El sistema chileno de tres cadenas de farmacias, que controlan el 90% de la venta de productos a los consumidores ha entrado en crisis. Tres acciones la han provocado y puesto en evidencia:
La creación de farmacias populares. La posible venta de la última cadena farmacéutica en manos chilenas y la evidente y abismal diferencia de precios entre lo pagado por Cenabast y los precios al público.
El dictamen de la Contraloría que aclara a las municipalidades que pueden instalar las llamadas farmacias populares en los consultorios públicos y administrarlos sin fines de lucro, usando al CENABAST como proveedor preferente, agudizará y acelerará los cambios en el mercado farmacéutico chileno.
El sistema de tres grandes cadenas de farmacias , ha resultado ser muy gravoso y antieconómico para los consumidores .Gravoso porque en los sectores de mayor demanda se instalan hasta tres farmacias en una misma cuadra , lo que implica pagar arriendos elevados de los locales , aumento de personal para atender en horas de mayor demanda no solo de medicamentos , sino que también de artículos para farmacéuticos , como cosméticos y de aseo sumándole a eso un profesional farmacéutico en cada local lo que recarga los precios con gastos generales abultados. Hay que agregar la multiplicación del stock o inventario repetido de productos cuya mantención requiere de mayor capital y su consiguiente recargo.
A pesar que el sistema resulta antieconómico para los consumidores se ha mantenido estable durante varios años, y resultó ser rentable a costas de los enfermos crónicos (o permanentes) , que están obligados a adquirir medicamentos costosos , a cualquier precio. Los medicamentos genéricos y los de venta sin receta, no son un ingreso significativo para las cadenas farmacéuticas y sobre ellos se ha establecido competencia incluyendo las pequeñas cadenas de farmacias con genéricos, entre ellas las llamadas Dr. SIM.
De las tres cadenas principales, tanto farmacias Ahumada como la llamada Cruz Verde, fueron vendidas a grandes cadenas internacionales. Ahumada al grupo norteamericano Walgreens Boot Alliance y Cruz Verde al grupo mexicano Femsa .Solo queda en manos nacionales la cadena SalcoBrand, que es controlada por el grupo Juan Yarur. En el mercado corre el rumor que esta cadena también está en venta en busca de un comprador extranjero.
Las adquisiciones de estas cadenas de farmacias ya han pasado o pasarán a integrar cadenas internacionales que están asociadas a grandes laboratorios farmacéuticos. El rubro ha perdido interés para los inversionistas y dueños chilenos, pero lo conserva para los grupos farmacéuticos globales, como lo prueba la adquisición de los laboratorios nacionales Recalcine y Andrómaco, por grupos internacionales. Están en crisis las llamadas farmacias independientes , las antiguas boticas , administradas por profesionales farmacéuticos y ubicadas en barrios , donde pueden captar público de cercanía que sufren un desigual trato por parte de los laboratorios nacionales y extranjeros , quienes los discriminan con diferencias de precios por volumen.
Ha habido una campaña de prensa para señalar las enormes diferencias de precios que logran las licitaciones llamadas por CENABAST al adquirir volúmenes de fármacos para abastecer la demanda del sector público chileno, mayoritariamente los hospitales y los consultorios públicos.
Los precios de estas licitaciones en las que hay interés y competencia por los oferentes nacionales y extranjeros resultan ser tan sustancialmente menores , que los laboratorios están ofreciendo a los clientes habituales de una de las cadenas, hasta un 25% de descuento en productos de consumo obligado . Esto aparentemente para impedir la fuga de los consumidores al sector público y/o a las farmacias populares.
¿Hacia dónde irá este mercado farmacéutico nacional, con el embate de las farmacias populares , de la expansión de las licitaciones de CENABAST y de la aparición de una cantidad de medicamentos nuevos , protegidos por patentes internacionales y de alto precio? La rentabilidad del negocio parece estar moviéndose hacia los laboratorios nacionales y extranjeros. Las utilidades de las cadenas como intermediarias deberán disminuir reduciendo sus gastos generales y como consecuencia directa, deberán cerrase muchos locales que compiten entre sí por la misma demanda de medicinas.
En Francia y España, sólo hay farmacias independientes que venden las medicinas recetadas a los pacientes adscritos a la seguridad pública, a precios regulados muy económicos.
En Inglaterra hay una cadena principal y farmacias independientes. Los precios de los medicamentos recetados son regulados por el sistema de salud pública y a precios económicos.
Es en EE.UU. donde está el sistema más complejo, hay una o dos cadenas de farmacias en las ciudades principales. Pero esas cadenas tienen grandes establecimientos, a veces verdaderos supermercados en que se venden además de todos los artículos para farmacéuticos, alimentos, bebidas y comidas preparadas .En una parte separada del gran establecimiento hay una farmacia que sólo vende medicamentos recetados por médicos en formularios de recetas oficiales. Eso permite compartir los gastos generales de la farmacia con los del establecimiento comercial, rebajando sustancialmente los precios. Agreguemos a eso que una parte considerable de los artículos para farmacéuticos y los sin receta se pueden comprar por Internet, y llegan con un recargo pequeño a la casa del usuario.
En Chile tenemos que avanzar con urgencia hacia uno de esos sistemas o , alternativamente ,crear una red de farmacias públicas al interior de los establecimientos hospitalarios y consultorios en que se vendan a precios regulados los medicamentos recetados tanto a los adherentes a FONASA como a las ISAPRES y público en general. La creación de las farmacias populares a cargo de las Municipalidades es un gran paso en ese sentido. El plan AUGE (o GES) ha significado un sustancial avance en la inclusión de los medicamentos tanto para los llamados pacientes crónicos como a los de enfermedades infecciosas.
El sistema de las tres cadenas de farmacias al público en las grandes ciudades chilenas, parece estar en sus años finales y dando paso a la apertura de farmacias en el interior de los grandes supermercados, en que en una sección aparte se vendan los productos con receta y con farmacéutico que atiende y asesora a los clientes. El Estado debiera adoptar una acción más decidida para orientar hacia donde debe ir este mercado que afecta directamente a la población chilena.
Ernesto Benado R
Director de CONADECUS