Diciembre 11, 2024

Ética, la diferencia fundamental entre capitalismo moderno y capitalismo salvaje

 

Para la civilización grecorromana, el conocimiento y práctica de la ética por parte de los gobernantes era una condición sine qua non para la existencia y duración del buen gobierno. La ética es una disciplina que analiza en profundidad la conducta humana y en particular trata de dar orientaciones y metodologías para diferenciar el bien del mal. Este conocimiento permitía que los gobernantes tuvieran una conducta correcta, honesta y orientada a la búsqueda del bien común y la felicidad de la comunidad toda.

 

 

 

En particular la ética persigue que la buena conducta entre los humanos cree la necesaria confianza mutua para que así nazca la empatía ciudadana y más aún, la tan necesitada asociatividad  del grupo social. Es así como la ética es una condición esencial, necesaria y básica para la formación de un sano espíritu de comunidad. Este espíritu es aquel dirige los poderosos sentimientos de afiliación, amistad y cariño hacia el grupo humano al cual se pertenece. Sea esta la familia nuclear, el clan, la tribu, la nación y la civilización de la cual se es parte.  Este es el poderoso instinto de Eros (el instinto del amor) que permite la convivencia armoniosa del grupo humano. Por otro lado, el igualmente poderoso instinto de Tanatos (el odio y la muerte), nunca debe dirigirse hacia el grupo al que se pertenece, y este debe ser cuidadosamente desviado hacia los “otros” o aquellos individuos que no forman parte de la comunidad a la que se pertenece. Es necesario agregar  que la represión constante de Eros y Tanatos produce ansiedad, angustia y trastornos emocionales que en casos extremos  puede llegar a la locura colectiva. Esto es lo que Sigmund Freud denominaba “el malestar de la cultura y el descontento con la civilización”. Es por todo esto que parte importante de la labor de un buen gobernante es crear las condiciones necesarias y suficientes para que el instinto de Eros sea dirigido hacia adentro, es decir hacia la propia comunidad (nosotros) y el instinto de Tanatos sea dirigido hacia afuera o sea hacia los individuos viviendo en países extranjeros (los otros).

            Basándose en principios éticos básicos, los filósofos griegos señalaban que había tres formas de gobierno buenas (éticas) para dirigir la ciudad-Estado y también tres formas de gobierno malas (corruptas). Las tres formas de gobierno buenas eran la monarquía, la aristocracia y la polítea. La monarquía era el gobierno de una persona (el buen filósofo rey o reina). Este gobierno unipersonal gobernaba en base a principios éticos y morales, en otras palabras gobernaba para conseguir el bienestar de la inmensa mayoría de la población. Esto significaba gobernar para el bien común y evitar políticas y decisiones que sólo beneficiaran a sectores minoritarios de la población. La aristocracia era el gobierno de unos pocos, por lo general la clase rica de la comunidad. No obstante estos ricos tenían suficiente ética y un desarrollado buen sentido común para gobernar buscando el bienestar general y el bien común de toda la población. Finalmente la politea era el gobierno de los muchos. Es decir, los gobernantes eran numerosos representantes del pueblo pobre y que siempre era la mayoría de la comunidad. Estos representantes de los pobres también gobernaban para el bien común y el bienestar de toda la sociedad y esto lo hacían respetando los derechos básicos de los sectores minoritarios. Los ricos sufrían pesados impuestos y otras limitaciones económicas pero sus propiedades más importantes no eran confiscadas y se les garantizaba el derecho a la vida.

            Las tres formas de gobiernos malos o gobiernos corruptos eran la tiranía, la oligarquía y la democracia. La tiranía era el gobierno de uno (rey o reina corruptos) que gobernaba sólo para beneficio de sí mismo, su familia y sus amigos. La inmensa mayoría de la población sufría un constante calvario. La corrupción extrema y la maldad habían matado el bien común. La oligarquía era el gobierno de los pocos ricos que también se habían corrompido en extremo y sólo gobernaban para el interés de su clase explotando despiadadamente a las masas populares. La democracia era el gobierno de la muchedumbre pobre y que también había sufrido un grave proceso de corrupción extremo. Este era el gobierno de los corruptos, con los corruptos y sólo para los corruptos. La inmensa mayoría de la población sufría una injusticia y explotación similar a la que se sufría bajo la tiranía y la oligarquía.

            Siglos después Maquiavelo criticó la vieja clasificación greco romana. A la politea la denominó democracia y al gobierno corrupto de los muchos la denominó oclocracia que quiere decir chusma inmoral y corrupta. Maquiavelo también criticó las seis formas de gobierno clásico y señaló que en su época (comienzos del siglo XVI) sólo había dos formas de gobierno. Indicó que solo había principados y repúblicas. Los principados eran los gobiernos dirigidos y controlados por una sola persona y repúblicas eran los gobiernos dirigidos y controlados por una pluralidad de personas.  Las repúblicas dirigidas por unos pocos individuos fue denominara república aristocrática. Por el contrario, cuando el gobierno estaba representado por muchos gobernantes, a esta forma de gobierno Maquiavelo la llamó república popular.  Para este autor al igual que para los autores clásicos, la mejor forma de gobierno era aquella dirigida y controlada por la “virtud”. Es decir, el gobierno estaba en manos de dirigentes que gobernaban con adecuados principios éticos y siempre se trataba de favorecer el bien común sobre el bien particular. Maquiavelo agregaba que había casos excepcionales donde el buen gobierno duraba siglos. Este milagro politológico se producía cuando los ciudadanos poseían un alto nivel de cultura cívica y esto les permitía formar el llamado gobierno mixto. Este gobierno era una sofisticada combinación sistémica y balanceada de las tres formas buenas de gobierno. Es decir, monarquía aristocracia y democracia. Aquí el poder del rey y la nobleza radicaba en la corona. El poder de la aristocracia radicaba en el senado, y el poder del pueblo radicaba en la asamblea popular. Entre estas tres instituciones había un delicado balance sistémico que permitía crear las buenas leyes y esto garantizaba el buen gobierno.  Maquiavelo mencionaba como modelo de gobierno mixto la gloriosa república romana que duró cuatro siglos antes de Cristo.

            Si por desgracia o mala fortuna el país sufría por muchas décadas o aún siglos, de una gran desigualdad económica, y esto era el resultado de príncipes corruptos o repúblicas oligárquicas; entonces era preciso el cambio violento y revolucionario. Para salir de este infierno político se deberían crear las condiciones para que uno o varios príncipes redentores, gradualmente pero con mano de hierro “hicieran pobres a los ricos y ricos a los pobres” y así gradualmente se redujeran las injusticias y se construyera una nueva sociedad basada en el bien común y adecuados niveles de igualdad. Maquiavelo señalaba que un país corrupto era algo parecido a un árbol que tenía extremadamente torcidas sus raíces, su tronco y sus ramas y que había que estirarlo y transformarlo en un árbol alto y esbelto. Esta enorme tarea demandaba el gobierno no de uno sino de varios gobernantes que durante varias décadas trabajaran para eliminar  las desigualdades e injusticias y de este modo formar una nueva sociedad. En otras palabras una república democrática que efectivamente velara por el bien de todos y usara la ética como base principal de sus decisiones y políticas públicas. Por el contrario, si la sociedad tenía mínimos niveles de desigualdad y el pueblo gozaba de suficiente educación cívica, Maquiavelo recomendaba para este tipo de comunidad virtuosa una república popular parecida a la que tenían en su tiempo las ciudades-Estados alemanas.

            En conclusión, para los clásicos y también para Maquiavelo las buenas formas de gobiernos eran aquellas que se basaban en sólidos principios éticos. Repetía una y otra vez que en Europa sólo los Estados eclesiásticos gobernados por el papa en Italia y las ciudades-Estados alemanas eran las únicas formas de gobierno que valía la pena conservar en Europa. Señalaba con amargura que Europa y Asia estaban gobernadas en su inmensa mayoría por brutales y corruptas tiranías. Para cambiar el curso de la historia proponía que honestos y brillantes príncipes redentores (sabios como un filósofo, valientes como un león y astutos como la zorra) debían aprender a usar la maldad y así con mano firme y despiadada fueran capaces de destruir la infinidad de tiranías corruptas que se habían apoderado del planeta. Para enseñar a los futuros príncipes redentores en el buen uso de la maldad escribió su famoso libro titulado El Príncipe. Para enseñar el arte del futuro buen gobierno republicano escribió su famoso libro titulado Discursos de la primera década de Tito Livio.

            En los siglos posteriores a Maquiavelo, el estudio de la política perdió la importancia y preeminencia que estos estudios tuvieron en la antigüedad y en la edad media.  Ahora después del renacimiento europeo, los estudios que ganaban importancia y prestigio eran los estudios económicos y financieros. La revolución protestante, la revolución industrial y la emigración masiva del campo a la ciudad, determinó que ahora en la época moderna, el tema de organizar, dirigir y controlar los procesos de producción de bienes y servicios de consumo masivo, pasó a ser el tema central. La lucha importante ahora era  entre el modo de producción feudad y el modo de producción capitalista. De esta forma, Sócrates, Platón,  Aristóteles, Polibio y Maquiavelo fueron reemplazados por Adam Smith, Carlos Marxy docenas de brillantes economistas. La nueva clase de poderosos mercaderes y empresarios industriales y financieros y los pensadores que los apoyaban; pronto reemplazaron las ideas políticas de los cásicos y en su lugar se estudiaron las ideas de los nuevos pensadores económicos. La poderosa clase empresarial se asoció con los monarcas absolutos de Europa y gracias a esta nueva coalición se destruyó definitivamente la vieja y corrupta oligarquía feudal.  El moderno capitalismo, gradualmente reemplazó las pequeñas empresas medievales y los grandes latifundios feudales fueron violentamente expropiados. La generalizada corrupción valórica del feudalismo fue reemplazada por la virtud del nuevo capitalismo.

 

            Max Weber siguiendo muy de cerca a Adam Smith, señala con fuerza que había cinco razones principales por las cuales el moderno capitalismo producía gran desarrollo económico y también alto desarrollo político, social y cultural. Todos estos brillantes resultados justificaban y fundamentaban la razón por la cual este modo de producción eventualmente reemplazó al modo de producción esclavista y particularmente al modo de producción feudal. Las cinco razones o condiciones básicas del buen capitalista eran las siguientes:

1.     El buen capitalista trabaja de sol a sol para caer físicamente exhausto y de esta manera dormir profundamente y sin soñar sueños pecaminosos.

2.     El ingreso del trabajo constante y productivo, debía ahorrarse y nunca gastarse en lujos y en consumos superfluos.

3.     Los ahorros se debían invertir en la expansión del negocio o empresa y de esta manera dar trabajo a personas menos talentosas y capacitadas que el empresario moderno.

4.     Los sueldos y salarios que el empresario moderno paga son siempre suficientes para garantizar una vida decente y digna para el trabajador. El pagar bien,  no es sólo un mandato divino, sino que además,  permite crear la masiva demanda de los bienes y servicios producidos. Sin una adecuada y sostenida demanda, el modelo capitalista no funciona y se desploma.

5.     Al final de su vida el empresario moderno debía donar su fortuna a la sociedad y esto se hacía mediante la creación de organizaciones de beneficencia pública y fundaciones. De esta forma el empresario moderno moría pobre y esto le ayudaba en su entrada al paraíso. [i]

Desafortunadamente en los últimos tres siglos, el modo de producción capitalista ha tenido varios periodos de corrupción extrema donde las cinco reglas básicas han sido violadas e ignoradas por los ricos dueños del capital. La primera gran corrupción contemporánea se produjo a finales del siglo XIX con la llamada “era Gilded”. Tanto en Estados Unidos como en Europa la rica oligarquía violó los principios morales enseñados por Adam Smith y Max Weber. Esta corrupta oligarquía creó un sistema salvaje de explotación de las masas trabajadoras. Esta gigantesca desigualdad  dio nacimiento a movimientos políticos extremos tales como el fascismo y el comunismo. El mundo entró en la gran depresión de los años 1910 a 1914. Esta tragedia económica en gran parte explica el inicio de la primera guerra mundial. El mundo occidental pronto se recuperó de esta catástrofe y creció aceleradamente en la tercera década del siglo XX. No obstante la falta de ética recomendada por Smith y Weber produjo la gran depresión de 1929. Este fenómeno económico hundió al mundo en la miseria y de esta forma los movimientos extremistas tanto fascistas como comunistas se apoderaron de Europa.  Ellos llevaron a Hitler al poder en Alemania y consolidaron el poder comunista en la Unión Soviética.  A finales de la década de los años 30 del siglo XX, la falta de ética y falta de cohesión social en Europa crearon las condiciones básicas para una nueva catástrofe. Ella estalló en 1939 y terminó en 1945.

Los líderes occidentales que sobrevivieron a esta gigantesca tragedia, decidieron recrear el Estado de bienestar o Welfare State[ii]. Era necesario reducir drásticamente la riqueza de la oligarquía y aumentar significativamente el ingreso de los pobres. Sólo con niveles controlados de desigualdad y con la existencia de un potente Estado benefactor que garantizara ingresos decentes y que al mismo tiempo entregara trabajo, educación, transporte, vivienda, salud y otros bienes públicos se pudo así garantizar la tranquilidad y la paz social. Por su parte el Plan Marshall, implementado por los Estados Unidos contribuyó poderosamente para que Europa occidental gradualmente recuperara el estándar de vida perdido y con ello se construyó una formidable barrera a la expansión del comunismo y el fascismo en occidente. Europa también empezó la creación de un mercado común que pudiera acelerar la reactivación de la economía y al mismo tiempo lograr la reindustrialización del continente.

La filosofía e idea del Estado de bienestar guiaron el proceso de integración económica europea hasta finales de los años 70 del siglo XX. No obstante, con la llegada del presidente Reagan al poder en los Estados Unidos y la primera ministra Tatcher al Reino Unido, se dio inicio al proceso de destrucción del Estado de bienestar tanto en Estados Unidos como en Europa. La caída de la Unión Soviética principios de la década de los 90 del siglo XX, dieron la luz verde para la final destrucción del Estado de bienestar y este fue reemplazado por el Estado neoliberal y la segunda globalización del planeta.

Ya han corrido más de 25 años desde que este nuevo proceso de corrupción masiva de los valores liberales. En Estado Unidos la desigualdad entre ricos y pobres ha aumentado en forma exponencial. Las clases trabajadora y media actuales tienen una participación en el ingreso nacional mucho menor a la que existía 30 años atrás. En Europa el fenómeno de corrupción valórica ha sido igualmente potente y hoy día la clase trabajadora europea, tiene un nivel de vida muy inferior al que tenía en los años 70 del siglo XX. Es en este problema de corrupción valórica donde la actual clase capitalista occidental olvidó toda la conducta recomendada por Adam Smith y Max Weber. Este fenómeno es la causa principal de la gigantesca desigualdad que hoy afecta a la civilización occidental. Este fenómeno ha sido extensamente documentado por Thomas Piketty[iii]. Sin un nivel adecuado de desigualdad, (es decir un índice Gini de 0.30 o menos donde cero es igualdad total, es decir donde todos los ciudadanos reciben igual ingreso y uno es la desigualdad total, donde un ciudadano gana todo el ingreso nacional y el 99% restante de la población vive en la miseria); la democracia es imposible y ella siempre cae en populismo extremo tanto de izquierda como de derecha. La desigualdad de occidente se ha acrecentado enormemente en los últimos 30 años. En algunos países occidentales el coeficiente Gini ya sobrepasa el nivel de 0.50.

Es este cáncer de la desigualdad lo que está produciendo revueltas en las masas populares. Ello ya ocurrió en el Reino Unido hace ya algunos días atrás. Y esta desigualdad seguramente va a conseguir que Donald Trump llegue a la presidencia de los Estados Unidos a fines de este año. Como decía Max Weber, el capitalismo moderno basado en estricto código de ética y defensa del bien común, es el mejor sistema económico inventado por el ser humano. Pero el capitalismo salvaje sin ética alguna, es la peor de las plagas sociales y esto invariablemente produce revoluciones y desastrosas guerra globales. Lo que pasó en el Reino Unido hace una par de días, es una señal clara que una porción importante de la población ha logrado destruir la falsa conciencia. Esta conciencia consiste en defender los intereses de los ricos oligarcas y olvidarse de los intereses propios.[iv] Algo parecido está sucediendo en los Estados unidos de América. Si la falsa conciencia se logra destruir en forma considerable en los Estados centrales de la civilización occidental, el viejo sueño de Carlos Marx por fin empezará a transformarse en realidad. Cuando un pueblo logra comprender que la elite que lo gobierna está irremediablemente corrupta y ella es la directa culpable de décadas de miseria y no hay ninguna esperanza de mejorar las cosas; entonces se dan las condiciones objetivas para una exitosa revolución. Pero aún todo esto no es suficiente. Es preciso que la elite gobernante reaccione ante el descontento popular en forma estúpida y criminal. Desgraciadamente es necesario que muchos miles de honestos ciudadanos mueran bajo las balas de una desquiciada y aterrorizada oligarquía que ve el negro futuro que se le viene encima. Sólo cuando se han dado las condiciones subjetivas de la revolución y una potente mayoría del pueblo se unen detrás de una nueva elite revolucionaria, se produce el nuevo amanecer y el crucial cambio de un sistema desacreditado y corrupto a un sistema que vele por los intereses de la mayoría.[v] De esta forma el gobierno de los pocos ricos con los ricos y sólo para los ricos (oligarquía) se transforma en el gobierno de los muchos, con los muchos y para el bienestar de toda la sociedad. En otras palabras se crea la democracia o politea y esta forma del buen gobierno es discutida y analizada por Maquiavelo en varios de sus importantes tratados.[vi]

 F. Duque Ph.D.

Cientista Político

Puerto Montt, Julio 2016

 

 


[i]Weber señala que los antiguos hombres de negocios calvinistas, debido a sus creencias religiosas no podían gozar con los resultados de su labor. El calvinista no podía gastar dinero en aumentar su estándar de vida. Esto debido a los escrúpulos que existían sobre la auto indulgencia y la ostentación. De esta manera el calvinista reinvertía sus excedentes y ganancias en su negocio o empresa y esto era una razón importante por la cual el empresario prosperaba. Weber se pregunta ¿qué fuerza impulsaba al empresario moderno a estos prodigiosos éxitos en la organización de los negocios y en su exitoso desarrollo? Weber pensaba que este individuo no obtenía nada de sus riquezas para sí mismo, excepto un sentido irracional  de haber hecho el trabajo bien. Weber razonaba que el carácter intrínseco de estas creencias era muy importante en explicar esta peculiar conducta. El entorno o las circunstancias políticas y económicas  no eran determinantes en esta conducta, ya que ellas variaban de país en país. En particular Weber enfatizaba dos factores explicatorios: primero la insistencia calvinista en el tema de la importancia del “llamado divino”. Esto significaba que la principal responsabilidad del hombre era hacer lo mejor posible en cualquier trabajo o posición que Dios a cada uno le asignaba en su vida. Segundo, la racionalización de la vida introducida por Calvino en la noción de la predestinación. Los primitivos protestantes habían sido particularmente ofendidos por la venta de indulgencias y eran totalmente contrarios hacia la noción de que las “buenas obras” podían ayudar al ser humano a comprar su salvación. En su sermón titulado “libertad cristiana” Lutero repetía una y otra vez que el hombre podía hacer todas las buenas obras desde la punta de su cabeza a la punta de sus pies,  y aún no entrar al paraíso. Por su parte Calvino argumentaba que la lista de los elegidos ya había sido hecha por Dios, y que ninguna cantidad de buenas obras podía cambiar esta decisión divina. Weber señala que esta posición extrema creaba un problema práctico para los creyentes comunes y corrientes, ya que cada uno tenía que descubrir si su nombre estaba o no incluido en la lista de los salvados. Weber resuelve este problema señalando que  los creyentes concluyeron que sólo tratando de imitar en todo a algún santo de la biblia (personas que obviamente estaba en la lista de los elegidos); el creyente podía tener la esperanza  de controlar y eventualmente eliminar el temor de creer que se estaba condenado para siempre.  De esta forma el creyente tenía que portarse bien en todos los actos el resto de su vida. Esto se hacía no para comprar la salvación, sino para eliminar el temor de estar en la lista de los condenados. Weber concluye que en términos prácticos, todo esto significaba que Dios ayuda a los que se ayudan a sí mismos. De este modo el calvinista crea por si mismo su propia salvación. Pero la creación de esta salvación no consiste en la gradual acumulación  de buenas obras individuales que entran en la columna del crédito en la contabilidad divina. Muy por el contrario, la salvación sólo se concebía con el sistemático auto control racional realizado en cada momento del resto de la vida y donde la alternativa era siempre ser elegido o ser condenado. Esta fanática estricta y rígida racionalización de toda la conducta humana, cuando se combina con el mandato de siempre cumplir bien con su deber en el puesto de trabajo o  situación en que la vida lo ha puesto; destruyó de un golpe la relajación, abuso y flojera que era dominante en la empresa capitalista primitiva. El nuevo empresario calvinista debía trabajar duro todo el tiempo y en el hecho parecía que no podía relajarse por un minuto. La fuerza laboral que este capitalista reclutaba debía igualmente trabajar duro y auto sacrificarse y nadie podía disfrutar de los frutos de este trabajo, por miedo a perder la convicción que ellos estaban entre los elegidos para ser salvados. De esta forma, rentas, ganancias y ahorros estaban disponibles  para ser reinvertidos en la expansión de la empresa y este era otro llamado ordenado por Dios. Ver: David C. McClelland  The Achieving Society The Free Press Paperback Edition, 1967 Pgs. 46 – 50; ver también Max Weber Ética Protestante Gradifco, Buenos Aires 2004; Adam Smith La Teoría de los Sentimientos Morales Alianza Ed. Madrid, 1997

[ii]El Estado de bienestar original se creó primero en los países escandinavos y luego este Estado se magnificó gracias a los esfuerzos de Bismark en Alemania. Este modelo estatista-intervencionista se revivió con fuerza en Estados Unidos y Europa después de la segunda guerra mundial. Ver: Harry Eckstein Division and Cohesion in Democracy. A Study of Norway. Princeton University Press, New Jersey 1966

[iii]Thomas Piketty, Capital in the Twenty First Century Belnap Press of Harvard University Massachusetts, 2014

[iv]Steven Lukes Power a Radical View Second Edition. Palgrave, MacMillan. New York 2005 Pg. 144-151

[v]Ver: Crane Brinton “The Anatomy of Revolution”; Hugh Seton-Watson “Twentieth Century Revolutions” y James C. Davies “Toward a Theory of Revolution” en Roy C. Macridis y Bernard E. Brown Comparative Politics 3erd Edition. The Dorsey Press Illinois 1968, Pg. 607-642

[vi]F. Duque, Maquiavelo un Cientísta Político Moderno  Dictus Publishing Saarbrücken, Alemania 2013

 

 

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