Diciembre 10, 2024

Las cuentas de Carolina

Así como a cada chancho le llega su san Juan, a la prepotente alcaldesa de la Municipalidad de Santiago, Carolina Tohá le ha llegado su turno.  

 

 

 

Hacía rato que el nombre de la autoridad edilicia se repetía en el carrusel de sinvergüenzuras que ahoga a la Nueva Mayoría, y a sus socios de la ultraderecha. Pero esta vez sería un distinguido militante de su partido el que confesaría que el PPD, esa máquina de hacer millonarios y corruptos, ha sido financiado por SQM, es decir, con dineros provenientes directamente desde la cripta del tirano.

 

Ni más ni menos que el responsable de  la muerte del padre de la alcaldesa.

 

Decir que esas platas indignas fueron solo para pagar el agua y la luz y no los cartelitos con la cara de Carolina Tohá, es un disparate que solo mueve a risa.

 

Veamos cómo se comporta ahora Carolina Tohá cuando ha sido desnudada como receptora de los dineros pinochetistas. Veamos lo que hace la represora de los estudiantes, la que ordena el desalojo de las tomas de los colegios, la que corretea a la gente que vende sus cositas en los parques, utilizando para el efecto la cuota de brutalidad que está a su  disposición.

 

Ahora vendrá el consabido Yo no sabía nada o Lo que se hizo estuvo dentro del marco de la ley, recursos cínicos que han utilizado todos los sinvergüenzas que han sido descubiertos comprados por esos dineros.

 

Ha habido otras actuaciones apegadas a la ley. Por ejemplo, el traspaso que hizo Pinochet de los bienes del Estado a su mujer, Lucía a Hiriart. En este como en el caso de la alcaldesa parece que el aspecto ético, la mínima decencia, parece no jugar.

 

Como se sabe, no hay cárcel que no esté llena de inocentes.

 

Ni partido que no esté plagado de sinvergüenzas. Afirmados en la malsana inocencia de lo giles que los votan, estos político corruptos no han dudado en agacharse ante los que les dan el dinero y que dirigen, por lo tanto, sus decisiones, las que de común afectan a esos mismo idiotas que les dan sus votos.

 

No será por la simpatía de Tohá que SQM les entrega esos millones. Habrá que pensar, como resulta lógico, en una contraprestación.

 

Este país está infestado de sinvergüenzas y descarados que alguna vez se lucieron como gentes de izquierda, con el puño en alto, camisas aguerridas, himnos que prometían las penas del infierno contra el explotador y anunciaban el rojo amanecer del futuro.

 

Y a poco andar se dieron cuenta que esas mierdas eran solo paja molida y que nada se comparaba con un buen pasar, un barrio de gente decente, relaciones con los poderosos, y un futuro sin sobresaltos ni la preocupaciones propias de las personas que viven de su trabajo.

 

El sistema político está tan envenado como el mar. Y como el mar, vendido a un puñado de holgazanes que han hecho de este país la sombra de lo que alguna vez fue y que aún se describe en sus himnos y poesías.

 

Ni siquiera la auto denominada reserva moral de la patria, los uniformados aún trasminados de pinochetismo criminal, se han salvado. Y en vez de ser lo austeros, honesto y decentes que dicen que son, sus mandos han sido desnudados como miembros de bandas organizadas que se han llevado los dineros de todos los chilenos para sus  casas o lo han dilapidado en lujos propios de traficantes.

 

Estos años han sido pródigos en mostrar la podredumbre de una cultura que venía deteriorándose  desde sus intestinos. Algunos, pocos, alzaron sus voces mucho antes que los escándalos escalaran al extremo de ser el pan de cada día.

 

Hará falta una higienización de todo lo que hay. Hará falta declarar a partidos como el PPD fuera de la ley y procesar a todos sus dirigentes sobre la base sanitizadora de asumir a priori que son todos culpables y que deben demostrar sus inocencias, es decir, que no son los brazos políticos de empresarios ladrones y corruptos.  

 

Más aún en el caso de Carolina Tohá, que ha mostrado reiteradas veces su cara fascistoide cuando se trata de apalear estudiantes, cuando se luce lanzando las jaurías policiales en contra de la gente humilde que afean su reducto y dejando ver su cara xenófoba ante los inmigrantes que le hacen arriscar su nariz.

 

Carolina Tohá dice que no sabía quién le pagaba las cuentas del agua, el gas, la luz. Que levante la mano el que le crea.

 

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