Diciembre 4, 2024

Partidos políticos y las magias burocráticas para distribuirse el botín del Estado

 

Si los partidos políticos van a ser financiados por el Fisco  con el dinero de todos los ciudadanos, lo mínimo que se les puede exigir es cumplir con la nota básica de transparencia, es decir, superior a cuatro, (en la escala de 1 a 7), índice que se  genera en  la información de estas mismas organizaciones públicas a la ciudadanía, a través de la página Web, aplicando una serie de parámetros para medir la transparencia, en especial la democracia interna y la relación formativa e informativa a los electores.

 

 

Por segundo año consecutivo el Partido Progresista fue el mejor clasificado con nota 6,17, seguido por el Partido Socialista, con 5,76,  la Democracia Cristiana, 5,69 y el Partido Humanista, con 5,24.  Varios partidos políticos obtuvieron menos de nota 4: el Partido Radical, 1,60; el PPD, 1,21; el Partido Comunista, 0,69; el Partido PRI, 0,65; el MAS, 0,0. Este ranking no tiene nada que ver con el peso electoral de los partidos, pero puede ser un buen parámetro para definir los aportes fiscales premiando la transparencia y castigando la burocracia y el clientelismo en los partidos.

Los Partidos políticos, general – no sólo en Chile, sino también en el mundo – alcanzan los más  altos niveles de rechazo ciudadano. Fenómenos como el triunfo de Donald Trump, en el Partido Republicano, en Estados Unidos, y el de los ultraderechistas en Austria, que estuvieron a punto de ganar las elecciones, demuestra que el desprestigio de las castas políticas es muy profundo, y sólo se ve como salida un populismo mediático, mediante el cual se expresa la estupidez de las masas – no hay que confundirla con la participación política ciudadana -.

Recientemente, Pepe Auth renunció al PPD denunciando la corrupción de ese Partido, según él, dirigido por un socio mayoritario, el senador Guido Girardi, quien como un Condottieri cualquiera, dirige y controla a los soldados mercenarios de su Partido, aplicando un clientelismo descontrolado. En los siguientes días de esta dimisión se destapó la recepción de dineros para financiar el PPD  por parte de SQM, vía su tesorero, Luis Matte, utilizando una ONG ambientalista para recibir los distintos montos. El domingo, 22 de mayo, en las elecciones internas para renovar directiva, el diputado Marco Antonio Núñez, cuestionó los resultados, pues acusa fraude debido a la doble votación de algunos militantes, en favor de Ricardo Lagos Weber. La crisis del Partido por la Democracia – como hemos visto, tiene uno de los índices de transparencia, 1,21 – es sólo una muestra del derrumbe de un sistema de partidos políticos, cuya función principal es la repartirse el botín del Estado sobre la base de prácticas clientelistas que permiten la reelección de los mismos dirigentes, año tras año, por el sólo hecho del repartir entre sus operados y militantes los bien pagados cargos fiscales – considérese que algunos asesores devengan más de $3.000.000, como lo confesó la secretaria de Sebastián Dávalos, asesor cultural de La Moneda -, de ahí que ser mercenario de los partidos políticos es, de por sí, un buen negocio.

El día miércoles, 25 de mayo, el diputado René Saffirio renunció a la Democracia Cristian debido a que este Partido se ha convertido en una asociación para conseguir poder a través del dinero. Esta crítica la hace extensiva a la casta política chilena que, según él, está arrodillada ante el poder del dinero. Posteriormente, se lanza contra la arrogancia y el secretismo del Senado – estoy en total acuerdo con Saffirio, pues es una institución inútil, incapaz de cumplir sus funciones, alejada de la ciudadanía y que absorbe dinero fiscal para mantener su existencia parasitaria -.

El SENAME y las Fundaciones que están a cargo de la infancia y adolescencia en Chile, están en manos de la Democracia Cristiana. Según Saffirio, estas instituciones cumplen un papel similar a la de los colegios subvencionados, donde los sostenedores lucran, esta vez aprovechándose de la vulnerabilidad de los menores; sin peros en la lengua denuncia, por ejemplo, a Delia del Gato – ahora gerente de la Fundación Mi Casa y ex directora del SENAME, en cuyo directorio se encuentra  Enrique Correa, un lobista que, al parecer, ha comprado todos los números de la “lotería de las platas fiscales – la Nueva Mayoría ha pasado de la Nueva Tontería a la Nueva Ladronería”.

Los familia Walker Prieto hace un buen tiempo se apropió del decadente y corrupto partido que aún se atreve a llevar el nombre de Democracia Cristiana, por consiguiente, ser Walker y no tener un pituto bien pagado es una contradicción moral en Chile. Tomás Walker, hermano del trío parlamentario – Ignacio, Patricio y Matías  – aparece como gerente de la Fundación Rodelillo, entidad que también se encarga de la niñez y de la adolescencia.

Las comisiones investigadoras de los abusos del SENAME no han dado los frutos esperados: muchos de los abusos sexuales y mal trato a los niños y a los jóvenes, permanece en la más completa impunidad, y la mafia democratacristiana continúa actuando sin que nadie defienda a estos seres desamparados, que se han convertido en un negociado de estos “sostenedores”.

Mientras los partidos políticos sigan siendo bolsas de empleo y ejércitos mercenarios, poco se puede esperar de la democracia, hoy propiedad de los bancos y de las grandes empresas. Donde haya organización, según Robert Michels, siempre habrá burocracia, que es tan cierta como la ley de la gravedad. Si no se reforman el sistema chileno de partidos políticos vamos derecho a la anarquía.

Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

26 de mayo de 2016

 

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