Diciembre 7, 2024

Juan Pablo Cárdenas, “Peligro para la sociedad”, un texto excepcional

Se ha lanzado el libro de Juan Pablo Cárdenas “Peligro para la sociedad”, un relato testimonial  que excede largamente la intimidad y vivencias del narrador para transformarse en una imprescindible fuente para la reconstrucción histórica del Chile bajo dictadura y sobre todo de esta transición interminable.

 

 

El libro se presentó ante una repleta sala Master de la Radio Universidad de Chile. Como ya se ha hecho una costumbre los presentadores del libro no lo habían  leído, pero esto se salvó con la reflexión serena del autor que haciendo referencia a sólo tres o cuatro situaciones relatadas en el libro ya nos anunció que habían revelaciones muy significativas para entender el Chile de hoy a partir de lo vivido en los últimos cuarenta años.

 

Tan pronto llegué a mi casa leí el texto en su casi doscientas páginas, que por su enjundia dejan gusto a poco. Un poco en broma un poco en serio el autor señaló que lo había escrito para no tener que responder las preguntas de los estudiantes sobre la dictadura, la revista Análisis , el periodista José Carrasco tan brutalmente asesinado y esas cosas. Creo que ese objetivo no lo va a conseguir este premio nacional de periodismo, pues dan ganas de hacer más preguntas, incluso para los que como este servidor han vivido en los tiempos del relato.

 

La primera parte del texto se refiere a la dictadura, tiene la virtud de ponernos en el pellejo las sensaciones terribles de aquellos años, lo que Juan Pablo llama “el vértigo de esos tiempos”. Los abusos, la brutalidad, el heroísmo cotidiano de los opositores,  la prevaricación institucional del poder judicial, hay anécdotas que lo reflejan todo.

 

Pero el autor es modesto y un poco escueto en el relato, sobre todo porque él es un protagonista de los hechos relatados, no debe ser fácil relatar el heroísmo propio. Es como pedir un trabajo, siempre es más fácil hacerlo para otro.

 

Se relata esa portada inolvidable de la revista Análisis “QUE SE VAYA”, me dio escalofrío cuando la vì en un quiosco, era como ver al que mete la cabeza en la boca de un león,  el tirano enfureció, el director de la revista fue arrojado de la cárcel grande que era Chile a una más pequeña personalizada del modo más brutal e inhumano. Esa portada corrió la barricada de la libertad hartos metros adelante, en la organización que yo militaba exigí que dejáramos de conformarnos simplemente con hacer y decir desde la clandestinidad lo que algunos periodistas hacían ya a cara descubierta.

 

Un dìa le escuche a Eduardo Galeano en La Habana, en Casa de las Amèricas, recordar esa paradoja que parecía de literatura, del realismo màgico, que era ver a ese periodista chileno que dedicaba su vida a promover y anunciar la libertad pero cuya casa; donde dormìa todas las noches era una càrcel, pero que no por ello perdìa su optimismo en el pòrvenir.

 

Se consigna también el papel de los norteamericanos en dividir la oposición y ponerla al servicio del modelo neoliberal en la perspectiva exitosa del pinochetismo sin Pinochet.

 

Hay un relato sobre algo que dijo Barbarroja Piñeiro, ese gran amigo de nuestro país  “de todas partes nos piden armas de Chile sólo  mimeógrafos”, es obvio que mimeógrafo suplanta a otra palabra. La traición se acuna por la cobardía.

 

La segunda parte refleja el enojo, la decepción, la bronca que compartimos muchos ante el actual estado de cosas. La corrupción total de la casta política que ha llegado a enredarse hasta con narcotraficantes como el mexicano “señor de los cielos” (Carrillo) que vivió cómodamente en Chile protegido por autoridades gubernamentales. Los amparadores quedan consignados con nombre y apellido. Un relato consignado en expedientes judiciales chilenos.

 

Ahora el relato se hace pormenorizado, valiente, sin concesiones de ninguna especie. El papel directo de Aylwin y Enrique Correa en aplastar a prensa independiente, la que había hecho posible que ellos estuvieran apoltronados en el palacio de La Moneda. Como se operó con Belisario Velasco, con las peores artes, para liquidar la revista Análisis.  

 

Hay una descripción magistral del grosero y prepotente del ministro Carlos Figueroa y como la homofobia sacó de los circuitos políticos a Enrique Correa.

 

Es un libro imprescindible para entender el Chile de hoy. El silencio de la gran prensa del establhisment  ratifica el valor literario e histórico del texto.

 

Hay que leer este libro.

 

ROBERTO AVILA TOLEDO  

 

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