Funcionarios del gobierno de Mauricio Macri salieron hoy a contrarrestar las opiniones que circularon en medios internacionales y argentinos sobre la frialdad que tuvo la breve reunión del presidente en el Vaticano con el papa Francisco.
En declaraciones públicas y en un posterior comunicado de su ministerio, la canciller Susana Malcorra se mostró este domingo sorprendida por las críticas en relación con el tiempo que duró el encuentro.
La prensa extranjera notó -según recogieron varios medios argentinos- que la reunión de 22 minutos el sábado estuvo marcada por una relación fría y el gesto adusto del Papa, que parece haber dado otra señal de distancia más que de acercamiento.
No solo fue el tiempo y el sitio donde el Sumo Pontífice recibió al mandatario en la Biblioteca del Vaticano en vez de la residencia de Santa Marta, adonde solía acoger a la expresidenta Cristina Fernández que advirtieron los medios de difusión.
También reseñaron la expresión seria de su rostro, ajena a la risueña que por lo general muestra en encuentros con otros gobernantes, y a que declinó la invitación de Macri a visitar Argentina este año argumentando motivos de agenda.
Tras expresar su sorpresa, Malcorra relativizó que “el cronómetro mida la eficiencia o no” de una reunión y justificó que el mandatario “es una persona que no abunda en palabras”.
La canciller calificó la cita de buena y muy rica. “La conversación privada entre su Santidad y el Presidente cubrió todas las cuestiones que esperábamos que se cubrieran, son cuestiones que hacen al país, pero que hacen a interés de su Santidad en el mundo”, remarcó la Ministra.
Consultada sobre la posibilidad de que excardenal Jorge Bergoglio tenga algún cuestionamiento político sobre la figura del Presidente, Malcorra respondió a radio La Red: “No se me ocurre que el papa Francisco tenga un prejuicio ideológico”.
Por su parte, en declaraciones que divulga la agencia de noticias Télam el jefe de Gabinete, Marcos Peña, salió al cruce de algunas interpretaciones sobre el rol del Sumo Pontífice y su relación con la política local.
También cuestionó el interés general puesto en el tiempo que duró el encuentro entre Francisco y el presidente Macri. “El Papa no es un dirigente político argentino, no es de Cambiemos ni kirchnerista”, adujo Peña.
El resultado de la visita al Vaticano generó molestias incluso entre políticos de la oficialista Alianza Cambiemos como lo demostraron declaraciones de la jefa de la Coalición Cívica, Elisa Carrió.
La diputada y estrecha aliada del mandatario reiteró sus críticas a Francisco, a quien incluso en un exabrupto acusó de “empoderar a los violentos”, según difundieron varios medios argentinos.
Carrió opinó que ella no habría visitado al Papa, y lo acusó de “no ayudar a pacificar el país”, por haberle enviado un rosario bendecido a la detenida dirigente social y diputada al Parlasur Milagro Sala.