Diciembre 2, 2024

Obama viajará a Cuba el 21 de marzo

El presidente Barack Obama coronará su histórica iniciativa de restablecer relaciones con Cuba al viajar a la isla el próximo 21 de marzo, en lo que será la primera visita presidencial estadunidense en 88 años, y con la cual busca consolidar sus avances para desmantelar una política de aislamiento de más de medio siglo.

 

 

Obama viajará a La Habanacon su esposa, Michelle, el 21 y 22 de marzo, donde se reunirá con el presidente cubano, Raúl Castro, después de que ambos sorprendieron al mundo a finales de 2014 al anunciar su acuerdo de restablecer relaciones diplomáticas y promover el comercio y otros intercambios.

El próximo mes viajaré a Cuba para promover nuestro progreso y los esfuerzos que pueden mejorar la vida del pueblo cubano, escribió hoy Obama en su cuenta de Twitter, después de que la Casa Blanca anunció oficialmente el viaje en un comunicado de prensa.

Las declaraciones del presidente y su equipo subrayaron las preocupaciones estadunidenses sobre los derechos humanos en Cuba y las diferencias que existen entre ambos gobiernos. Obama reiteró que éstas se presentarán directamente con su contraparte.

Ben Rhodes, asesor asistente de seguridad nacional de la Casa Blanca, comentó a reporteros que se reunirá con el presidente cubano, pero no espera un encuentro con Fidel Castro. A la vez, informó que Obama se reunirá con activistas de la sociedad civil y cubanos de varias esferas, y que seguramente buscará una oportunidad para dirigirse al pueblo cubano.

Rhodes indicó que aunque reconocen algunos avances en la isla, francamente, siempre vamos a tener diferendos con este gobierno porque tienen un sistema político diferente. Insistió en que el gobierno cubano puede mejorar las condiciones para el pueblo cubano y ser parte de la evolución de la isla.

Los avances en la relación desde que Obama y Castro anunciaron sus intenciones incluyen la reapertura de sus respectivas embajadas, la ampliación de viajes e intercambios de negocios; Washington retiró a Cuba de su lista de estados que patrocinan el terrorismo, se anularon los límites en el envío de remesas y se anunciaron una serie de iniciativas empresariales en turismo, telecomunicaciones y manejo de tarjetas de crédito, y apenas la semana pasada se anunció un acuerdo para restablecer vuelos directos entre ambos países. Esta semana la secretaria de Comercio de Estados Unidos, Penny Pritzker, y una delegación de contrapartes cubanos encabezada por el ministro de Comercio, Rodrigo Malmierca, se reunieron en Washington para ampliar estas relaciones.

Pero todo esto se ha hecho de acuerdo con órdenes ejecutivas de Obama, ya que el bloqueo económico permanece en vigor, y sólo el Congreso puede levantarlo, algo que por ahora es casi imposible por el control de la legislatura que tienen los republicanos.

El viaje, justo en una coyuntura electoral presidencial en este país, de inmediato se volvió tema en la pugna política. Como era de esperarse, los dos precandidatos presidenciales republicanos cubanoestadunidenses condenaron el anuncio. El senador Ted Cruz dijo que Obama, en su viaje, actúa como un apologista del régimen cubano y que era un error. El senador Marco Rubio afirmó que como presidente jamás visitará la isla de sus padres si no es una Cuba libre y acusó que el régimen cubano es tan opresivo como siempre.

Pero la vieja posición anticastrista es cada vez más minoritaria en este país, tanto en círculos políticos como empresariales.

Más aún, por primera vez la mayoría de estadunidenses (54 por ciento) tiene una percepción favorable de Cuba, según una encuesta anual de Gallup sobre el tema difundida esta semana. En 1996, el primer año en que sondeó este tema, sólo 10 por ciento opinaba favorablemente de la isla.

El abogado José Pertierra, experto en la relación Cuba-Estados Unidos y participante en varios momentos y asuntos claves en la historia de esta relación (perseguidor legal del terrorista Posada Carriles y abogado de Elián González, entre otras), comentó a La Jornada que el viaje tiene implicaciones más allá de lo simbólico, porque Obama desea que el giro en la política sea irreversible. Por lo tanto, el objetivo del viaje y más es afincar las decisiones del 17 de diciembre de 2014, y las que han seguido y seguirán hasta que salga de la Casa Blanca. Entre éstas, está buscar que Cuba no sólo pueda comprar de Estados Unidos, sino que pueda vender productos, requisito de cualquier relación bilateral normal entre dos países.

La idea de Obama es desmoronar lo más posible el bloqueo, para que ya casi no quede nada cuando por fin lo levanten, concluyó Pertierra.

Peter Kornbluh, director del proyecto sobre Cuba en el National Security Archive, y coautor, con William LeoGrande, del libro Diplomacia encubierta con Cuba: Historia de negociaciones secretas entre Washington y La Habana (publicado en español por el Fondo de Cultura Económica y presentado esta semana en la Feria del Libro en La Habana, consultar, dijo a La Jornada que el viaje no sólo es histórico, sino importante para que Obama logre consolidar los cambios que ha promovido, y dejar esto como parte de su legado.

Indicó que Obama sólo tiene 10 meses más en la Casa Blanca y por eso decide hacer el viaje ahora. Resaltó que con ello presionará para levantar el bloqueo al generar mayor presión entre el Congreso y la sociedad estadunidense.

Creo que esta es la iniciativa más popular de Obama durante su presidencia y la que tendrá las implicaciones históricas más importantes, consideró Antonio González, del Instituto William C. Velázquez, que impulsó uno de los primeros esfuerzos entre las organizaciones latinas para cambiar la política estadunidense hacia Cuba en 1996. González dijo que Obama ha iniciado un proceso de curación de una herida de 60 años, y lo logró sin el apoyo del Congreso.

Consideró que aunque es legítimo el argumento de Obama de que insistirá en mejorías en materia de derechos humanos en la isla, el presidente también debe entender que tiene que ofrecer un quid pro quo que incluya que Estados Unidos deje de enviar fondos a programas de asistencia de la Usaid y el Fondo Nacional de la Democracia (NED) para los llamados disidentes en Cuba, poner fin a Radio Martí, cerrar y devolver la base de Guantánamo, así como suspender la Ley de Ajuste Cubano, que permite el ingreso de inmigrantes cubanos sin papeles y alimenta la fuga de cerebros de la isla, entre otros.

 

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