En un reciente artículo del periódico británico The Economist se señala que la actual desaceleración de la economía planetaria se debe a muchos factores; pero la principal de estas causas parece ser el fin de la política expansiva llamada “quantitative easing” o traducida como “facilitación cuantitativa”. Esta nueva política ha sido implementada por la reserva federal de los Estados Unidos en los últimos dos años. Para salir de la gran recesión del año 2007 – 2008, la reserva federal implementó por varios años una política de dólar barato. Esto se hizo inundando el mercado con dólares provenientes de la venta de bonos del departamento del tesoro estadounidense. Esta exitosa política monetaria produjo a su vez, un gran proceso de desarrollo económico global. No sólo evitó una catastrófica depresión planetaria, sino que también permitió una recuperación económica de los países desarrollados y muy particularmente de los Estados Unidos.
No obstante, el año 2014, la reserva federal estadounidense decidió terminar con el dólar barato y fue así como puso fin a su política del “quantitative easing”. En otras palabras la reserva federal dejó de comprar los bonos emitidos por el departamento del tesoro estadounidense. Cuando esta exitosa política monetaria expansiva terminó en el año 2014, también empezó la desaceleración de la economía del planeta. Al principio los países más afectados fueron los países emergentes y en particular los países productores de materias primas en América Latina y África. A medida que el dólar se hacía más caro, los países emergentes se apresuraron en tratar de pagar sus cuantiosas deudas en dólares precisamente para evitar la ruina provocada por un dólar muchísimo más caro y escaso. Al mismo tiempo, los países emergentes dejaron de invertir en sus propias economías. Todo esto se agravó con la salida masiva de capitales (en dólares) que volvieron a los países ricos (capitales golondrina). Estas son las principales causas de la gigantesca desaceleración y luego recesión experimentada por los países emergentes en los últimos meses.
Los países emergentes entre los años 2008 y 2014, aumentaron su deuda externa y la mayor parte de esta deuda está en manos de las empresas privadas. El país con más deuda empresarial en dólares es Chile. La deuda en dólares de las empresas chilenas llegó a un 40% del producto interno bruto de Chile en el año 2015. El segundo país con deuda crítica en su sector privado es Turquía, con una deuda privada equivalente al 25% de su producto bruto. El artículo del The Economisttambién señala que la liquidez global se ha terminado y que la drástica disminución de los préstamos en dólares fuera de Estados Unidos, ha sido la causa principal de este fenómeno. El fenómeno en referencia también explica la enorme subida del dólar y la actual superabundancia o exceso de oferta del petróleo. Cuando el dólar era barato y la liquidez global era amplia gracias al “quantitative easing”, las empresas privadas fuera de los Estados Unidos, estaban felices de pedir préstamos en dólares en vez de préstamos en moneda local y esto pues los préstamos en dólares se hicieron a una tasa de interés casi nula. Y por lo tanto eran mucho más baratos y lucrativos. La avalancha de capitales golondrinas impulsaron hacia arriba los precios de los bienes locales (acciones, bonos, bienes raíces y monedas locales). Todo esto hizo que la deuda en dólares fuera inmensamente más conveniente que la deuda en moneda local. Mientras el dólar continuó débil, los créditos en dólares fueron fáciles de obtener. Los precios de los bienes locales subieron rápidamente y así el crecimiento de la economía pudo continuar a un ritmo acelerado.
Pero cuando este proceso empezó a revertirse en el año 2014, el dólar empezó a subir. El drástico cambio de política monetaria de los Estados Unidos se inició en mayo del 2013, cuando la reserva federal señaló que terminaría con su política del cuantitivismo. Posteriormente la compra de bonos del tesoro terminó en octubre del año 2014 y 14 meses después, vino la subida de las tasas de interés. Este fundamental cambio en la política monetaria de la reserva federal, ha reducido el apetito de los inversionistas internacionales (capital golondrina) para tomar riesgos fuera de los Estados Unidos. De esta forma el capital golondrina empezó a abandonar definitivamente a los mercados emergentes. Por su parte las multinacionales y corporaciones privadas locales trataron de pagar sus deudas en dólares de la forma más rápida posible. De esta manera los bienes de los países en desarrollo (acciones, bonos, propiedades) comenzaron a caer en picada. Mucho peor aún, las compañías privadas locales cortaron sus inversiones, despidieron a empleados y trabajadores y naturalmente con todo esto, el producto interno de los países en desarrollo se desplomó. Este es un extremo círculo vicioso que empujó las monedas de los países emergentes hacia el abismo. Todo esto naturalmente terminó por producir una crisis generalizada siendo el caso chino el más destacado y emblemático.
Por otro lado, debido a que la mayoría de los créditos otorgados entre 2008 – 2014, se hizo a compañías petroleras, son precisamente estas empresas las que están obligadas a producir todo el petróleo que se pueda, a fin de pagar sus deudas antes que el precio del dólar se vaya a las nubes. Este frenesí de producción por parte de las endeudadas compañías petroleras, es la principal causa del exceso de petróleo que hoy está inundando al planeta. Todo esto ha terminado en una intoxicación de oferta petrolera ya que los productores del crudo trabajan a su máxima capacidad a fin de obtener dólares y así poder pagar sus gigantescas deudas. De esta forma es como al parecer, la caída de los precios de las materias primas, no sólo se debe a la reducción de la demanda por parte de China, sino también se debe al exceso de oferta de parte de los productores de esta materia prima. Las empresas petroleras estás endeudadas hasta el cuello y luchan por pagar estas deudas antes que el dólar siga subiendo. Para reducir la deuda y sobrevivir, se debe producir petróleo a tajo abierto y esto a su vez reduce el precio debido a este exceso de oferta. Hasta aquí llegan los comentarios de los temas tratados por TheEconomist[i].
En varios trabajos escritos en los últimos 15 años por Donald Trump y sus asociados, se ha profetizado que a fines del año 2016 se producirá una gigantesca crisis económica en los Estados Unidos. Esta crisis tendría dos causas principales. Primero el encarecimiento del crédito y segundo la venta masiva de acciones y bonos desatadas por los mayores de 70 años de edad y que por ley deben pagar el impuesto adeudado al fisco por sus jubilaciones. Las jubilaciones llamadas contribuciones definidas (CD) son fondos de pensiones que han invertido estas contribuciones en bonos y acciones. En el año 2016 empezarán a cumplir 70 años de edad, varios millones de jubilados. Como estas jubilaciones no han acumulado el capital suficiente para obtener un retiro decente, los jubilados deberán vender masivamente sus bonos y acciones para poder pagar sus impuestos al fisco y al mismo tiempo sus costosos gastos en salud. La venta masiva de bonos y acciones provocará el colapso bursátil.[ii]
Si Donald Trump es electo presidente de los Estados Unidos a fines del año 2016, encontrará que una gigantesca crisis se le ha venido encima. Aunque Trump no ha sido explícito ni claro en sus programas y políticas futuras, es posible predecir que la salida de la crisis que se avecina tendría dos pilares básicos. Primero, es altamente probable que siga las políticas que Franklin Delano Roosevelt utilizó para que los Estados Unidos salieran de la depresión de los años 1929 – 33. Es así como el presidente Trump se embarcará en un enorme programa de inversiones públicas destinado a reconstruir la infraestructura creada por Roosevelt y otros presidentes progresistas que le siguieron. Infraestructura que hoy día está colapsando. En otras palabras, es probable que el país inicie un gigantesco programa de reconstrucción de carreteras, túneles, puentes, puertos, aeropuertos, ferrocarriles de alta velocidad, obras de agua potable, alcantarillado y reconstrucción de ciudades, etc., etc., etc. Este programa de reconstrucción de la infraestructura nacional, creará millones de puestos de trabajo y así se conseguirá la reactivación de la economía estadounidense. Segundo, para reactivar la economía planetaria el presidente Trump probablemente reiniciará un nuevo programa de quantitative easing. Esto enviará capitales privados a los países emergentes y así el planeta tendrá dos poderosos motores funcionando. Primero los Estados Unidos y luego los países emergentes con China a la cabeza.
Es posible concluir que a pesar del repugnante racismo que deliberadamente Trump ha tratado de enfatizar; los miles de millones de pobres viviendo en los países emergentes probablemente estarán enormemente agradecidos del presidente que durante la campaña electoral hirió profundamente sus más íntimas identidades.
[i]“Emerging markets debt. The wells runs dry” The Economist, March 5, 2016. (Edición electrónica)
[ii]Ver: Robert F. Kiyosaki Prophesy Why the biggest market crash in history, is still coming Warner Business Books, New York, 2002; Donald J. Trump and Robert Kiyosaki; Queremos que seas rico Ed. Aguilar, México 2007, pgs. 34 – 51.
F. Duque Ph.D.
Cientista Político
Puerto Montt, marzo de 2016