Diciembre 10, 2024

Trabajo, historia, cultura, genes, izquierdas y Carlos Ominami

 

Las noticias acerca de la corrupción de connotados políticos, empresarios, religiosos y de miembros del ejército demuestran la ilegitimidad democrática en que descansa el arreglo social post dictadura en Chile. Arreglo que permite que individuos de aparente respetabilidad dada por su poder oculten una mediocre calaña ética, usando sus privilegios para vivir sin trabajar y para enriquecerse a expensas de las penurias de la mayoría.

 

 

La corrupción desvergonzada que empapa a todo el espectro político, es sin lugar a dudas más desmoralizante e indignante en aquellos políticos que alardean de representar las políticas consideradas tradicionalmente de izquierda. La tradición de las ideas de izquierda ha coincidido siempre a través del mundo con el intento de mejorar las condiciones de vida de la mayoría con adecuados salarios, decente vivienda y acceso a la medicina, entre muchos otros aspectos. En Chile políticos autodenominados de izquierda como el Sr. C. Ominami pretenden contarnos el cuento de que la mejor manera de impulsar las ideas de izquierda es recibir dinero sin trabajar de entidades económicas resultantes de los crímenes de la dictadura y cuyo accionar económico monopolista y su oculta actividad política, son patentemente perjudiciales para la economía del país y para la mayoría de su población. El trabajo intenso siempre ha sido una condición sine qua non de los intelectuales y de los políticos de izquierda, ya que este trabajo los socializa y les crea lazos de comunidad con sus representados, además que les permite conformar un criterio ajustado de la sombría realidad, esclarecedor de la ideología de derecha que trata de ocultar su miseria.

En este contexto, el recibir remuneración sin trabajar de una compañía monopólica resultante de un crimen contra los trabajadores, pulveriza de tal manera lo que se entiende por cultura de izquierda y sus orígenes, que solamente una persona carente de toda introspección o que tiene criterios alucinantes de la realidad podría seguir considerándose como perteneciente a esta corriente política, después del conocimiento público de estas ocultas actividades. Los frívolos y manoseados contenidos del libro del Sr. Ominami “Secretos de la Concertación (2011)”, ya demostraban su abandono de los principios de izquierda y su falta de juicio, manifestada entre otras cosas por su admiración pueril e infundada por el ex presidente Lagos. Un presidente que prefirió a los empresarios nacionales y foráneos y a sus inversiones, a expensas de beneficiar a la mayoría. Para rebatir el lapidario juicio que resulta de sus solapadas actividades el Sr. Ominami, y en otra oportunidad el inefable Sr. S. Bitar, han usado a manera de escudo su respetable actividad política durante el gobierno del presidente Allende y subsecuentemente en contra de la dictadura, durante su exilio y en Chile. Sin embargo, en este proceso falaz de justificación los Srs. Ominami y Bitar, olvidan que otra idea que modela al pensamiento de izquierda es la de historia, y la historia junto con la cultura cambia, involuciona, evoluciona y revoluciona y con ello influencia a los individuos de maneras diferentes. Y la historia de la izquierda desgraciadamente está plagada de individuos como los Srs. Ominami y Bitar, que de personajes de izquierda se convierten en hombres de derecha, con sus ideas reblandecidas por la comodidad y por el poder corruptor de los halagos inmerecidos y del dinero fácil de esta. La corrupción material e intelectual de la elite autodenominada de izquierda en Chile también ilustra palmariamente a otro principio fundamental de izquierda y es que el ambiente y la cultura predominan generalmente sobre el ADN (genes) en la construcción del comportamiento humano. Y es por eso que el pensamiento de izquierda es enemigo de la monarquía y de las aristocracias hereditarias y pregona por un ambiente y una cultura de la igualdad de oportunidades y de acceso a las necesidades básicas de la vida, independiente de la herencia biológica.

En Chile en este momento somos testigos de cómo este principio de izquierda ha demostrado su permanencia y validez al ver como un ambiente y una cultura basada en el crimen y en la corrupción de la dictadura y de la derecha política y su impunidad, ha arrasado con los principios de izquierda de individuos con genes, apellidos y una honorable tradición familiar de izquierda. Este proceso de descomposición de las ideas de izquierda atraviesa todos los niveles políticos, pasando por la más alta magistratura de la nación hasta las humildes alcaldías, incluyendo la presidencia del senado y muchos de sus miembros, la cámara y numerosos integrantes de ella y el aparato del estado a nivel central y regional. La desintegración de los principios de izquierda se aprecia también en la creación de una ralea parasitaria de jóvenes autodenominados de izquierda con ambiciones políticas y cuyo único trabajo ha sido recibir dinero de empresarios, mientras hacen méritos y marcan el paso para obtener de manera clientelar un trabajo del estado en el cual servirán a sus pagadores; sin jamás haber tenido un trabajo estable que los ponga en contacto con el Chile real y sus trabajadores. La izquierda global siempre ha lidiado por la creación de un ambiente, de una educación y de una cultura igualitaria y humanista porque ha creído que esta es la manera de crear una comunidad en la cual las mejores características del ser humano florezcan, independientemente de sus necesidades y de una inmodificable determinación genética.

La importancia del ambiente y de la cultura en el desarrollo de una verdadera mentalidad de izquierda es también ilustrada en Chile en otro político que se abanica con las ideas de izquierda pero al igual que su padre recibí dinero, sin excusas y sin trabajar por él, de empresas nacidas de la dictadura y beneficiarias del injusto status quo, el Sr. Henriquez-Ominami. En el caso del Sr. Henriquez-Ominami el ambiente y la cultura que rodea a su actual padre, trágicamente barrió con los contenidos de izquierda, de heroísmo y de honestidad intelectual que le podrían haber sido transmitidos a través de los genes de su padre biológico. En resumen, trabajo, historia, tradición y cultura de izquierda parecen ser fundamentales para la creación de políticos de una verdadera izquierda chilena y que nos ahorren a la gente con esas ideas el triste espectáculo de las volteretas oportunistas y bufonescas de individuos que han abandonado todos los principios de izquierda hace ya rato. En los vericuetos de la historia, mientras estos autodenominados izquierdistas, que se consideran de manera ridícula y espuria herederos del presidente Allende, venden sus principios al mejor postor incluyendo a beneficiarios de crímenes, en EE.UU. de América un candidato presidencial, el Sr. B. Sanders sin inhibiciones y con éxito, desnuda el negativo impacto para las mayorías que tiene el dinero en la política y promete combatirlo sin reservas. Al finalizar este análisis, y hablando de Estados Unidos vienen a la memoria las famosas palabras de un valeroso abogado del ejercito de ese país el Sr. J. N. Welch, testigo en el senado en una audiencia convenida por el senador J. McCarthy, aciagamente famoso por sus infundadas persecuciones políticas. Las palabras del Sr. Welch el año 1954, que ayudaran a destruir la negativa carrera del senador McCarthy, y que podrían aplicarse a nuestros políticos pseudo izquierdistas hoy día fueron más o menos, “Uds. ya han hecho suficiente daño. ¿Srs./Sras. tienen Uds. concepto de lo que es la decencia? ¿Por favor díganme, les queda a Uds. decencia alguna?”

             

 

 

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