Con molestia reaccionó, Diego Ancalao, dirigente político Mapuche y escritor, ante la revelación del contenido de un informe escrito en 2013 por quien, hoy, es el nuevo Ministro de Justicia, Jaime Campos, documento en el que éste habría señalado, sin tapujo alguno, que nunca existió un Estado Mapuche y conformar una, atentaría contra la soberanía nacional”.
Tras escuchar esa versión, Diego Ancalao llamó al Secretario de Estado a no hablar del pueblo-nación Mapuche bajo supuestos falsos, bajo premisas infundadas, asegurando que “la primera vez que dije que el Estado de Chile debía declararse plurinacional, algunas personas me dijeron que cómo se me ocurría decir tal blasfemia contra el sacro santo estado unitario y centralizado, cómo podía pensar en romper la soberanía de Chile, que dónde viviría la gente no Mapuche, que cómo van a ser nación los Mapuche”.
Según Ancalao, “no es necesario ser sabio para saber que antes de los españoles existían aquí varios pueblos originarios y para sorpresa del Ministro, estos grupos humanos no fueron creación de los españoles. El antropólogo de fama mundial, Tom Dillehay, encontró en Purén pruebas de más de doce mil años de existencia del pueblo nación- Mapuche, con su propio idioma, historia, cultura, forma de ver la vida y organización singular, que según Martínez (1999:28), ésta es, precisamente, la definición misma de nación”, agregando que “para los romanos, el concepto de “natio” era opuesto a “civitas”, sólo tenían relaciones de vecindad y lingüísticas, porque “natio” estaba asociada “a la procedencia nacional atribuida por otros a lo extraño”. En este contexto, recuerdo que el propio tratado de Trapihue, de 1825, firmado por el Estado de Chile, reconoce a una nación vecina, según el Artículo N° 18 y N° 30 del Tratado”.
De manera categórica, el dirigente político Mapuche y autor, precisamente, de un libro referido a la causa pendiente de esta étnia, afirma que “el Ministro Campos está confundiendo Estado con nación. Por ejemplo, el Estado federal, no implica una división de la nación. La forma jurídica del Estado es un asunto relacionado, pero, a su vez, diferente de la soberanía nacional. La autonomía no otorga soberanía, que no es una atribución de la nación, sino del Estado. Estado nacional, es decir, la idea de que los súbditos de un Estado conforman una agrupación más o menos uniforme, con una identidad más o menos común, favoreció el tránsito desde un Estado monárquico hacia el Estado democrático (Cfr. Habermas, op. Cit). Así, ocurrió en Alemania, Francia, Estados Unidos y Chile e implicó que, por razones azarosas, de la noche a la mañana, personas que no tenían nada en común, se encontraran bajo un mismo poder estatal”.
Diego Ancalao sostiene que el Ministro Campos plantea el miedo a que se ponga en peligro la soberanía de Chile. “Es una crítica que parte de supuestos falsos y se afirma en hipótesis no demostradas. Ese debate terminó con la aprobación del Convenio 169 de la OIT, ya que la soberanía recae en el pueblo y no en el Estado y el pueblo está compuesto de varias naciones étnicas. Los tiempos del genocidio ya pasaron, nosotros no podemos volver atrás, debemos avanzar con la venia de la razón y con la fuerza de nuestras ideas. El respeto y el diálogo tienen su sitio preferente, debemos perdonar a aquél que habla sin saber, ayudarle a derrotar esa enfermedad mental de la discriminación y a comprender que la identidad de Chile nace de los pueblos originarios, que el reconocer las diferentes naciones étnicas hacen un Chile Plurinacional más justo, pues no es otra cosa que reconocer mediante el derecho, lo que en los hechos, ya somos: un Estado Plurinacional. “Tengamos fe en que el derecho constituye la fuerza”, decía Abraham Lincoln”.
Al mismo tiempo, el dirigente político Mapuche –vicepresidente de la Izquierda Ciudadana- plantea: “No podemos despilfarrar el tiempo en condenarnos y combatirnos, recíprocamente. Ya hemos perdido demasiado tiempo en el pasado. Somos plurinacional e intercultural, qué duda cabe. ¿Alguien ha dicho merkén alguna vez?, a pesar que no le gusten los Mapuche, o ¿cagüinero?, que en mapudungún significa conversar. Nuestras naciones están íntimamente ligadas, debemos reconocer nuestra historia, porque “la historia es la memoria de un pueblo y sin memoria, el hombre se degrada a los animales inferiores”, decía Malcom X”. Añade Ancalao que “no sólo hay que reconocer nuestra historia, sino que, reconocer nuestros pueblos y tener en cuenta en todo momento que no estamos luchando por la integración, ni estamos luchando por la separación. Luchamos por el reconocimiento, por el derecho a vivir como seres humanos libres en esta sociedad que nos hermana y en la que no podemos seguir siendo juzgados por nuestro apellido, origen, condición social, religión o color de cabello y ojos”.
Por último, Diego Ancalao precisa: “Estoy en contra de toda forma de discriminación. Creo que todos los seres humanos deben ser respetados por el contenido de su personalidad y, ése, es el sueño que estamos dispuestos a defender: un “Chile plurinacional”, que es el sueño en que Chile deje de buscar lo que nos diferencia y construyamos juntos un mejor país desde lo que nos asemeja. Ése es el camino que nos llevará a una unión más perfecta, que es tan necesaria, en un día como hoy. Hay algunas personas de los barrios altos que creen que viven en otro país, piensan que están en Inglaterra o Alemania. Dicen: ¡pero estos Mapuche no se cansan de causar problemas, pero hasta cuándo van a molestar!, pero Vitacura, Quilicura y Apoquindo no son nombres alemanes ni ingleses, sino son los nombres de los caciques que -junto a Michimalonco- destruyeron Santiago”.