Diciembre 8, 2024

UDI-Caval: fagocitación mafiosa (Sólo para personas capciosas)

 

(Fagocitar: término que se utiliza principalmente en biología para señalar a aquel fenómeno mediante el cual una célula fagocita o asimila otra célula u elemento para consumirlo o para destruirlo. Los leucocitos fagocitan a las bacterias, por ejemplo. También se utiliza el término en sociología, antropología, astrología y cosmología)

 

 

En el universo surgen (posiblemente por autopoiesis) pequeñas o inmensas células malignas que suelen capturar por entero a otras más pequeñas pero igualmente mafiosas y malignas, lo que va contaminando y envenenando el cuerpo celestial, infernal, societal o humano de que se trate.

En Chile, primero fue la inmensa célula mafiosa mayor. Y no es broma.

Surgió a fines de los 60 en la Universidad Católica, para detener las fuerzas “marxistas” que ganaban su control. Por autopoiesis, según algunos; por impulso bancario del sistema, según otros.

Su objetivo era liquidar, como fuera, la democracia chilena que había permitido en esos años la proliferación del laicismo y el socialismo entre los trabajadores, los intelectuales y los estudiantes. Y enfrentar el peligro, por ende, de un gobierno popular. Varios estudiantes, funcionarios y profesores fueron ultimados, pocos años después, con su concurso de delatores y asociados en el crimen.

Su clarividente creador fue Jaime Guzmán, un frío cientista político (muy parecido al Dr. Frankenstein por su creación), con extraño rostro lampiño y pelo engominado de joven viejo, con tendencia a admirar y platicar con el viejo Jorge Alessandri ya jubilado en su departamento, amante del catolicismo medieval y de su Inquisición y autodesignado defensor a ultranza de la castidad hombre-mujer y, por los medios que fueren, del poder católico romano en Chile, del régimen de castas sociales y económicas y del sistema de propiedad privada tal y cual lo había dejado la colonia europea aquí, antes de la Reforma Agraria.

Este frío cientista murió, por disparos extraños, treinta años después, ya avanzado el tiempo y cuando se había abierto en el país la posibilidad de la democracia, y habían pasado recién los años de tiranía que él teorizó, constitucionalizó, respaldó y defendió por más de dos décadas. Alguna vez, claro, se distinguió de los esbirros más feroces, pidiendo por ejemplo que los opositores lanzados vivos y heridos al fondo de los mares tuvieran pesos mayores en sus pies y sus piernas para que, al irse más rápido a la muerte, acortaran en parte la agonía. Un tirano humanitario. Un maestro de próceres como Novoa, Longueira, Chadwick, Moreira y otros, a los que enseñó en tierras de un destacado violador de niños y niñas, en Villa Baviera, las prácticas del nuevo mundo que crearía la tiranía.

Sobrevivió, sin embargo la inmensa célula maligna mayor. La democracia chilena fue indulgente y asociativa con ella, distinguiéndose de la alemana que, a su derrota,  pulverizó a otras y muy parecidas.

Se ligó la gran mafia chilena, como debía ser, al capitalismo bancario y a las grandes empresas más corruptas y tuvo dinero para reproducirse, tener congresistas, ancharse, hacer negocios sin mucho esfuerzo y delinquir como ya lo había hecho en la dictadura, ahora sacando coimas y robándole directamente al Estado, a todos los contribuyentes, con la evasión de impuestos, la sacada de dinero al exterior (Islas Vírgenes y Suiza por ejemplo) y otros escándalos subterráneos. Ha estado  al borde de la cárcel y con delitos reconocidos o aceptados por sus más altos y selectos dirigentes (Novoa) sus senadores (Moreira, Ena Von Baer, Jaime Orpis) sus subsecretarios, sus funcionarios, sus diputados y hasta dos de sus últimos candidatos a Presidente de la República (Golborne y Longueira, apoyado hoy por su carnal Insulza y a quien Jaime Guzmán no le advirtió en aparición  como lo había hecho hace unos años, cuando se enteró en los cielos que Novoa corría peligro de implicarse en el Caso Spiniak y voló a asustar en la cama a su discípulo predilecto: “Sigue a ese cura” le dijo).

Algunos años después del nacimiento y crecimiento de esta gran célula mafiosa, también por iniciativa privada (autopoiesis) se instaló otra, menor, pero con iguales objetivos económicos, esto es, expropiar con malas artes a la sociedad civil y al Estado.

Fue en el inicio del gobierno de Piñera o en el fin del primero de Bachelet, y contó con el concurso inicial de un tal señor Valero, “emprendedor” muy conectado a la UDI y a la familia Bachelet, que había sido despedido de la internacional Data Tach por sus malos manejos; la Sra. Compagnon, audaz emprendedora tipo esposa de milico, y un tal Dávalos Bachelet, ya destacado como agresivo funcionario de Cancillería, enriquecido con platas de sus negocios chinos (llegó a usufructuar de cuatro millonarios automóviles Lexus último modelo al hilo (250 mil dólares), habiendo tenido recién un ingreso de empleado público no mayor a los 1.500 dólares).

Se llamó CAVAL.

La nueva célula mafiosa, sola o asociada con otros emprendedores de la plaza, alcanzó a vender “artefactos” a los servicios de salud del Estado por más de 20 mil millones de pesos y a chantajear a un negociante torpe, hijo de su papá, en 1.200 millones asustándolo con poseer información que lo sepultaría.

La célula mafiosa mayor, que como toda mafia que se aprecie de tal posee espías y dateros, estudió a la menor y seleccionó personajes para fagocitarla.

Podía y tendría que hacerlo así. De ser sorprendida como única mafia o célula mafiosa estaba condenada a la putrefacción pública, a las sanciones y a la desaparición. Al fagocitarla serían dos las células mafiosas previsiblemente sorprendidas y denunciadas.

Así la gente podría decir todas las células mafiosas son iguales y todos tienen células mafiosas, con lo que la culpabilidad se generaliza y reduce en gran medida.

Ofreció un negocio imposible de desechar, como todas las mafias: se trataba de ganar 3.000 millones de pesos sin ningún esfuerzo empresarial y en muy breve tiempo. Se conseguiría de un síndico una oferta de terrenos rascas para convertirlos en apreciados. Se pediría un crédito sólo de 6 mil millones a los bancos (todos tenían muy buenos apellidos para convencer: Chadwick, hijo de Chadwick Piñera y sobrino de quien era Ministro del Interior, sobrino también del Presidente Piñera; Dávalos Bachelet, hijo de Michelle Bachelet); se invertiría en un campo que debía vender el síndico Chadwick, y se vendería lo comprado en no menos de 9 mil millones de pesos a postores nacionales o extranjeros. 3 mil millones en un satiamén.

Participaron en la operación llamada “Caval” o “UDI-Caval”: el UDI Chadwick, sobrino del ex Ministro UDI del Interior y sobrino del ex Presidente Piñera; el señor Valero recién nombrado; Juan Díaz, relevante operador de la UDI, estafador ya probado (condenado por estafa hace 8 años), que ha declarado que “vio morir en sus brazos” a Jaime Guzmán y que salvó a Novoa en el juicio de la UDI contra Gemita Bueno, una especie de Robin de la UDI; Patricio Cordero, UDI, ex administrador municipal de Joaquín Lavín, ex ministro UDI y ex candidato presidencial UDI, y dos funcionarios municipales de municipios con alcaldes UDI, Rancagua y Machalí. Y por cierto la emprendedora señora Compagnon y su distinguido esposo, ex alto funcionario de la Cancillería y de La Moneda, ambos en ese entonces socialistas.

Entonces el planeta Tierra se puso a observar las operaciones y la fagocitación de estas mafias.

El estudio universal de estas dos moléculas mafiosas y su fagocitación no ha terminado. No sólo la luz solar ha permitido observar telescópicamente sus entornos y profundidades. Los nuevos aparatos para estudiar el cosmos mafioso aprecian hoy, además, sus ruidos y sonidos ¡puf, pppppr puf, piii!, monstruosamente guturales y nasales, como lo anticipó Einstein. Como si todos los llamados seres vivos viviéramos en las entrañas aún desconocidas de un súper monstruo galáctico en permanente digestión y defecación.

 

 

 

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