El sábado 20 de febrero de 2016, en la Sala Nicolás Guillén de la fortaleza San Carlos de la Cabaña y en el marco de la Feria Internacional del Libro, se realizó la premiación del XIII Concurso Internacional de Ensayo Pensar a Contracorriente correspondiente al año 2016 y la IV Edición del Premio Especial Una Especie en Peligro. A esta edición se presentaron 88 trabajos de un total de 17 países con gran variedad de temas abordados. El Jurado estuvo presidido por Pedro Pablo Rodríguez, de Cuba, e integrado además por Ximena de la Barra, de Chile y Ángel Guerra, de Cuba.
Como parte del acto, se hizo previamente el lanzamiento del libro con los ensayos galardonados en el año 2015, realizado por Ximena de la Barra. Intervino asimismo Omar González, coordinador en Cuba de la Red En defensa de la humanidad, quien se refirió a la creación de espacios de debate y difusión del pensamiento anti hegemónico como una de las prioridades de este movimiento. Se proyectó también un pequeño material audiovisual sobre los diez años de la fundación de la Red.
A continuación Pedro Pablo Rodríguez dio lectura al acta del Jurado. Los miembros del mismo decidieron por unanimidad otorgar el Premio Pensar a Contracorriente al ensayo “Juan Rulfo in Northeastern Tailand: Traslation and Solidarity” en consideración “a la calidad literaria de un texto que promueve los valores de la solidaridad, demuestra el carácter universal de culturas dispares y el valor de la interculturalidad al señalar que el bienestar de todos”. El autor es el joven escritor y traductor de Tailandia Peera Songkunnatham. Igualmente por unanimidad otorgó Mención honrosa a “Práctica y poética del arte de la performance como Resistencia en Latinoamérica”, de Rodrigo Alejandro Arenas Ibacache, y otras menciones a “La construcción de la memoria colectiva y la identidad social. El Espacio Memoria perspectiva Simmeliana” de Andrea Melo, “Las relaciones Cuba-Estados Unidos: En el camino hacia la normalización”, de Faustino Cobarrubia Gómez , “Mediaciones religiosidad liberadora, religiosidad autoritaria, ethos moderno: su proyección en el pensamiento religioso de José Martí” de Ariel Zaldívar Batista y “Marx y Martí en cuerpo y alma: cultura contra economística” de Rolando Bellido Aguilera.
Con respecto al Premio Especial “Una especie en peligro” en su IV Edición, el jurado tomó la decisión unánime de otorgarlo al ensayo “Koyaanisqatsi”, de Lillian Álvarez Navarrete, de Cuba, “por el rigor, brillantez y fuerza argumentativa de sus análisis en torno a la Conferencia de las Partes, París 2015, acerca de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático y su destaque del pensamiento precursor de Fidel Castro al respecto”.
Coincidieron conferir al propio tiempo cuatro menciones: “Políticas de Gestão e Educação Ambiental para Resíduos Solidos na Economia de Mercado, a Obsolescência Planejada e os limites da Sustentabilidade no Capitalismo” de Philippe Pomier Layrargues; “ALBA: Cambio climático y extractivismo. Crisis, percepción de riesgo y oportunidades insumos para los decisores de políticas” de José Ángel Pérez García; “Herencia y fragilidad. Lo sagrado mestizo: La demolición del patriarcado” de Carlos Eduardo Satizábal Atehortúa y “Estabilidad energética entre fenómenos naturales y sociales: desde el accionar positivo del ser humano” de Omar Williams Zulueta.
Fuente: Red En defensa de la humanidad
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PRESENTACION DE XIMENA DE LA BARRA
Es un honor para mí presentar ante Uds. el Libro Pensar a Contracorriente XII. Se trata de una colección de textos inéditos, seleccionados en la edición de 2015. Entre ellos, el texto ganador del Concurso y el texto ganador del Premio Especial Una Especie en Peligro III además de 3 menciones honrosas en cada categoría.
Para comenzar debo decir que revisar los textos premiados ha sido una gratísima tarea porque son textos de un alto contenido analítico-propositivo que se enfocan hacia situaciones de gran actualidad, e incluso yo diría de gravedad y urgencia. Todos podemos aprender de ellos y utilizarlos como herramienta de nuestra tarea fundamental que no es otra que desenmascarar las estructuras subyacentes del poder, socavar los soportes ideológicos y la legitimidad del capitalismo neoliberal,denunciar las causas subyacentes de los problemas de la humanidad, proponer soluciones alternativas desde una perspectiva ética diferente y seguir educando para fomentar una consciencia critica. Esta es la trinchera que hemos escogido – “de momento” – como en una ocasión memorable dijo el Comandante Chávez. Trinchera que además nos une como pueblos en lucha.
Para una generación entera de juventud Latinoamericana, el resultado ideológico de la reforma neoliberal de la educación superior significó el abandono del pensamiento crítico, de la construcción de la identidad nacional, y de los valores de la democracia y de la justicia social. La justificación para esta tendencia regresiva se buscó en la racionalización de la educación, en todos sus niveles, como un sistema, determinado por el mercado, para la formación del “capital humano” que sirviera competitivamente en un mercado globalizado. Nada más lejos de la visión de la educación universal como un derecho humano básico. Más lejos aún de la visión de Paulo Freire de la educación como instrumento de emancipación del oprimido. Freire nos planteaba el dilema: “La opción está entre una educación para la domesticación y una educación para la libertad. Educación para el objeto humano o educación para el sujeto humano”.
Uno de los mayores éxitos del enfoque neoliberal en el mundo entero, ha sido la “naturalización” de sus planteamientos. Haberlos transformado en sentido común. Esto es, como dice Žižek, haber logrado que su estructurada ideología se haya transformado en una no-ideología. En otras palabras, haber llegado a incorporar en la cultura la idea de que cualquier pensamiento divergente al suyo sea catalogado como ideológico –en tanto sinónimo de irracional o dogmático–, mientras el neoliberal y sus derivados sean considerados casi como indicaciones infalibles de cómo deben ser o hacerse las cosas. En este punto debo reafirmar la idea de que hay que rescatar el verdadero significado de los conceptos ideología, libertad y democracia.
Pensar a contracorriente inevitablemente significa avanzar por el camino más difícil, el camino que no es financiado, el que es vilipendiado por ir en contra del pensamiento hegemónico, en contra del sostenedor del status quo. Pensar, escribir o enseñar a contracorriente en el contexto de la hegemonía neoliberal, generalmente nos significa ser tildados de “perdedores”, ser ignorados, invisibilizados y ridiculizados. Además, nos significa quedarnos solos.
Simón Rodríguez – el maestro de Bolívar e ilustre pensador a contracorriente de la segunda mitad del S XVIII y primera del Siglo XIX – relata que cada vez que fue perseguido por sus ideas y debió pasar a la clandestinidad o a exiliarse en Jamaica, el asumió el seudónimo de Mr. Robinson. Recurrió a este nombre que le parecía ser el que mejor lo representaba porque a causa de su pensamiento radicalmente diferente, no solo era aislado sino que no tenía pares con quien debatir sus ideas. Se sentía tan solo como el imaginaba se habría sentido Robinson Crusoe, el personaje de la novela de Daniel Defoe, naufrago solitario en la deshabitada isla de Juan Fernández en el Océano Pacifico. Pocos saben fuera de Venezuela que la Misión Robinson para la educación, conmemora a este maestro y a su necesidad de usar seudónimo.
Voy a referirme al texto de Yarimar Barrero, ganadora del Premio a Contracorriente 2015. Ella plantea la necesidad de empoderar a los pueblos por la vía de la democratización de la comunicación en América Latina. Tarea nada de fácil ya que implica, a su juicio, entre otras cosas, el cambio constitucional y consecuentemente el cambio de la política pública. A pesar de ello, no es tarea imposible. Así lo demuestran los países en nuestra Región, que en mayor o menor medida, contra viento y marea, ya la han comenzado. Son aquellos países donde los movimientos sociales han impulsado la democratización del Estado y donde han surgido medios de comunicación propios, libres de ataduras mercantiles, capaces de producir la tan necesaria contra-información. Se puede decir que la batalla mediática –como ella misma la llama- ha comenzado.
El Premio Pensar a Contracorriente se inserta dentro del contexto descrito por Yarimar Barrero porque para romper los monopolios de medios de comunicación desde donde se implanta el “pensamiento único”, no solo hace falta el amplio acceso a la información alternativa y relevante sino que hacen falta pensadores que analicen dicha información en forma crítica e independiente y sean capaces de vincularla a otros conocimientos de múltiples disciplinas para poder lograr conclusiones útiles a los pueblos en sus luchas. También hacen falta quienes divulguen este impulso emancipatorio sin amedrentarse por las consecuencias.
Eso es precisamente lo que han hecho los autores de este libro. Se han comprometido con una actividad imprescindible si es que la humanidad ha de sobrevivir. Y lo han hecho desde una ética diferente, como podrán comprender al leer el texto de Eduardo López, ganador del Premio Especial, Salvar el Planeta, 2015. El señala la necesidad de una ética que supere la tendencia productivista y la sobrevaloración de la dimensión económica y la reemplace por una ética de sustentabilidad, que admita los límites de la tecnología utilitaria, introduciendo los valores de los derechos humanos, para superar el individualismo y el consumismo, reemplazándolo por la cooperación y la reversión de las injusticias.
Aunque Eduardo López se refiere específicamente a la justicia ambiental, el contenido de su texto, al igual que los de los demás autores, nos lleva a un asunto igualmente universal y transversal como es el de las disparidades, tanto respecto al grado de vulnerabilidad y al costo que se sobrelleva por las injusticias de todo orden, como a la responsabilidad por evitarlas. Aquí se entra de lleno a un problema de política y a lo que Eduardo denomina una economía de los dones. El principio de Responsabilidades Comunes pero diferenciadas adoptado en la Declaración de Río durante la Cumbre de la Tierra en 1992, ha sido relegado al cajón del olvido. Las siguientes cumbres simplemente lo descartaron.
Cabe preguntarse: ¿Avanzamos o retrocedemos en la defensa de la humanidad y con ella del planeta? La respuesta no es clara. Entre otras cosas, depende del corte en el tiempo que nos propongamos para formular una respuesta.
Efectivamente avanzamos en América Latina como nos dice Yarimar Barreros al reseñarnos los logros de TeleSUR, los progresos legislativos hacia la democratización de la comunicación y el recuento cada vez mayor de los medios alternativos. Sin embargo retrocedemos al ver como la industria de los medios masivos de comunicación en América Latina se ha concentrado cada vez más en lo que Aram Aharonian ha calificado como “latifundios mediáticos”.Estos son utilizados como armas en contra de aquellos poderosos movimientos sociales que se han organizado para combatir la opresión, el mandato neoliberal o para defender a los gobiernos progresistas que han elegido. De hecho, el conglomerado mediático haimpedido una democratización genuina en la región porque no cabe duda de que los medios masivos de comunicación tengan que ver con el futuro de nuestras democracias. Aharonian lo expresa claramente: “Hoy en día, en nuestra América, la dictadura mediática quiere suplantar a la dictadura militar.”
Como era esperable, retrocedemos porque frente a los avances organizativos e ideológicos de los movimientos sociales, los Estados reaccionarios bajo el control de las élites alineadas con el neoliberalismo han recurrido a la represión y la criminalización de la protesta social. Han llegado incluso a involucrar la colaboración de elementos de las fuerzas armadas nacionales y extranjeras, convirtiendo a la resistencia en un asunto muy arriesgado para muchos latinoamericanos que aspiran a una vida mejor. Además, Washington ha sido rápido en percibir el significado de la amenaza de un modelo de desarrollo alternativo dedicado a la transformación social fundamental y en responder con “políticas punitivas” diseñadas para desestabilizar, o derrocar los soportes estatales en aquellos países donde surgen agendas emancipatorias con visos de concretarse.
Sin embargoavanzamos en comprender que la lucha es tan monumental que necesitamos apoyarnos entre nosotros mismos y hemos instituido mecanismos de integración alternativa entre nuestros países, basada en la solidaridad y la complementación en lugar de la competencia. Hemos dado muerte al proyecto imperial del ALCA y hemos creado ALBA. Pero al imperialismo no le faltan recursos estratégicos ni yanaconas que los apoyen, y nos han regresado a la época de los Tratados de Libre Comercio con otros aún más dañinos como lo son el Tratado Transpacífico y el Tratado Transatlántico.
Igualmente retrocedemos cuando bajo el pretexto de crisis recurrentes de la economía global se agudizan las contradicciones capital/trabajo y capital/naturaleza.Se trata de un proceso regresivo en completa consonancia con lo que Marx, en el siglo diecinueve, describió como el escenario dual de saqueo a la tierra y saqueo al trabajador.
Pienso que definitivamente avanzamos cuando la idea generalizada de que el orden neoliberal es de alguna manera “natural” o “inevitable” comienza a colapsar. La Revolución Cubana en 1959 marcó los hitos iniciales para este momento ideológico en América Latina, reforzados desde entonces por otros procesos revolucionarios como el chileno a principios de los años setenta, el nicaragüense en los años ochenta y los de Venezuela, Bolivia y Ecuador a principios del siglo XXI. Los movimientos sociales, inspirados por amplios antecedentes históricos, son importantes soportes de esta lucha ideológica que potencia la región e impulsa a la lucha popular por la recuperación de la soberanía nacional y regional. Indiscutiblemente ellos han jugado un papel crítico logrando sacar a buena parte de América Latina fuera del vertedero neoliberal creado para los sectores populares
Sin embargo, a pesar que aumentan las grietas en el edificio neoliberal, las oligarquías son resistentes y el neoliberalismo de ninguna manera se ha transformado en residual. La respuesta de Washington a su pérdida de hegemonía suele ser la de aumentar la presión en su propio “traspatio” con políticas intervencionistas aún más duras. Por esto, la lucha es cada vez más intensa y compleja.Recordemos que Marx advirtió que el capitalismo no se caerá por sí solo. Dos siglos más tarde, nuestro querido Michael Lebowitz agrega, que tampoco el socialismo caerá del Cielo. Hará falta la presión social, la búsqueda de alternativas, y el desarrollo de un pensamiento emancipatorio post-neoliberal. El retorno de las ideologías.
Quisiera concluir afirmando que nosotros, los tildados de “perdedores” no siempre perdemos. A veces también ganamos, pero para ganar, necesitamos ser capaces de llegar a una generación global que ha sido abusada brutalmente por el sistema, para que logre entender quienes ponen en peligro sus vidas y la del planeta y con qué propósito. Hoy, nosotros, los Robinson de la selva neoliberal, no estamos solos. Cuba al instituir el Concurso Pensar a Contracorriente, nos ha convocado, nos ha reconocido, y aún más, nos ha premiado. Esto no solo nos llena de satisfacción, también nos compromete a continuar por esta difícil senda. A seguir pensando a contracorriente, a seguir abriendo las conciencias, a seguir enseñando a pensar. No en vano Martí afirmaba que “Ensenar es lo más bello y honroso del mundo.” Recientemente Frei Betto complementa el pensamiento Martiano agregando que el principio de la educación crítica “no es formar meros profesionales calificados sino ciudadanos y ciudadanas que sean protagonistas de las transformaciones sociales.”
Dejo en vuestras manos este hermoso libro, pleno de provocaciones para que nos afirme en nuestro compromiso.
La Habana, Febrero de 2016
Ximena de la Barra
xdelabarra@yahoo.es