El Gobierno colombiano y las insurgentes FARC-EP suscribieron hoy el segundo pacto de paz, con el que se comprometieron nuevamente a terminar el conflicto entre ambas partes, consenso que sustituye al anterior rechazado en un plebiscito.
Tal ceremonia protocolaria, que como escenario al capitalino teatro Colón, puso fin a más de un mes de incertidumbre luego de la victoria del voto negativo en ese ejercicio democrático, resultado que entorpeció temporalmente el avanzado proceso pacificador.
Tras un periodo de movilizaciones ciudadanas e intensos debates en Cuba y Colombia, ambas delegaciones de negociadores terminaron el nuevo documento, que según el presidente Juan Manuel Santos incluye ampliaciones, modificaciones o precisiones en 56 de los 57 ejes temáticos revisados en La Habana, sede de las conversaciones desde el 2012.
El mandatario y el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), Timoleón Jiménez, volvieron a estrechar sus manos al oficializar el que calificaron de último y definitivo tratado, que abarca las medidas y reformas necesarias para acabar la confrontación y comenzar la construcción de la paz.
El pasado 12 de noviembre los portavoces gubernamentales y de esa guerrilla, la principal involucrada en la guerra interna, concluyeron el presente texto, derivado del inicial suscrito en la ciudad de Cartagena de Indias en septiembre y desaprobado luego en el plebiscito por la mayoría de los votantes.
En correspondencia con lo previsto, el paso siguiente será la refrendación por la vía del Congreso de la República y la implementación de lo consensuado.
Con dicho acuerdo el Ejecutivo y las FARC-EP dejan atrás una etapa de confusión y desconcierto para afianzar el cese el fuego bilateral -que en la práctica significa el final de la conflagración entre ambos lados- e iniciar fases igualmente claves como el desarme de ese grupo rebelde y su posterior reincorporación a la vida civil.
Los últimos acontecimientos evidencian la decisión tanto del Gobierno como de las FARC-EP de seguir adelante con el pacto de paz, pese a la resistencia de sectores tradicionalmente opuestos a la salida civilizada al conflicto, entre ellos el partido de derecha Centro Democrático, encabezado por el exgobernante Álvaro Uribe.