Noviembre 19, 2024

Izquierda, derecha y toma de decisiones

El último cambio de gabinete  ha confirmado  lo difícil que resulta para el actual gobierno y en especial a la Presidenta Bachelet, tomar decisiones. En una conversación  radial el dirigente demócrata cristiano Ricardo Hormazabal   contó que se había entrevistado hace pocos días con la Presidenta y que ella  le había manifestado que había bajado la cortina para nuevas iniciativas en su gobierno.

 

 

No es de extrañar entonces, que en lo que va corrido de su segundo gobierno, todas las iniciativas le han sido impuestos por movimientos populares en manifestaciones masivas: No+AFP,              NO +Femicidios  y permanentemente: No +lucro en la educación. ¿Qué iniciativas han tenido los partidos políticos en la gestión de estos temas : ¡ Ninguna!

En las décadas desde que se recuperó la democracia, se  ha instalado una percepción clara que  tanto en los políticos de izquierda como de derecha existe un problema  en la forma de decidir o dicho en mejor forma: en la  incapacidad  para tomar decisiones .Eso ha afectado más gravemente a los gobiernos de la Concertación  y a la actual Nueva Mayoría.

Un médico que conoce de cerca a la actual Presidenta Bachelet  comentó  que es una costumbre arraigada entre los profesionales médicos que enfrentan un enfermo grave y cuyo diagnóstico no es claro, es llamar a una “junta” o comisión para que examine el problema y ofrezca una solución. De ahí tal vez la tendencia en sus gobiernos de nombrar tantas comisiones.

Alguien  contó con ironía  que si el derrumbe de la mina San José hubiera ocurrido en su Gobierno, se habría nombrado una comisión  en que al cabo de 15 días habría habido una votación dividida. ¡Adiós mineros!.

En el Gobierno  de seis años  de Ricardo Lagos, se tomaron tres decisiones  de gran significado. La primera, fue enfrentar  el corte del gas natural desde Argentina, instalando un terminal para importar gas natural licuado en grandes barcos tanques, para que  se pueda regasificar en tanques  ubicados en tierra y de ahí distribuirlo. La solución ha sido un éxito e incluso el gaseoducto se está usando para reenviar  el gas a Argentina  donde hay déficit. Hay que hacer notar que se trató de una decisión forzada, ante la eventualidad de dejar a medio Chile a oscuras.

La segunda gran decisión fue aprobar el trazado de la llamada Costanera Norte, usando parcialmente el cauce del río Mapocho. Hubo gran oposición de diversos sectores, pero finalmente predominó  la decisión del propio Lagos y ahora nadie imagina lo que sería el tránsito de vehículos sin esa carretera en el interior del Gran Santiago.

La tercera decisión fue un desastre. El llamado Transantiago, concebido como un cambio del transporte público en superficie hecho como un big bang, es decir en algunas horas pasar del complejo sistema de las micros amarillas con multiplicidad de dueños, a un sistema concesionado a unas pocas empresas. El diseño fue heredado por el primer gobierno de Bachelet, implementado por gente no especializada provocando un gran trastorno ciudadano y un despilfarro de dinero, que a casi 10 años de su estallido, aún no se repone.

Como ocurre muy  a menudo en Chile, nunca se pudo  ubicar y responsabilizar a quienes tomaron las malas decisiones. Incluso una Comisión Investigadora  de la Cámara de Diputados, con largo tiempo de discusión, no pudo ubicarlos. La maraña burocrática  se especializa en que la responsabilidad se vaya diluyendo en decisiones parciales, que finalmente impiden ubicar los puntos claves en que se produjeron las equivocaciones..

 En estos días ocurre algo similar  con los errores cometidos en la elaboración de los padrones electorales. Nuevamente  la responsabilidad se esconde en  diversos organismos estatales, que cada uno hizo presente a otro la situación y ninguno tomó la iniciativa para enmendarlo oportunamente. La amenaza del nuevo ministro de Justicia de que van a caer cabezas, se perderá en el horizonte, aunque algunas cabezas cambien, pero de color político.

Es claro que en los ejemplos señalados de buenas  decisiones, se trató de decisiones relativamente simples, es decir se trató de resolver una situación que casi no tenía alternativas.

Pero cuando se trata de resolver casos complejos en que intervienen varios factores que   se afectan unos con otros, como por ejemplo el sistema de transporte público en el Gran Santiago, la toma de decisiones  falla completamente: el aparato estatal chileno es tan débil en expertos y en temas especializados, que  ni la formación de comisiones multidisciplinarias está dando buenos resultados.

Un tema aparte es  la intervención de factores externos en la toma de decisiones. El pago de comisiones o sobreprecios  que influyen en adoptar malas decisiones, tanto en las decisiones civiles, como en las militares, se ha establecido como un factor presente en muchos casos de importancia nacional. El pago de las llamadas “coimas” no solo afecta el resultado de las decisiones, sino que  corrompe el sistema, captura a funcionarios públicos y los hace esclavos de  factores  incontrolables por el estado.

En los próximos meses deberá resolverse la renovación de los buses  a petróleo del gran Santiago que están cumpliendo su ciclo de vida útil. La decisión afectará la calidad de vida de millones de santiaguinos.  Hace diez años  la adquisición apresurada  de los buses orugas, malos en materia de contaminación, incomodos para los usuarios, con multiplicidad de puertas de bajada  que impiden el control del pasaje y con falta de maniobrabilidad en calles estrechas demostró la incapacidad de tomar decisiones en temas complejos. En esta materia que impacta en millones de  personas hay que solicitar  al gobierno  que la decisión de las nuevas adquisiciones  sea tomada con criterios  de absoluta transparencia y con participación ciudadana. ¿O se esperará un nuevo movimiento masivo que diga: No+Buses Orugas, contaminantes?

Hay que impedir que sean los lobbies  de las grandes marcas los que decidan lo que se va a comprar. Hay que exigir propuestas públicas transparentes y que impidan la corrupción  Finalmente pero factor determinante para resolver  la calidad de vida en la ciudad:                    ¡Exigir motores ecológicos en el transporte público, a gas natural o con gas metano!

21 Octubre 2016

 

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