Diciembre 11, 2024

Metamorfosis en Cheyre y su Gran Asesor

Hay muchos, entre “los que saben”, que han dicho que Cheyre en su famosa entrevista a La Tercera, el domingo 24 de julio, estuvo asesorado por su Gran Asesor. Así se planteó además en el programa dominical de TVN Estado Nacional, ese mismo domingo.

 

 

Ha pasado medio mes sin que fuera puesto en duda eso que fue mucho más que un rumor.

Pienso que es muy posible.

Su Gran Asesor (o Guía) no es sólo amigo de Longueira e íntimo de Cuadra, es asesor suyo  como lo es de Contesse, de Ponce Leroux y de otros que nada tuvieron que ver, por el contrario, con la vida del Gran Asesor desde 1960 a 1995 (salvo las ganas de reprimirlo), un período en que el ahora Gran Asesor encabezó la juventud política más grande de Chile, se declaró más tarde “marxista leninista por los cuatro costados”, fue fundador de vanguardias revolucionarias, vivió en la clandestinidad chilena y ocupó cargos de responsabilidad en la URSS y Alemania Oriental, formó “cuadros políticos” siempre y alcanzó prestigio en la izquierda, tuvo una relación de camarada con Corvalán y Almeyda, Honecker y los mandos soviéticos y cubanos, vio morir a muchos de sus compañeros en la represión, luchó con ellos, sobrevivió en la clandestinidad, fue clave en el Plebiscito de 1988 y ministro de Aylwin, junto a Lagos y Ominami.

Transición es sinónimo de cambio y de metamorfosis. Kafka cuenta en su “Metamorfosis” que Gregorio Samsa amaneció un día cualquiera convertido en un insecto monstruoso, una cucaracha gigante, sin mayores cuestionamientos acerca de la situación que le impide para siempre ser lo que era.

El Gran Asesor se ha convertido en los últimos años en el político de mayor poder transaccional de Chile y en el asesor salvador, ya no más de los sindicatos, los familiares de sus ex compañeros desaparecidos, los movimientos sociales de izquierda y los curas progresistas sino del yerno de Pinochet, los oligarcas más apertrechados, las empresas extranjeras del oro y otros minerales, Monseñores Ezatti y Errázuriz y ex altos oficiales ¿por qué no? acusados ante la justicia de cómplices en asesinatos de gente como él, de camaradas de izquierda de los años de la dictadura.

Este tipo de personajes, de trayectorias tan contradictorias, suelen ser, dadas sus redes, su inteligencia, relaciones y audacia, y su impudicia ideológica, hombres claves en la trastienda de las llamadas “transiciones” –reinicios de democratizaciones después de oscuros períodos represivos- donde el poder inmediato no es ya propiamente el militar sino el que se asienta en las fuerzas aparentemente no militares: la casa de gobierno, el congreso, los lobby, los pasillos judiciales, la Iglesia, los grandes empresarios, las embajadas, los centros de estudio.

Para cabalgar con rapidez estos personajes deben despojarse de sus doctrinas primitivas y botarlas al tacho de la basura, manteniendo sí su antigua cáscara. El Gran Asesor sigue proclamándose austero, católico y socialista, pero no tiene nada de ello en su conducta diaria.

Su nuevo hábito pasa a ser uno de variadas formas y colores (el del que le paga o conviene atender), ha cambiado su sotana, su ética desaparece porque necesita no tener límites, y él termina, sin que necesariamente se lo haya propuesto, allí donde la atracción del oro es más refulgente.

Los sindicatos, los atropellados por crímenes de lesa humanidad, los curas pobres, las capas más desposeídas, los estudiantes movilizados, los que sacan jubilaciones de hambre, los que cargan con el peso del capitalismo que él estima ahora “moderno”, son sólo pequeñas remembranzas en su poderoso tejido neuronal que no parece tener remordimiento, eso que llaman “conciencia”. Ahora sirve a la capa social justamente contraria, integrada por gente que apoyó la tiranía o, directamente, apresó, torturó y asesinó a sus viejos compañeros.

Eso, sin ser confesor, sicólogo, neurólogo, abogado o juez.

Es un ejemplo, tal vez el mayor entre nosotros, de incoherencia en todos los planos. Y acumula un poder basado en su frialdad, su inteligencia y en su incoherencia. Puede cualquiera con fortuna recurrir a él y quien acude a él sabe que no tiene límites.

La vida de Cheyre es, como la de su Gran Asesor, ejemplo de incoherencia perfecta.

Ha obedecido a Pinochet y a su contendor histórico Ricardo Lagos, a quien el gobierno de Pinochet persiguió y casi asesinó en la noche del atentado.

Ha participado, según los jueces, en 15 ó 17 crímenes brutales junto a quienes fueron sus compañeros de armas y ha sido después…tranquilamente, Director del Servicio Electoral, para que las elecciones democráticas fueren cada vez más limpias y democráticas.

Es hoy Jekil y fue ayer Mr.Hyde.

Dice no haber presenciado ni fusilamientos ni torturas en el paso de la Caravana de la Muerte por La Serena por haber estado ahí, sí, pero, no lo van a creer, “a veinte metros de distancia” o “muy ocupado en una oficina al lado de la de Arellano Stark”, el jefe de ese crimen, aunque, dice ahora, conmovido hasta las lágrimas, que precisamente esa experiencia de septiembre de 1973, de la que no se dio ni cuenta, fue tan impactante para él que lo llevó a plantearse el “Nunca Más” de 2002.

Dice que no se dio cuenta del crimen pero afirma que ese crimen lo marcó tan profundamente que quiso sacárselo de encima llamando al “Nunca Más”, no en los años siguientes sino cuarenta  años después.

Fue un servil oficial del tirano pero destaca que su doctrina militar fue, después, la opuesta a la del general Pinochet.

Fue subordinado gratificado de Arellano Stark, Lapostol y Morel Brito pero, para exculparse hoy, carga sobre ellos las antiguas responsabilidades.

Tiene que haber quemado libros en las hogueras del 73 y aceptado el crimen de Jara, el calvario de Neruda y la prohibición de las artes y letras, pero pasó más tarde a ser académico universitario y hombre de letras “democrático”.

Ambos, su Gran Asesor y él, creen que los chilenos son bobos, sonsos o retardados mentales.

Ambos han destruido y barrido los límites más básicos de la ética, esos que obligan a andar por la vida con un mínimo de coherencia, la que permite vivir en sociedad.

Ambos han traicionado la memoria de sus compañeros de lucha: Pinochet, Contreras, Arellano, Morel Brito y el coronel Lapostol en el caso de Cheyre; Rodrigo Ambrosio, Eugenio Ruiz Tagle, José Córdova, los Maureira y medio centenar de militantes de sus Mapu asesinados por gente como Cheyre, en el caso del Gran Asesor.

¿Reencarnaciones de Sinón, el de la Guerra de Troya, el del inmenso Caballo? ¿O de Víktor Konerovski del Doctor Zhivago?

Nada de eso. No hay reencarnaciones y ambos son claramente chilenos, uno de ellos shileno como yo, amante del pernil, del buen vino y del pebre, como corresponde.

Cheyre y su Gran Asesor pueden ser respetados aún por algunos periodistas pagados, “hombres de Estado”, negociantes necesitados, politiqueros y otros cargados de culpas, laicos y curas, civiles y militares, pero ambos derivaron como en la metamorfosis de Kafka; dejaron de ser; perdieron su esencia; su alcurnia; son ahora de parecida calaña.

 

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