Diciembre 3, 2024

Siria: un llamado a la sensatez

Lo que sucede en Siria exige sensatez, sobre todo cuando se disipan las dudas acerca de los objetivos de Estados Unidos y sus aliados occidentales en la región del Medio Oriente.

 

 

Para todos los analistas y expertos, sean del bando que sean, el ataque de la Coalición Internacional que lidera Washington contra posiciones del Ejército sirio en la ciudad de Deir Ezzor, es una provocación de consecuencias imprevisibles.

Desde 1956, cuando Gamal Abdel Nasser nacionalizó el Canal de Suez y Francia y el Reino Unido atacaron a Egipto, no se producía una escalada bélica de la magnitud que se vive actualmente en Siria.

El mundo árabe, cada vez más desvanecido, golpeado por los continuos enfrentamientos con los regímenes sionistas de Israel, está ahora dividido entre los que aspiran por el petrodólar para vivir a su manera y los que defienden la soberanía, abogan por la unión y la tolerancia y tratan de mantener la sensatez adecuada.

No existen antecedentes del despliegue militar contra esta nación del Levante, dirigido de una u otra manera a la presión geográfica contra Rusia e Irán, no por casualidad aliados y defensores de Siria.

En la era de una evolución constante, de increíble rapidez en los avances tecnológicos, Estados Unidos y la coalición internacional tienen en el Mar Mediterráneo, alrededor de Chipre y junto a las aguas de El Líbano, 13 buques de guerra, incluidos un portaaviones y un número indefinido de submarinos.

Francia y el Reino Unido están presentes y asumen el papel de nostálgicas potencias coloniales bajo el mando de Washington, que sostiene bases estratégicas y centros de monitoreo vía satélite e inteligencia en Turquía, Kuwait, Arabia Saudí, Bahrein, Qatar, Emiratos Arabes Unidos y Jordania.

Nadie, en su sano juicio, puede suponer que con ese nivel tecnológico y el armamento desplegado a costa de los contribuyentes de sus propios países, les pase por alto cualquier tipo de operación militar.

De ahí que el ataque coaligado contra posiciones del Ejército sirio en Deir Ezzor, punto geográfico cercano a la frontera de Iraq y la provincia siria de Hasaka, pueda admitirse como un error de cálculo o una carencia de informaciones adecuadas sobre el terreno.

Las piezas sobre el dramático tablero de ajedrez que representa Siria se movieron con agilidad, subterfugios, malas intenciones y el claro objetivo de dividir a esta nación, cuna de milenarias civilizaciones. Cada petrodólar jugó su papel en el financiamiento de las cadenas antiDamsco de Al Jazeera y Al Jarabiya, los cortes a las transmisiones televisivas sirias desde los satélites y el bloqueo comercial impuesto desde hace cinco años por Europa Occidental.

Las finanzas, los compromisos mal enfocados y las divisiones internas, propiciaron la irrupción turca en territorio sirio, el malsano realce de las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) y una revitalización de los afanes de una buena parte de las Autodefensas Kurdas, las cuales levantaron en Tal Abiab, provincia de Hasaka, la bandera de las 50 estrellas en sus propias instalaciones.

Tampoco es sensato suponer y sin apelar a teorías conspirativas, que después de prepararlos durante largo tiempo, financiarlos con abundancia y sostenerlos logísticamente, Estados Unidos se prestaría a combatir a los grupos terroristas.

Por sí mismos, las más de 50 organizaciones yihadistas extremistas, bajo el mando indirecto o directo en muchos casos, del Estado Islámico (Daesh) y el Frente para la Conquista del Levante, antes Al Nusra, no llevaban las de ganar en el terreno de combate y mucho menos en el diplomático.

Los análisis, al respecto, deben tomar en cuenta, además, que los servicios de inteligencia occidentales están metidos hasta el fondo en el terreno para socavar, aniquilar, dividir, confundir y atentar contra todo lo que huela a soberanía e independencia en Siria.

Por otro lado, el régimen sionista de Tel Aviv parece cumplir con los movimientos de fichas cuando niega el respaldo a los exAl Nusra y ataca a Siria, aunque en secreto a voces les suministra todo lo necesario.

Frente al comedido y realista actuar de Rusia y Siria, en pro de una paz equilibrada que evite la continuación de un baño de sangre mayor, los contrarios apelan a mover los peones como si fueran alfiles o piezas de más calibre.

Estados Unidos, con el respaldo verbal y nunca práctico de Francia y el Reino Unido, aceptó las continuadas propuestas de tregua de Moscú y Damasco y después, sin aparente ton ni son, agregó condiciones unilaterales, alargó la aplicación de puntos tácticos operativos y ahora contribuye con absoluta desfachatez a fragilizar aún más la reciente tregua pactada. Para Catherine Shakdam, directora del Centro de Estudios del Medio Oriente en Beirut, ‘Siria se ha convertido en un pozo ciego político de tratos encubiertos y agendas ocultas’, y pronostica que con el Estado Islámico derrotado, ‘las negociaciones de paz tomarían un tono muy diferente.’

Y concluye: ‘Para entonces, finalmente el mundo se podría ver obligado a prestar atención a lo que desean los sirios. ¿Los recuerda? ¿Se ha molestado alguien en preguntarles cómo visualizan su futuro? ¿Qué tal si empezamos con esa pregunta y regresamos a la sensatez?’.

 

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