Diciembre 11, 2024

Familias chilenas volverán a marchar este domingo 16 contra las AFP

Álvaro Gallegos, ex Super intendente de Pensiones del gobierno de Bachelet, afirma que el sistema de pensiones de cotización individual de Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP) es un rotundo fracaso y que sus jubilaciones son miserables.

 

 

La convocatoria a una nueva marcha familiar de protesta el domingo 16 de octubre contra las exiguas jubilaciones que ofrece el sistema previsional chileno es otro de los coletazos de la presencia de cientos de miles personas en Santiago y de otros varios miles en manifestaciones en cada una de las regiones del país, quiénes marcharon en las calles el 23 de julio y el 21 de agosto, acogiendo el llamado del movimiento ciudadano “No + AFP”. Este suceso abrió un debate silenciado por 35 años sobre la naturaleza y los resultados del sistema previsional de cotización individual de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP), que hoy acumulan 160 mil millones de dólares de propiedad de los trabajadores chilenos.

La masividad lograda por el movimiento “No + AFP” se constituyó en el factor decisivo para dar paso a una discusión pública sobre la solvencia del sistema. La presidenta de la República, Michelle Bachelet, se pronunció también al respecto el día martes 9 de agosto y formuló un planteamiento de modificación, que en resumen propone pasar del actual modelo de aportes con cargo exclusivo al trabajador a otro mixto (cotización individual y sistema de reparto), con aportes tripartitos (trabajador – empleador – Estado). 

Luego de un silencio sistemático de varias décadas, los canales de televisión y los consorcios periodísticos que representan al duopolio de la prensa escrita, abrieron sus espacios informativos; para transmitir opiniones de especialistas, empresarios y dirigentes sindicales,  en la búsqueda de soluciones para la evidente crisis de un sistema previsional, que solo puede ofrecer pensiones de miseria a los cotizantes individuales. Esta apertura obedece a la imposibilidad de la casta política y los grupos empresariales, de sostener un sistema previsional fracasado en lo esencial, ante un pueblo movilizado que exige el respeto a sus derechos previsionales.   

En una sociedad dominada por un monopolio ideológico en los medios de comunicación; un factor de gran impacto y detonante de la evidente injusticia del sistema de pensiones y las profundas desigualdades que abrigan los distintos regímenes existentes (AFP, IPS y cajas de la defensa nacional), ha sido también la denuncia contra la ex esposa del presidente de la Cámara de Diputados y ex presidente del Partido Socialista, Osvaldo Andrade,  funcionaria de Gendarmería,  quién jubiló irregularmente en la Caja de Previsión de la Defensa Nacional (Capredena) con una pensión que sobrepasa los 5 millones de pesos mensuales.  Otro caso igualmente vergonzoso es el del capitán (R) de la FACH, Raúl Vergara, quien luego de desempeñar el cargo de Subsecretario de Aviación durante el primer gobierno de Bachelet, incrementó su pensión también en una cifra que bordea los 5 millones de pesos.      

El modelo previsional de las AFP se derrumba

El economista Álvaro Gallegos Alfonso, ex Superintendente de Pensiones del actual gobierno, que fuera apartado del cargo por negarse a aceptar una fraudulenta la fusión de las AFP Cuprum y Argenta,  opina que el mejor camino para conseguir pensiones dignas es la movilización masiva de la sociedad para obtenerlas.

Dice que hay una acumulación de frustraciones, que empiezan a hacerse cada vez más intensas en la medida que las personas van entrando en su etapa de retiro y constatan que sus pensiones no les permitirán vivir dignamente. Muchos descubren  que pasarán sin transición de un millón a 250 mil pesos mensuales, con efectos desastrosos para su entorno familiar y por ese motivo es toda la familia la que ha comenzado a movilizarse.

Señala que antes eran pocos los preocupados de estos temas, porque la manipulación publicitaria de las AFP y el discurso político oficial calificaba al sistema previsional de exitoso. La gente no se preocupaba mucho de sus cuentas personales; aunque las diferencias de comisión entre unas y otras han sido siempre relevantes, fluctuando entre 1,54 y 0,41 %.

“Bienvenida la explosión contra el sistema previsional, porque el tema ya está sobre la mesa y ello posibilita cambio de fondos”, dice Gallegos, que afirma que en el modelo de capitalización individual es insolidario y riesgoso. Que si una persona ha tenido la fortuna  de estar empleada toda su vida, puede obtener una pensión razonable; pero como la mayoría de la gente tiene durante su vida laboral lagunas previsionales, el futuro de su pensión queda sometido a los vaivenes del mercado laboral.

Pensiones: entre el individualismo y la solidaridad

Según Gallegos, el régimen de reparto es solidario y las personas laboralmente activas financian a las pasivas. La crítica que se hace a ese modelo es que en la medida que los activos sean menos, habrá menos a aportes para los pasivos. Pero este régimen tiene flexibilidad para ajustar sus condiciones, aumentando la edad de retiro o la cotización. En los países desarrollados hay políticas públicas para mejorar la empleabilidad de la gente de más edad o mecanismos que facilitan la incorporación de la mujer a la vida laboral, aumentando con ello los aportes al fondo de pensiones.

Para el especialista los tres modelos previsionales que existen en Chile están en  crisis. El régimen del Instituto de Previsión Social (IPS) es deficitarios porque ya nadie le aporta fondos y tiene que seguir pagando pensiones; el sistema de las FFAA y Carabineros (Dipreca y Capredena) lo es también porque el Fisco se pone con el 90%  de su presupuesto, y el sistema de pensiones de cotización individual de las AFP,  porque al agregarse el  pilar solidario en 2008 hubo un reconocimiento de que las pensiones que ofrece son bajísimas y deben ser complementadas por el Estado.

Gallegos afirma que: “los sistemas de previsión ocupan diversos mecanismos para proveer jubilaciones. En Holanda existe un sistema mixto, en el que hay una primera capa consistente en una pensión universal accesible a todos por el solo hecho de ser ciudadanos, que no es contributiva y que es 100 % financiada por el Estado. Luego hay una segunda capa a la que acceden aquellos que tienen una vida laboral con contrato; contribuyen a ella los trabajadores y los empleadores, con un ahorro que sirve para mejorar las jubilaciones. También existe una tercera capa, a la que contribuyen las personas que pueden aportar voluntariamente para mejorar su pensión, buscando suavizar el paso de la condición de trabajador con un sueldo elevado al sector pasivo.

La transición debe ser gradual

Respecto al caso chileno dice que la transición desde el modelo de cotización individual al de reparto debe ser gradual y afirma que es falso y alarmista lo dicho por José Piñera,  acerca de que los fondos de las cuentas individuales de las AFP se van a expropiar. Advierte también que los cotizantes de las administradoras privadas son mayoritariamente personas que en promedio poseen ahorros que en promedio ascienden a 11 millones de pesos,  que les condenan a recibir pensiones miserables, tal como ha reconocido incluso de la Asociación de AFP. Por ese motivo constituye una necesidad imperiosa iniciar un cambio paulatino hacia un sistema solidario, para que vaya aumentando progresivamente la incidencia del sistema de reparto dentro del modelo global.

Afirma que el ahorro previsional que podrán acumular en promedio los futuros ahorrantes en las AFP será de 30 millones de pesos y con esa suma podrán aspirar a una pensión de cinco UF (130 mil pesos), más baja hasta que los 230 mil que representa el promedio de las jubilaciones actuales. Dice que la capacidad del sistema de entregar buenas pensiones se está deteriorando; porque en el desregulado régimen laboral existente las personas no pueden ahorrar lo suficiente como para lograr una buena pensión, ya que dependen de factores que están fuera de su control, como las fluctuaciones del mercado laboral, con frecuentes lagunas previsionales producidas por periodos de cesantía.

Dice Gallegos que al pensionado se le calcula su expectativa de vida en función de tablas de edad. El cálculo para los hombres obliga a tener un ingreso por 45 años, desde los 65 hasta los 110 años; y el caso de las mujeres es más dramático, porque  la edad de retiro es 60 y para llegar a los mismos 110 años necesitan 50 años. Los hombres cotizan en promedio 24 años de los 40 calculados como su tiempo de trabajo y las mujeres cotizan en promedio solo 15 de 50 años laborales. Un hombre, con 24 años de cotización, tiene que financiar 45 de retiro, y una mujer, con 15, debe financiar 50 años.

Propuesta alternativa

Para resolver esta situación propone dividir la edad de retiro en dos etapas: una tercera edad, que va desde la  jubilación hasta la expectativa promedio de vida (90 años en el caso de la mujeres y 85 en los hombres), y una cuarta, que va desde esa fecha hasta el final de los días de cada persona.  Propone que el ahorro que cada trabajador acumuló en la AFP financie solamente la tercera edad. Desde 65 a 85 años en el caso de los hombres y desde los 60 a los 90 en el caso de las mujeres. Eso generaría un aumento inmediato en el monto de las pensiones entre un 20 a un 50%, según como se realice el cálculo.

Dice que la cuarta edad sería de 20 años o más, lo que da tiempo para acumular un fondo de reserva. La idea  es que se agregue una cotización adicional de cargo del empleador de 5 %, que en 20 años proveería el financiamiento para la cuarta edad. Ese aporte iría al fondo de reserva de pensiones que ya existe y que debiera transformarse en un fondo solidario. Otra fuente para financiar esta cuarta edad sería el pilar solidario actual, que financia la Pensión Básica Solidaria (PBS) para quiénes nunca han tenido ahorros y el Aporte Previsional Solidario (APS) para aquellos que teniendo ahorros, necesitan un complemento para sobrevivir.

Según Álvaro Gallegos, como las pensiones aumentarían bajo este modelo, muchas personas podrían a dejar de calificar como beneficiados del APS. En consecuencia habrá un ahorro fiscal, que podría derivarse hacia el fundo solidario. En 20 años ese fondo acumularía una cantidad de recursos  suficiente como para  financiar al reducido número de personas que conformaría la cuarta edad.  

Componente de justicia social

Agrega que su propuesta tiene también un componente de justicia social, porque las personas más pudientes viven más que las de menos ingresos. Señalando que estudios internacionales  indican que la  mitad de la población más rica  vive 5,4 años más que la mitad más pobre. Esos datos establecen que recibir una pensión concentrada en un periodo más breve favorecería claramente a los pensionados más pobres, porque son los que en promedio viven menos.

Dice: “Aquí nadie pierde. Se financiarían mejores pensiones con los ahorros individuales, el Fisco tendría que gastar menos en pensiones solidarias; las compañías de seguros que hoy deben garantizar rentas vitalicias de  45 a 50 años, tendrían que financiar supervivencias de solo 20 o 30 años. Las AFP también se favorecen; porque al jubilado le cobran una comisión de 1% por cada cheque de pensión, ese flujo, que la AFP recibe en 45 o 50 años, ahora lo obtendría entre 20 o 30 años. Los únicos que tendrían que desembolsar más (progresivamente de 2 a 5 %) serían los empleadores y ese desembolso es razonable, porque Chile es el único  país de la OCDE, en el que el empleador no aporta a las pensiones. Al respecto, una encuesta reciente rebeló además que el 98 por ciento de los empleadores están dispuestos a aportar dinero para la pensión de sus trabajadores”.

Álvaro Gallegos cree que su propuesta es simple y efectiva. “Es fácil de comprender y tiene un impacto inmediato en las pensiones, que es lo que a la gente más le importa. Muchos pueden decir que no quieren más AFP y que prefieren un modelo puro de reparto, pero si ello significara que su aporte al sistema se duplicara, lo más probable es que prefieran mantenerse en las AFP. Esta propuesta tiene el mérito resolver el problema  ahora y permite tener 15 o 20 años más para planificar con tranquilidad lo que queremos hacer más adelante sin la presión de esta caldera hirviendo”.

Rubén Andino Maldonado

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