La OTAN y Rusia, que congelaron los contactos por la crisis en Ucrania, mantuvieron este miércoles una discusión “franca y seria” en un primer encuentro desde 2014, a pesar de los “desacuerdos profundos”.
Los 2 durante casi tres horas en la sede de la Alianza Atlántica en Bruselas, reanudando así los encuentros oficiales del Consejo OTAN-Rusia.
Esta instancia no mantenía encuentros desde junio de 2014 cuando la OTAN decidió suspender toda la “cooperación práctica” con Rusia en protesta a la anexión de Crimea y el apoyo de Moscú a los rebeldes ucranianos del este del país.
“Creo que tuvimos una franca, seria y en realidad buena reunión”, dijo el secretario general de la Alianza, Jens Stoltenberg, al dar cuenta a la prensa de la reunión.
“Los aliados de la OTAN y Rusia tienen diferentes puntos de vista pero escuchamos lo que todos querían decir”, añadió.
Pero la OTAN y Rusia mantuvieron sus “profundos desacuerdos en relación a la crisis en Ucrania”, dijo Stoltenberg, agregando no obstante que tanto Rusia como la OTAN coincidieron en la importancia de los acuerdos de paz de Minsk.
Por su parte, el embajador ruso ante de la OTAN, Alexander Grushko, indicó a la prensa que prefería “analizar” los resultados de la reunión y “estudiar los argumentos” de los Aliados, antes de pensar en organizar un nuevo encuentro del Consejo.
Las dos partes hablaron sobre los incidentes de la semana pasada con aviones rusos que volaron cerca de un destructor misilístico estadounidense en el mar Báltico, así como la intercepción “peligrosa y no profesional” por un caza ruso de un avión de reconocimiento estadounidense en el espacio aéreo internacional sobre el mar Báltico.
El embajador ruso denunció los “intentos por ejercer una presión militar sobre Rusia” cerca del enclave ruso de Kaliningrado. “¿Puede imaginarse un destructor equipado con misiles de un alcance de 2.500 km, quizás nucleares, navegando en algún lugar de la bahía de Nueva York?”, preguntó Grushko para justificar la reacción de la Fuerza Aérea rusa.
Estos incidentes, había adelantado Stoltenberg, “subrayan la importancia de abrir líneas de comunicación a nivel militar, para la reducción de riesgos”.
Sobre este punto, Stoltenberg dijo a la prensa que hubo “un intercambio franco en particular en lo relativo a la transparencia y predictibilidad y en la importancia de la reducción de riesgos manteniendo abiertas nuestras líneas de comunicación militares” para evitar esos incidentes.
El miedo a que un “incidente” entre las fuerzas militares de las dos partes degenere a un nivel mayor preocupa a diferentes capitales, como fue el caso cuando en noviembre un cazabombardero ruso fue derribado en los límites de la frontera con Siria por Turquía, miembro de la OTAN, que acusó a Moscú de haber violado su espacio aéreo.
Desde la crisis en Ucrania, Rusia incrementó los vuelos de aviones estratégicos en los límites del espacio aéreo de la OTAN, en el Atlántico Norte y el Mar del Norte, manteniendo a los aviones de la Alianza en alerta máxima.
La OTAN reforzó al mismo tiempo su presencia militar en los países de Europa del Este, lo que fue nuevamente denunciado por el embajador ruso que lo consideró, acorde a la línea diplomática de Moscú, como “absolutamente injustificado”.
Estos nuevos contactos entre la Alianza Atlántica liderada por Estados Unidos, y Rusia, se producen pocos meses después de que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, reanudara el diálogo con Moscú con el objetivo de alcanzar una solución al conflicto en Siria, arrastrando en esta decisión a los aliados de Europa Occidental así como a los de Europa del Este, reticentes a todo contacto con su vecino.