Diciembre 6, 2024

Los verdugos del presidente

 

El juicio contra los asesinos del ex Presidente Eduardo Frei Montalva es un test para: re-conocer la fisonomía moral predominante en Chile; comprobar si el alto mando del ejército sigue con espacios a los que autoridades del Estado no pueden acceder y, ver  si los partidos políticos, especialmente, los de la Nueva Mayoría (NM), se abren a reconsiderar el camino de la desmemoria, anulando algo tan vigente como el decreto ley de amnistía de 1978. 

 

 

La memoria de Eduardo Frei Montalva parece no suscitar nada, cumplidos 34 años de su asesinato. Frei fue un líder reconocido como reformista y modernizador; también controvertido en la derecha, la izquierda y en su propio partido. Justificó el golpe de estado contra la Unidad Popular de Salvador Allende y, años después, se puso al frente de la oposición a la dictadura cívico-militar de Augusto Pinochet.

Entonces, como dice la ex senadora Carmen Frei, su hija: “fue su sentencia de muerte”, cuando tras encabezar el No a la Constitución de 1980, dedicó sus esfuerzos a preparar un movimiento para terminar con la dictadura, entre otros, con el líder sindical Tucapel Jiménez, asesinado por agentes de la dirección de inteligencia del ejército (DINE), un mes después que Frei, en febrero de 1982.

El silencio de “la inteligencia del ejército”

Después de la lectura de las 14 mil fojas, en 47 tomos, de la investigación del juez Alejandro Madrid, la eliminación de Frei, su hija no duda: “fue una operación de inteligencia del ejército”, mientras el comandante en jefe, general Humberto Oviedo niega, cuantas veces le preguntan, que el ejército tenga información sobre el caso, contradiciendo declaraciones que constan entre los folios del expediente reunido por el juez durante 13 años.

Asoma de nuevo “el pacto de silencio institucional” denunciado, en julio pasado ante un tribunal, por un ex conscripto integrante de la patrulla del ejército que quemó a Rodrigo Rojas y Carmen Gloria Quintan, en 1986. La revelación conmovió a la opinión pública y la presidenta Bachelet, después de una entrevista con la sobreviviente de esos hechos, hizo un llamado a romper ese silencio, sin embargo éste continúa rigiendo en la institución militar, ante la impotencia del gobierno y la pasividad de los partidos de la Nueva Mayoría.

El alto mando del ejército es un obstáculo para completar el trabajo del juez Madrid: establecer identidades y responsabilidades penales de quienes planificaron y materializaron la eliminación del ex Presidente de la República. Por ahora, son seis los inculpados: el médico del ejército, Patricio Silva, el agente de la CNI y el DINE, Raúl Llillo y el agente de la CNI, Luis Becerra, coautores; el médico de la DINA y CNI, Pedro Valdivia, cómplice y los doctores de la Pontificia Universidad Católica, Helmar Rosenberg y Sergio González, encubridores.

“Nunca más” o más, nunca

Al proceso judicial, que podría revelar situaciones muy perturbadoras, se le interpone ese  silencio disciplinado del general Oviedo, manteniendo al ejército como prisionero de su pasado. Una decisión que asfixia el pronunciamiento del nunca más  de uno de sus antecesores, el general Juan Emilio Cheyre, en noviembre de 2004.

A tal declaración, once años después, la hace parecer un acto de exculpación en vez de una promesa de regeneración; más aún si en este largo tiempo no se han tomado medidas coherentes con la palabra  expresada: ni se ha apartado de las filas a oficiales y suboficiales implicados en secuestros, torturas, homicidios y desaparecimientos de cuerpos, ni se ha degradado a los generales Pinochet y Contreras, reconocidos como los máximos responsables de los crímenes de lesa humanidad, ni se ha colaborado en plenitud con los jueces a cargo de causas de derechos humanos.

La ausencia de la NM

La presidenta Bachelet y el presidente Piñera dijeron que harían todo lo posible por lograr la verdad y justicia en el caso Frei. Nunca se ha sabido qué hicieron y con qué resultados. La comisión de Defensa de la Cámara de Diputados tragó el silencio del general Oviedo luego que le formulara preguntas sobre el caso, en septiembre pasado.  La Democracia Cristiana, decidió hacerse parte de la causa por el homicidio del ex presidente hace tres meses y medio.

Los presidentes de partidos de la NM, a excepción del demócrata cristiano, no concurrieron al acto de la conmemoración de su muerte, por envenenamiento lento el 22 de enero de 1982. Una oportunidad para que los partidos que sí estuvieron con Frei Montalva en el Caupolicán de 1980 -en común- dijeran algo para que el inminente juicio acabe con el reconocimiento de quién mató a Frei y deje fluir más justicia reparadora en un país en que aún se espera saber dónde están muchos de sus hijos.

 

 

 

 

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