La Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir está buscando su legitimación en la comunicología latinoamericana-caribeña, dando continuidad, profundidad y actualidad a corrientes de pensamiento abonadas en nuestro continente y asumidas en el mundo académico y político como paradigmas de comunicación. Me refiero a la Comunicación Popular que contiene a la Horizontal y Participativa y tiene la capacidad de desestabilizar la linealidad del Difusionismo, engarzando las construcciones discursivas en la praxis transformadora con la energía de la palabra ciudadana y de las luchas de las organizaciones sociales. También las Mediaciones que amplían la noción de la participación y las interdiscursividades en el mundo denso y amplio de la cultura hecha en la vida cotidiana, son un referente paradigmático de nuestra comunicología.
Ambas son corrientes que surgen como respuestas a sus tiempos históricos y que logran trasponer sus fronteras territoriales, políticas y culturales, para convertirse en referentes del pensamiento comunicacional no solo continental, sino universal, edificando así una comunicología latinoamericana-caribeña que, para considerarse tal, consideramos que requiere cumplir al menos tres requisitos básicos: 1) ser expresiones de una epistemología del sur; 2) sostener un paradigma comunicacional; y 3) insertarse en el campo político y del desarrollo.
En el presente ensayo nos hemos propuesto demostrar cómo la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir responde a estos tres requerimientos, incluyéndose en el mapa de la ecología comunicacional latinoamericana-caribeña contemporánea. En este cometido, el presente trabajo se subdivide en tres acápites que recogen los tres requisitos mencionados.
En el primer punto vamos a ver cómo el Vivir Bien/Buen Vivir, desde su cosmovisión integral de la vida buena en plenitud y armonía, es una de las expresiones más emblemáticas de las “epistemologías del sur”, que Boaventura de Sousa Santos las entiende como expresiones de subversión y ruptura con el pensamiento occidental eurocéntrico, cuna y hogar del colonialismo y el capitalismo. Estas epistemologías emergen desde la resistencia y desde las respuestas y propuestas desterradas a la sombra intelectual y del poder, gestándose en el seno de los pueblos, las organizaciones y los movimientos sociales en su cotidianeidad comunitaria y la búsqueda de su inclusión en un mundo al que lo aspiran más equitativo.
El segundo factor que define la cualidad de una comunicología es la existencia de un paradigma de comunicación coherente con las epistemologías que lo sustentan. En este trabajo entendemos el paradigma en el mismo sentido que lo define Thomas Kuhn, condicionando la formulación de un marco conceptual y metodológico para organizar una disciplina, en este caso centrada en la interacción discursiva que construye, de/construye y re/construye sentidos de sociedad, de cultura, de política y de espiritualidad. Siguiendo la tradición latinoamericana, la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir, como se verá en el segundo punto de este trabajo, reivindica la trascendencia de la participación ciudadana en la expresión propia de la palabra y proyectos de sociedad acuñados en la cotidianeidad y las luchas de los pueblos. Esto implica –como sugiere Benjamin- valorizar la experiencia, espacio donde los sensoriums se realizan en materialidades del discurso que están exigiéndole a la academia que se desburocratice de su racionalismo clásico y se abra al aporte de las gnosis libertarias para una justicia cognitiva.
El tercer punto revisa cómo la historicidad de las epistemologías y de los paradigmas se evidencian en la intervención de la acción comunicativa en el espacio de la acción política que la entendemos en el sentido definido por Bordieau, con la intervención de actores, organizaciones y sistemas políticos de lucha por relaciones de poder que suponen batallas por la significación y por la hegemonía. La comunicología latinoamericana-caribeña es prolífica en sus aportes al cuestionamiento del desarrollo clásico y la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir va más allá del desarrollo, en tanto genera relatos y propuestas de alteración de las raíces históricas que sostienen las relaciones coloniales y capitalistas, por lo que sus enfoques y acciones encaminan un conjunto constructor de una nueva era civilizatoria. En este sentido, la Comunicación para el Vivir Bien/Buen Vivir es expresión del camino de superación del desarrollo clásico confundido con crecimiento, al mismo tiempo que se convierte en la expresión de la civilización de la vida buena en plenitud con inclusión y justicia.
* Palabra aymara que significa “Necesariamente debemos siempre comunicarnos unos a otros”. El presente documento fue expuesto en el Primer Congreso Internacional: Comunicación, Decolonización y Buen Vivir, CIESPAL, Quito, 16 al 18 de septiembre de 2015.
** Adalid Contreras Baspineiro es sociólogo y comunicólogo boliviano. Consultor internacional en integración. Ex Secretario General de la Comunidad Andina – CAN.