Uno de los efectos del Cambio Climático será, según Greenpeace, la reaparición de enfermedades infecciosas que actualmente están enterradas bajo los terrenos de congelación perpetua, conocidos como permafrost.
La organización ecologista ha señalado el ejemplo de la Península de Yamal, en la región de Siberia (Rusia) donde las altas temperaturas (por encima de los 35 grados) del verano han provocado un brote de ántrax que ha matado a un niño y ha obligado a hospitalizar a cerca de una veintena de personas y evacuar a las familias de la etnia Nénet que pastorean en la zona, para evitar más contagios.
El brote infeccioso se debe a que miles de cadáveres que quedaron enterrados en la tundra rusa durante la Segunda Guerra Mundial (1941) han salido a la superficie debido a la destrucción de la tundra por las altas temperaturas. La bacteria que causa el ántrax, que había permanecido conservada en los cuerpos sin vida de las víctimas de la última epidemia conocida en la zona, ha salido a la superficie junto con los restos de los animales muertos provocando un foco de infección.
A juicio de Greenpeace, lo ocurrido en Siberia convierte a los Nénets (una etnia de pastores nómadas que habita la región y se dedica al pastoreo de renos) en una comunidad indígena “víctima directa del cambio climático”. A juicio de los ecologistas, el calentamiento global es el responsable de las altas temperaturas en Rusia y de la destrucción del permafrost en la zona.
“El Gobierno de la región de Yamalo-Nenets reconoce que el incidente ha tenido lugar debido al calor extremo: la temperatura media durante casi todo julio ha estado por encima de los 35 grados. El año 2015 ha sido declarado oficialmente el año más caluroso en los últimos 136 años. “Y este año parece que también romperá récords de calor”, señala la organización.
De hecho, el responsable de Energía de Greenpeace en Rusia, Vladimir Chuprov, ha hecho hincapié en que el brote de enfermedades infecciosas será “uno de los efectos del cambio climático”, mientras que, en tanto las temperaturas se conservaban estables, la congelación perpetua de algunas regiones “tenía enterrados los cadáveres de animales que habían muerto por brotes sucedidos decenas de años atrás”.
“A causa del calentamiento global, la congelación perpetua se ha derretido y los cadáveres han emergido, por lo que la infección se está extendiendo otra vez”, ha subrayado.
Greenpeace ha recordado que la superficie de la tierra congelada representa en torno al 25% del área de la Tierra que conserva, además de agua, “grandes cantidades de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono y el metano” que, en caso de derretirse, contribuirían a agravar el incremento de las temperaturas.
“Los científicos advierten de que, si continúa el calentamiento global, puede activar una multitud de otros virus peligrosos. Además, si se derrite la congelación perpetua se abre una nueva vía para que la minería acceda a zonas que anteriormente eran inaccesibles y la retirada de superficies de suelos antiguos que han estado inmóviles, para construir minas, también puede conducir a la extensión de infecciones”, aseguran desde la organización.
Por ello, hacen un llamamiento a los políticos para que establezcan como objetivo “prioritario” la reducción “a cero” de las emisiones de gases de efecto invernadero, con el fin de intentar que la temperatura global no aumente más de 1,5 grados. “Ese fue el Acuerdo que celebramos en París el pasado diciembre y la solución para frenar efectos como la reaparición del ántrax”, ha subrayado la responsable de la Campaña del Ártico de Greenpeace, Pilar Marcos.