perfeccionar los procesos productivos, agregar valor a la economía o en mejorar las condiciones de los trabajadores. Chile ha crecido a punta de bajos salarios, daños al medioambiente, colusiones económicas, evasión y elusión de impuestos”.

Se afirma que existe una segunda fuente de extracción de plusvalía, que tiene como centro el sistema financiero…

“Hemos sido un país ícono en mercantilizar la educación, la salud o la previsión. Cuando se privatizaron las pensiones en 1981, las Administradoras de Fondos de Pensiones nos iban a asegurar tasas de reemplazo (jubilaciones) más cuantiosas que las del sistema de reparto. Pero eso no sucedió, porque en realidad el sistema de AFP es un mecanismo de entrega de recursos para los grandes grupos económicos y no beneficia a los trabajadores.

Casi diez bancos perciben el dinero de las cotizaciones, prácticamente 30 mil millones de dólares. La rentabilidad que obtienen las AFP por pasar plata a los bancos es de 3%; en contraste, el banco presta esta plata al chileno endeudado con tasas de 27%, que llegan hasta 40%, cuando se trata de tarjetas de crédito.

Hay múltiples formas de extracción de plusvalía a través del lucro que genera el endeudamiento, que es un régimen disciplinante de dominación porque las personas endeudadas no pueden reflexionar, acceder a cultura o rebelarse. Solo tienen tiempo para trabajar, pagar sus deudas y seguir trabajando diez o doce horas diarias. En Chile el 1% más rico acumula el 33% de los ingresos del país; y cuando ese dato se expresa en dinero, el 0,01% más rico obtiene ingresos mensuales de 460 millones de pesos por persona.

La desigualdad se debe a que una gran mayoría está viviendo al límite de la supervivencia. En Chile la medición de la pobreza se hace sobre la base de los ingresos totales del hogar y ese ingreso total está influido por los salarios, los subsidios del Estado y lo que se llama ‘alquiler imputado’. A una persona que está pagando o es dueña de una casa, se le imputa el valor del arriendo de su propiedad como ingreso. Si se recalculara la pobreza con la misma base actual, pero sin considerar los subsidios del Estado ni el ‘alquiler imputado’, la cantidad de pobres saltaría de inmediato del 11,7% oficial al 27,8% real en 2015”.

 

SITUACION DE LA

MUJER TRABAJADORA

 ¿Cuál es la situación laboral de las mujeres?

“Aunque existe una ley de igualdad de género, a igual cargo la mujer sigue ganando 20% menos que el hombre. Otro factor, denominado ‘techo de cristal’, dice que ellas pueden subir en la escala jerárquica de una organización, pero llegarán a un techo desde el que no pueden seguir escalando. Los cargos de dirección en Chile están muy masculinizados, porque existe la creencia de que la mujer solo aporta ingresos complementarios para el hogar y que por lo tanto se le puede pagar menos. A eso se agrega el hecho que ellas, en edad fértil, tienen un costo potencialmente mayor para las empresas o instituciones.

Estudios internacionales dicen que la mejor manera de enfrentar las brechas de género es la negociación colectiva por área de actividad económica, para que abarque al conjunto de los trabajadores y trabajadoras de un sector, porque esas negociaciones son las que van a establecer un grupo de presión de mujeres organizadas para defender sus derechos en los centros laborales.

Un modelo de negociación colectiva por rama hace mucho más probable que la fuerza de trabajo tome conciencia respecto a que los problemas salariales se originan más allá del perímetro de la empresa y que en ellos pueden ser parte activa en la búsqueda de soluciones para los intereses del conjunto de la clase trabajadora. La negociación por rama debiera ser el principal punto en la agenda del movimiento sindical del futuro”.

¿Hay machismo en el mundo sindical?

“La principal tradición sindical proviene del mundo fabril, y es machista. Pero en el último tiempo ha surgido un sindicalismo joven que lucha por erradicar estas prácticas. Por lo general los presidentes de los sindicatos son hombres y las mujeres están sub-representadas incluso en sectores productivos que son feminizados, como el textil.

Comienza a surgir una mirada crítica sobre los temas relacionados con la disputa del poder en la sociedad, que van más allá de la pura reivindicación de salarios. Eso muestra un avance hacia la construcción de un nuevo sujeto social y político. En este proceso, el movimiento estudiantil ha influido paulatinamente en el desarrollo de una fuerza de trabajo más joven, que tiene una forma distinta de mirar la vida, las relaciones laborales y asuntos como la desigualdad o la inequidad de género”.

¿Se puede hablar de un nuevo sindicalismo?

“No creo, pero hay algunos elementos en esa dirección. Poco a poco aparecen fuerzas que tratan de disputar espacios sindicales, pero falta todavía un trabajo de auto-organización de estos actores del mundo laboral. Todavía está por verse cómo el sindicalismo se hace cargo de esta fase del capitalismo, cuando el trabajo se materializa de muy diversas y nuevas maneras, y las ganancias de las empresas se obtienen a través de especulación financiera. Es un fenómeno complejo, porque el modelo impulsa la idea del emprendedor, que se refiere a personas que ante la insoportable precarización de las condiciones laborales, buscan trabajar como independientes. El actual es un mundo laboral efímero y atomizado, donde resulta más difícil organizar a la clase trabajadora, que actúa sujeta a jornadas sin horario que la mantienen conectada todo el día a una vida laboral que ha sido colonizada por sus empleadores. Estas nuevas formas de trabajo tensionan al sindicalismo clásico, en la medida que no puede responder a las necesidades de estos nuevos trabajadores”.

 

RUBEN ANDINO MALDONADO

 

Publicado en “Punto Final”, edición Nº 865, 25 de noviembre 2016.

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