En el cielo celeste, sobre una nube de algodón, San Pedro, el guardián del paraíso, y la prima, recién llegada. Al parecer es de día. No llueve. Un portón. Al fondo se sienten diálogos aburridos. La prima es alta, de pelo pintado claro y ancha boca también pintada. San Pedro, el de siempre, con las llaves.
San Pedro: Éste es un mero trámite. El Jefe, que todo lo sabe, podría eximirnos de él. Pero lo manda el protocolo. ¿Cómo has llegado acá arriba?
La Prima: Caí para abajo pero subí de improviso. No me lo esperaba. Aunque siempre fue así con mis primos, porque fue uno de ellos el que me empujó ¿no es cierto?
San Pedro: El Jefe me dice que lo de tus primos está en estudio. El Ñoño no se ha movido de su rancho de ermitaño y Joaco ha rezado de inmediato después del empujón, y, como comprenderás, tiene muchas jaculaciones, preces, invocaciones e indulgencias, los del Opus rezan por él, y, como sabes, eso pesa. Dime algo más de ti y de tus primos, mejor, de ticon tus primos. Ambos asistirán a tu entierro de pasado mañana, allá abajo.
La Prima: Entonces, bueno, yo soy mucho menor que mis primos. Ñoño podría ser mi tío abuelo. Él es muy raro y ha estado muy asustado con perder una herencia de 60 millones que le habrían dejado o los Bravo o los Lavín y como yo soy abogada…puede temer que le dé un mordiscón. Eso, y recibir dinero a la mala, es muy común entre nosotros.
San Pedro: ¿Dónde estabas exactamente cuando te empujaron?
La Prima: Hace dos segundos estaba en el piso 12, mi oficina en el centro de Santiago, de pie frente a un ventanal. Me habían llamado reiteradamente para que me bajara y yo respondía que no, que Joaco era mi generalísimo, que había sacado un video apoyándome como la mejor carta, ya había partido mi campaña y él aseguraba que yo era la única que podía, tal vez, derrotar a Cogote de Pollo. Yo seguía porque creía que podía ganar y porque Joaco me lo había asegurado. Ese flaco y feo Alessandro no pincha ni corta.
San Pedro: Quería comprobarlo. ¿Tienes recuerdos de tus relaciones con Joaco?
La Prima: Entonces, me gusta decir entonces, cuando yo tenía quince, él tenía treinta o más…Entonces cuando iba a Linares, y yo estaba ahí con mi padre, en el campo, me invitaba a ver los animalitos, pero entonces me llevaba para el bosque, me traicionaba, y entonces me mostraba las estrellas, aunque fuera de día, y me decía “las primas deben querer mucho a sus primos, como si fuéramos del mismo partido” y por eso, entonces, yo entré también a la UDI.
San Pedro: ¿Alguna otra vez te hizo lesa?
La Prima: Como a todos los chilenos.
San Pedro: ¿Cómo “como a todos los chilenos”?
La Prima: En los setenta, a los 26 años, embaucó a Pinochet y fue nombrado Decano de Economía en la Universidad de Concepción, es el decano universitario más joven del mundo en todos los tiempos. Lo más que había leído eran los títulos de unospapers de losChicago, usted sabe que yo, además de abogada, soy máster en economía, más que él. En los ochenta, antes de Büchi, cuando la economía no crecía, la inflación era de dos dígitos y la cesantía también, escribió un libro de alabanzas económicas a la dictadura que se llamó “La Revolución Silenciosa”, con los “grandes logros” del gobierno de Pinochet. Le dije que estaba mintiendo, como en lo del bosque de Linares y él me dijo que sí. Los niños pobres superaban el 50 por ciento. Unos años después fue candidato “del cambio” de la política económica que le gustaba, y más tarde se mostró abierto partidario de Bachelet en su primer gobierno: “un bacheletista aliancista” se declaró, ¿no se acuerda?, mírelo ahora.
San Pedro: Perfectamente, mija. También recuerdo, como si fuera hoy -aunque aquí no hay ni hoy ni ayer ni mañana porque en el cielo no hay tiempo- que puso nieve en Santiago traída de San José, que importó playas de Cartagena y que prometió hacer llover, lo que no hacemos ni nosotros, porque el clima es impredecible.
La prima: En la UDI todos mentimos, acuérdese de Longueira, de Novoa y de Juan Díaz, para no nombrar a Jaime, con quien ahora espero encontrarme. Yo ahora no puedo hacerlo aquí porque ustedes lo saben todo. Son como los fiscales comunistas. Pero en la familia, acuérdese que mi prima Eulogia es concejal, mi sobrina artista candidata a alcaldesa y mi sobrino Joaquín diputado partidario del aborto y el matrimonio gay. Flor de familia del Opus. Más que los Girardi.
San Pedro: Una cosa es mentir y otra es empujar al vacío para ser candidato. Si resulta que ahora él es el candidato, será fácil concluir que él y no Ñoño, el ermitaño, fue el que pegó el empujón. Será una gran traición. Una traición a una prima. Y, tú sabes, para nosotros la traición es el más grave de los crímenes. Judas sigue hirviéndose en los infiernos mientras que el centurión que ultimó al Cristo hace rato que salió del purgatorio.
La prima: Se muy poca teología, santo guardián, pero si fuera así la cosa sería muy grave, el peor de los crímenes.
San Pedro: Así es, pero pasemos a la coyuntura.Don Joaco fue ministro de Piñera, casi todos sus compañeros ministros y subsecretarios están implicados en delitos económicos, la dirección de la UDI también, senadores como Orpis y Longueira, gente muy cercana a Joaco, también, en Caval y Corpesca incluso un hermano tuyo, ¿cómo se defenderán en una competencia política donde esas cosas van a hacer volar plumas?
La Prima: A Cogote de Pollo le van a volar plumas…
San Pedro: A ella, Cogotito de Pollo (también llamada Papelucho, si es la que me imagino) pero sobre todo a los Lavín, no te creas…A ti, aunque estés acá, a tu hermano, a Joaco…y de lejos a Ñoño. Vamos a tener que investigar más para saber quién te empujó y te tiró para arriba. De todas maneras pasa a la celeste y eterna jauja, lo tuyo no fue un suicidio. Adelante.
Una vez terminada la recepción de la prima, San Pedro reflexionó: “Hay mafias en esos estados chicos, como El Vaticano y Chile, y eso preocupa al Jefe”.