Diciembre 2, 2024

Perú: fue mucho K.K.

Jessica Lange, el amor del famoso Rey Mono Kong, en la película a colores King Kong, es prima hermana de la nueva Primera Dama de Perú, la norteamericana Nancy Lange, de 62 años, cinco menos que su prima. KK. Keiko Fujimori fue la Primera Dama de su padre y fue la candidata “derrotada” (es un decir) en las recientes elecciones presidenciales de Perú. Otra K. PPK significa “Peruanos por el Kambio”, el movimiento político encabezado por el actual y recién electo Presidente del Perú. De nuevo K. PPK es Pedro Pablo Kuschinsky, Presidente electo del Perú. Se llama a sí mismo por la sigla de PPK y así se le conoce, por PPK. Muchas K.

 

 

PPK, de origen polaco-alemán, pero peruano de nacimiento, tiene ya 77 años de edad. Es un gringo. Sus “amigos” chilenos son todos hombres de derecha, entre ellos Sebastián Piñera. Su “conducta vitae”: es un alto funcionario de las transnacionales y estando en el gobierno trabajó para ellas (en 1968 se asiló en EEUU por haber participado, desde el Ministerio de Energía, en un oculto contrato con la IPC norteamericana por el petróleo peruano, cuyo destape justificó el golpe de Estado del ex Presidente Velasco Alvarado).

Contado el 100 % de los votos, PPK tuvo el 50,14 y Keiko Fujimori el 49,86. Una diferencia de infarto. Keiko ganó en la mayoría de los departamentos del país: Piura, Amazonas, La Libertad, Lambayeque, San Martín, Junín, Ucayali, Madre de Dios, Ica y Ayacucho. PPK, ajustadamente en Lima, en el nordeste de Loreto (Iquitos) y en prácticamente todo el sur, desde Cuzco a Tacna. El sur, más ligado a la izquierda y alguna vez a Sendero Luminoso, le dio la victoria.

La votación en el exterior fue pareja y en Chile (el cuarto país con presencia peruana fuera de Perú) ganóFujimori. Aprovechemos para desmentir la chovinista afirmación casera de que “en Chile vive la más grande colonia peruana”. Hay más peruanos en EEUU, España y Argentina.

Se eligió un gobierno amarrado de manos y pies. PPK tiene la tercera fuerza en el Congreso y minoría en buena parte del extenso territorio. En el Congreso Fujimori tiene mayoría absoluta. Para gobernar PPK debe pedir acuerdo o permiso al fujimorismo. No le basta con un “acuerdo nacional” de todo el antifujimorismo, que sí le alcanzó para ganar por el 0,14 por ciento. ¿Qué irán a pedir Keiko y su papá?

El ex dictador, por ahora, terminará sus años en la cárcel, como su lugarteniente Montesinos y su adversario en la reciente guerra interna, el “Presidente” Gonzalo.

La postura electoral de la izquierda fue decisiva. También la de la DEA y “gendarmería”. Aunque en un resultado tan estrecho cada voto y cada fuerza de apoyo resultaron decisivos. Poco días antes de la elección se supo que un oficial de la DEA (la Agencia de los EEUU contra el narcotráfico) recibió del segundo de Keiko la información de que la candidata le había hecho entrega de millones de dólares para operaciones fraudulentas. Y tres días antes la “gendarmería” peruana encontró un teléfono celular en la celda del condenado Montesinos. ¿Cuánto significaron esas informaciones en la opinión pública peruana? ¿Un 0,1 por ciento?

PPK ha sido siempre un hombre de derecha (algo así como Hernán Buchi) y cerca de los 80 años no va a cambiar. En el terreno de la política económica podrá llegar a acuerdos con Keiko y compañía e intentar un desarrollo aún más neoliberal en el Perú. En pocos días los nuevos gobiernos de Brasil y Argentina mostraron sus garras neoliberales. Esperemos Perú.

La izquierda peruana se jugó por la continuidad de la democratización iniciada hace unos años con la salida del dictador Fujimori, su huida a Japón, su aventura en Chile, su extradición y su condena a 25 años de cárcel. Optó, por poner un símil, entre Cristián Labbé y Hernán Büchi. Por Büchi. Ya verá en los próximos difíciles años.

Todos estuvimos al borde de un ataque de nervios en el recuento. O, “de frente” (como dicen los peruanos) con un ataque de nervios. Los fujimoristas y los antifujimoristas. De unos pocos votos dependía que Alberto Fujimori saliera de la cárcel o permaneciera en ella hasta el fin de sus días.

Papá Fujimori debió transformarse en esas horas en un apéndice de su sucio w.c. carcelario. El presidente todopoderoso que en 1997 ponía su pata derecha en el pecho del recién asesinado Néstor Cerpa, jefe del MRTA, en una ancha escala de la lujosa embajada de Japón en Lima, después de una encubierta y sangrienta operación militar relámpago diseñada a sangre fría por Montesinos y la CIA, ahora rogaba a sus santos budistas para que le detuvieran la cagalera.

Como dice el Dante cuando describe los infiernos en la Divina Comedia: “Ed elli avea del cul fatto trombetta”.

 

 

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