Ciudad de México.- En entrevista con Clarín.cl Joselo Rangel (1967), escritor, compositor y guitarrista de Café Tacvba, presenta One Hit Wonder: “Inventé un blog en 2014, estuve subiendo un cuento semanal en la página Textos Mutantes, Internet es una gran herramienta para experimentar, lo único que tenía que hacer era escribir, hacer algunas correcciones con amigos escritores, de esa manera llegué a publicar semanalmente, y no caí en el miedo o en el vicio de estar posponiendo mi proyecto literario. Por eso me impuse la regla de estar publicando un cuento semanal, he visto en mi entorno a muchas bandas que no se lanzan al ruedo por miedo y ahora lo planteo en un cuento”. El debut del escritor Joselo Rangel comenzó en la Feria del Libro de Oaxaca, luego se presentó en la FIL Guadalajara y terminó la gira en la FIL del Palacio de Minería (recinto de la UNAM), el sábado 27 de febrero. La antología One Hit Wonder fusiona música y literatura, según Joselo Rangel: “Los cuentos de alguna manera son canciones de tres minutos, de pocos acordes y letras directas. Para mí es natural escribir canciones y cuentos”.
MC.- Joselo, hace un par de años te encontré en la FIL Guadalajara como lector, ahora te presentas en la Feria del libro en tu nuevo papel de escritor, ¿cómo vives tu debut en Almadía?
JR.- Estoy muy contento, aunque suene cursi o un cliché, es un sueño hecho realidad, leo desde pequeño, a los 10 años comencé a leer ciencia ficción y soñaba con escribir -soñaba, no me ponía a escribir en realidad-, todavía no llegaba al punto de decir: “si quieres escribir tienes que dedicarte en serio a contar historias”. Me gusta el cine y el cómic, pero siempre me imaginé siendo el guionista; me gusta la música, y me imagino escribiendo canciones; digamos que la narrativa siempre estuvo en mi vida y ahora estoy poniéndome al corriente de todo esto. En aquellas ocasiones que me viste en la FIL Guadalajara, estaba invitado porque tengo una columna semanal en el periódico Excélsior -desde hace 8 años- y hay recopilaciones de mis columnas en dos libros, la primera fue publicada por la Universidad de Guadalajara. Hoy me doy cuenta que eso no me convertía en escritor, sino hasta ahora que tengo los cuentos, al escribir ficción entré a otro nivel, antes decía: “no quiero ir a la FIL a comprar libros, quiero ir a presentar el mío”.
MC.- One Hit Wonder comienza con “La banda está lista”, el cuento retrata a una banda de rock que pospone su lanzamiento en búsqueda del sonido perfecto, ¿cuándo te diste cuenta que tu libro estaba listo?
JR.- Inventé un blog en 2014, estuve subiendo un cuento semanal en la página Textos Mutantes, Internet es una gran herramienta para experimentar, lo único que tenía que hacer era escribir, hacer algunas correcciones con amigos escritores, de esa manera llegué a publicar semanalmente, y no caí en el miedo o en el vicio de estar posponiendo mi proyecto literario. Por eso me impuse la regla de estar publicando un cuento semanal, he visto en mi entorno a muchas bandas que no se lanzan al ruedo por miedo y ahora lo planteo en un cuento.
MC.- Encontré obsesiones en tu libro: el abandono, las mujeres desquiciadas y la atmósfera de la música, también hay vasos comunicantes entre los cuentos “Huevos” y “Puesta de sol”. ¿Cómo decidieron la selección y el orden de los hits?
JR.- La selección fue de Luis Jorge Boone, de hecho conocí al editor en la FIL de Oaxaca, por fin pudimos conversar en vivo, porque todos estos contactos fueron por Internet, me enviaron la selección y el orden de los cuentos, puse el archivo en mi iPad, lo leí y me encantó; cambié uno de los cuentos, propuse otro y me dijeron: “¿cómo ves el orden de la antología?”, creo que se van leyendo muy bien, y como tú dices, a veces encontraba un hilo conductor y el cierre me encantó, terminar el libro con las Yoko Ono’s Anónimas (Y.A.) fue una gran idea de Boone. Estoy dispuesto a escuchar la opinión y las sugerencias de alguien más, como te decía, antes de subir los cuentos al blog se los enviaba a tres personas: mi hermano Quique Rangel –que también toca en Café Tacvba-, mi amigo Juan Vázquez Gama –que está aquí en nuestra entrevista-, y Bernardo Fernández –el escritor y novelista gráfico Bef-, mi libro tiene una dedicatoria para los tres, porque en diferentes tiempos me ayudaron con la corrección de los cuentos, yo lo veía como un taller literario para una persona. Esta formación –o deformación- me viene de Café Tacvba, somos una banda y siempre que llego con una propuesta para una nueva canción hacemos cambios y recortes, yo escucho a mis compañeros, a diferencia de otros músicos que no aceptan colaboraciones, ni correcciones, no dejan que toquen sus cosas, algunos músicos son muy celosos; yo estoy dispuesto a trabajar en equipo y escuchar sugerencias; lo mismo pasó con la portada, el editor Guillermo Quijas me dijo: “a ver si te juntas con Alejandro Magallanes para que hablen sobre el diseño de la portada”, yo quería que Magallanes llegara con la propuesta, lo respeto y admiro, quería ver cómo solucionaría gráficamente la presentación de mi libro, la verdad, salí muy contento.
MC.- El rock es rebeldía, según los cuentos: “Caín y Abel” y “Escuela de rock”, juegas con los cambios de rol, ¿por qué relacionas los acordes del rock con la ruptura de lo convencional?
JR.- Nunca me ha gustado que la gente diga: “todos somos iguales ante los ojos de Dios, o ante la ley”, creo que es algo no me ha hecho bien a mí, ni a nadie. Si en una familia decimos: “todos somos iguales” estamos atentando contra la libertad, siempre he pensado que en el individuo hay grandes valores, en mi banda lo veo, somos totalmente distintos cada uno, pero la suma hace que seamos un grupo con una riqueza musical y de visiones. Noto que en los cuentos de eso se trata, hay veces que intento ver algunas situaciones como si fuera una mujer, o como si yo fuera el otro, en estos ejercicios de imaginación descubro muchas cosas –de mí y del otro-, he aprendido de esa manera a poder convivir con la gente que me rodea, en eso consiste la libertad, y resulta que si uno habla de libertad está hablando de rebeldía, de no entrar en el canon, en un cuadrado, o en las rejas de una prisión que te dicen: “hay que estandarizar todo porque todos somos iguales”. Aun así, yo puedo vestirme con la misma ropa del otro, pero siempre habrá algo que me hace distinto y quiero que se respete eso distinto que soy.
MC.- Eres lector de ciencia ficción, alguien me dijo que fundaron una revista de ciencia ficción con el novelista gráfico “Bef”; pero sólo un cuento de tu antología -“El futuro”- tiene destellos de tu afición, ¿cómo fue tu primer acercamiento a la ciencia ficción?
JR.- Hace 20 años conocí a Bef y Pepe Rojo, de hecho, ellos tienen una antología de ciencia ficción norteamericana en Almadía, hicimos una revistita, sacamos cinco números que son inconseguibles, son piezas de colección. Éramos los editores, leíamos textos de otras personas y escribí un cuento pequeño que tiene connotaciones bíblica, es algo que hago, recurro a historias de la biblia. Bef se aferró al camino de la ciencia ficción y la novela gráfica, ahora es una gran figura, pero nos conocimos hace muchos años, yo siempre leí ciencia ficción desde muy pequeño, aunque no me he dedicado a escribirla, a excepción del guiño que mencionas, tendré que hacer algo, ahora que escribo cuentos y que estoy agarrando oficio quiero explorar otros géneros y formatos, escribiré una novela, o iré hacia la novela gráfica, no voy a quedarme en un lugar.
MC.- Tengo dos cuentos preferidos: “Indie” (Caín se convierte en el primer artista independiente cuando Dios fue el productor del disco de Abel). Y el segundo de la lista sería: “Escuela de Rock” (reúnes en el paraíso a las leyendas del rock, pero sólo mencionas a cuatro músicos latinoamericanos: Charly García, Gustavo Cerati, Saúl y Alejandro). ¿No te quedas corto con las referencias latinoamericanas?, tal vez te reclamarán por tu Top 10…
JR.- En realidad así me salió el cuento, alguien me dijo: “te falto Jimi Hendrix, ¿por qué no lo pusiste?”, ay cabrón, sí es cierto (risas), no lo tenía claro en ese momento. Escuela de rock fue un juego de imaginación, si pusieras a estas figuras que creemos conocer, porque tienen cierto perfil, si los pusieras en un salón de clases qué sucedería, el pequeño grupo de rock latino era un elemento; nadie ha llegado a reclamarme: “¿por qué no estoy yo?”. Le regalé el libro a Fito Páez, espero que lo lea y no me pregunte: “¿dónde estoy?” (risas).
MC.- Siguiendo los patrones de tu antología, pintas muy mal a los argentinos en los cuentos “Rockstar” y “Truco”.
JR.- Tengo varios cuentos sobre los argentinos, juego un poco con el cliché del argentino, también me doy cuenta que los clichés existen por algo, cuando dicen “los mexicanos son huevones y corruptos”, existen otros extranjeros más corruptos pero hay una parte que nos define y nuestros políticos son mundialmente famosos por corruptos. Y en el argentino hay rasgos que también lo definen.
MC.- En el cuento “Rockstar” aparece el personaje “Joselo”, tu álter ego aprendió a tocar la guitarra para ligar a las fans, ¿fue un cliché, o es tu autobiografía?
JR.- No era yo (risas), no sucedió tal cual, pero al final cuando estaba terminando el cuento dije: “¿cómo le voy a poner otro nombre?, si el que está viviendo esto soy yo”, me convertí en un personaje más, pero en realidad sigue siendo ficción, uní ciertas cosas que no estaban unidas, mis amigos son reales –Ronald y Bety-, el grupo que aparece es real, el lugar de conciertos de rock en ciudad Satélite también es real y la camioneta es real, pero la situación cambia, estoy descubriendo un mundo nuevo con la ficción, estoy experimentando, y asustándome porque la gente llega y me dice: “¿son anécdotas de Café Tacvba?”, hasta gente cercana, mi esposa preguntó: “¿qué onda con ese Joselo del cuento?”.
MC.- ¿Quién es Lorena?, seguramente tu esposa está intrigada…
JR.- Hace un par de meses, mi esposa me dijo: “no sabía que te gustaba el nombre de Lorena”, le respondí: “no me gusta ese nombre, le gusta al güey del cuento” (risas), son las cosas que ahora tengo que acostumbrarme, la gente me dice: “no voy a hacer esto, porque seguramente vas a retratarme en tus cuentos”, es el cliché del escritor que está buscando historias.
MC.- ¿Leíste la reseña de “One Hit Wonder” en Confabulario?, ¿cómo reaccionas ante una crítica demoledora?
JR.- Sentí mucho odio de allá para acá, no sé qué le hice a esta persona, quién es.
MC.- ¿No le firmaste un disco de Café Tacvba?
JR.- Tal vez (risas), de repente leí cómo estaba construida la crítica y sí hay ciertas cosas que se refirieren al texto, pero enfoca su crítica en el supuesto de que publicaron mi libro en Almadía porque soy el guitarrista de Café Tacvba. Le regalé mi libro al escritor Antonio Ortuño, yo no lo conocía, al día siguiente me escribió un e-mail diciendo: “acabo de terminar de leer tu libro, me sorprendió, me gustó mucho”, le agradecí, porque viniendo de donde yo vengo sé que muchos me van a leer porque soy de Café Tacvba, pero muchos no me van a leer por lo mismo, así es, siempre hay un pretexto para clasificarte, o para sacarte si no eres de tal editorial. Me doy cuenta que existe la parte de la connotación, muchos parten de ahí y no del texto, cuando reciba una crítica directa aprenderé de sus observaciones, pero si me descalifican por ser integrante de una banda de rock, eso no lo puedo negar ni esconderlo, tampoco quiero escribir con un seudónimo.
MC.- Firmas tus canciones en Café Tacvba…
JR.- Exacto, seguiré escribiendo con mi nombre.
MC.- ¿Te quita el sueño que tu libro sea el cliché del One Hit Wonder?
JR.- Alguien me dijo: “no le pongas así a tu libro porque será el único vendido”, pero, ¿qué lo convertiría en One Hit Wonder?, que vendiera 200,000 ejemplares, si llegamos a las 200,000 copias entonces que sea One Hit Wonder (risas), voy a seguir escribiendo, tal vez no llego a las 200,000 copias vendidas, pero esa es mi meta, quiero sobrepasar cualquier expectativa. En Café Tacvba he vivido esto cuando nos dicen: “su último disco es tan bueno que difícilmente podrán superarlo”, son ganas asustarte o de hacerte ruido, a lo mejor la gente no lo dice de mala fe; llevo 26 años con mi banda, sigo trabajando y haciendo canciones, hay gente que disfruta las canciones de nuestra banda, a veces nos escuchan muchas personas, a veces pocas. Seguiré haciendo lo mismo, me encanta escribir, me descubro muy contento escribiendo y conociendo escritores, ahora estoy leyendo nuevos libros, desde que publiqué One Hit Wonder me acerqué al mundo de la literatura de otra forma que nunca hubiera conocido, voy a seguir escribiendo, espero que me vaya muy bien para publicar más libros.
MC.- La política mexicana está ausente en tu libro, ¿piensas escribir cuentos con un tono social o político?
JR.- No lo sé, es algo que ni siquiera me pregunto, hay gente que me dice: “en tu columna de Excélsior no tocas temas políticos”, podrían decir que me estoy autocensurando, pero no, yo no siento que me estoy autocensurando en las canciones, ni en las crónicas, tampoco en mis cuentos, simplemente hago lo que se me antoja, si en algún momento siento la necesidad de hacerlo, lo haré.
MC.- Finalmente, en la FIL Oaxaca, Fernando Rivera Calderón leyó un par de tus cuentos haciendo “covers”, siguiendo la metáfora, ¿tus lectores tararean los cuentos de One Hit Wonder?
JR.- Los cuentos de alguna manera son canciones de tres minutos, de pocos acordes y letras directas. Para mí es natural escribir canciones y cuentos, Fernando Rivera Calderón también es músico y juega con esas referencias de los covers