Noviembre 20, 2024

La hegemonía está decayendo y abre las puertas a otra recesión

 Para entender a la FED de Estados Unidos, es bueno tener presente el contexto en que ha funcionado dicho organismo a través de decisiones que deben seguir una estrategia coherente con los objetivos hegemónicos como nación. Se trata de un organismo que tiene una visión muy ligada al rol del sector privado y del  poder, en las decisiones financieras y económicas, influenciadas también por esa perspectiva del excepcionalismo, una característica que “recibieron de Dios” para que Norteamérica desempeñe el rol de “civilizar” a los “nativos”, esta vez en materia de finanzas y economía. En ese sentido, Noam Chomsky nos ilustra con frases de gran valor cuando dice, “El excepcionalismo estadounidense  es una doctrina cuasi –religiosa, según la cual EE.UU., es el único bueno, lo que le da el derecho e incluso  la obligación de intervenir unilateralmente en beneficio de todos”. Sin embargo, la estrategia hegemónica del “excepcionalismo financiero”, no está funcionando para ellos ni para el resto del mundo.

El contexto en que se mueve la economía y las finanzas de Estados Unidos, no difiere de la historia que se ha escrito sobre de dicho país, maquillada, oculta, distorsionada y censurada, según la conveniencia de sus poderosos intereses.  El 16 de Diciembre 2015, quedó como el hito solemne en que “concluyó la recuperación”, que se habría iniciado en Junio de 2009, según declara la FED, para dar paso a la normalización monetaria y lo expresado por su Presidenta, Janet Yellen que, “La salud subyacente de la economía estadounidense parece ser bastante sólida”.

 

No obstante lo anterior, el articulista Mateo Philips de Bloomberg, escribió que la, “desconfianza de los mercados de la decisión de la FED sobre las tasas, podría complicar los esfuerzos del banco central para normalizar la política monetaria”. El mundo tiene otra mirada y los inversionistas que están ligados al mundo financiero no creen en la FED, porque desde la economía real se desconfía de la eficacia de las medidas financieras, al confrontarlas con los resultados que se obtienen. Existe una fuerte crítica a las ganancias especulativas como a las infladas artificialmente por préstamos de dinero a tasas muy bajas que usaron las empresas para recomprar sus propias acciones, casi US$ 70.000 millones emitidos en bonos que las empresas han destinado al pagos de dividendos, utilidades milagrosas.

 

El Dry Baltic Index, un indicador que mide todo el movimiento mundial marítimo, reporta malos datos como la caída en la tercera semana de Noviembre que llegó a su nivel más bajo desde 1985. El PIB para el IV trimestre del 2015 de Estados Unidos se estima en 1,5 %, en consecuencia, el PIB de Norteamérica se habrá expandido en el 2015 alrededor de un 2%, por debajo de su potencial y lejos de los objetivos proyectados a comienzos de año. Estos datos no corresponden a un país potente que ha salido del atolladero causado por la gran recesión del 2008. Es evidente que las recuperaciones desde los años 70´s en adelante, se han sostenido acumulando una deuda impagable.    

 

Otro indicador del mercado de valores, establecido en 1884, es el Dow Jones de Transporte (DJT) cuyo comportamiento está indicando dificultades económicas. El  promedio del DJT en las negociaciones del lunes de la semana pasado, cayó por debajo del mínimo de agosto y después del gran rebote del martes de las bolsas, el DJT se situó apenas en un 1,1% por encima del cierre más bajo de agosto.

Los analistas al revisar la información entregada por la FED, aprecian una sutil diferencia en la expresión gradualidad de la normalización de tipos según expresó Janet Yellen, en el sentido a que, “ahora espera que la inflación alcance el 2 %”, y  antes del mensaje, se refería a ello como una “aproximación gradual al 2 %” de inflación. Es decir, existe la suspicacia que las tasas puedan subir más rápidamente que la gradualidad aludida, y eso puede dar a entender que la economía se podría recalentar en el 2016, y a la FED no le quedará otra opción que subir las tasas a niveles del 5 o más por ciento, en un periodo breve de tiempo, como ocurrió en el pasado. Es una señal, que desincentiva la inversión de dinero en un bono a 10 años que paga sólo un 2,2 % como se observa en estos días en que el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años cayó tres puntos básicos, hasta el 2,19%.  

 

Es notorio que lo que puede ser bueno para Estados Unidos no lo es para el resto del mundo. Subir las tasas de interés para prever un recalentamiento interno por los dólares impresos a destajo, aumenta el valor del dólar que llegó al resto del mundo para financiar deuda o el déficit en cuenta corriente de EE UU, incluso en economías sanas sin problemas de crecimiento ni relajo monetario. Por las ataduras de los convenios y tratados fijados en dólares se traspasa inflación y pobreza. La última vez que la FED subió los tipos de interés comenzó desde un 1% a mediados de 2004 a un 5,25%, en junio de 2006, en 2 años pincharon la burbuja de la deuda Sub Prime originada en EE UU., y diseminada por todo el mundo, mediante el gran fraude de la ingeniería financiera.

 

La última decisión que ha tomado la FED sigue estando en el centro de la discusión por las contradicciones que tensionan el mercado. Por un lado, el dato del empleo con aumentos de puestos de trabajos, podría ser parte del mejoramiento del consumo, sin embargo, siendo Estados Unidos una economía centrada en un 70% en los servicios, el PMI (Índice de gestores de compras)que versa sobre datos realesdel sector servicios, en diciembre ha caído a un inesperado 53,7 frente a un 56,1 anterior y 56,0 esperado.

En otro aspecto, los  ingresos por hora de trabajo han aumentado muy poco, comparados con el 3.3% de los 20 años previos al 2008. Ello es indicativo que una buena parte del consumo se ha generado por más deuda, incluida la venta de vehículos nuevos donde puede estar incluso, incubándose una nueva burbuja debido a malos créditos aprobados. La FED podría estar sobrevalorando la inflación debido a  un dólar que abarata las importaciones pero encarece las exportaciones de su manufactura.  Las exportaciones han descendido un 4,3 % en los diez primeros meses de 2015, comparado con el mismo periodo de 2014. Pese a lo señalado sobre el consumo, el gasto del consumidor apenas se movió en septiembre y octubre, mientras que los envíos de bienes duraderos han estado planos desde agosto y parece difícil creer que la economía esté cercana al recalentamiento.

 

Si no existe el riesgo de sobrecalentamiento, subir las tasas no es para dar una señal de que la economía norteamericana esta fuerte y creciendo. Eso, no tiene sentido ni justificación por el daño que ocasiona a las exportaciones un dólar más alto. La inestabilidad financiera pareciera ser el fondo del problema. En el II trimestre del 2015, los depósitos bancarios en EE.UU. alcanzaron US$ 10,59 billones, un alza de 38% frente al monto de hace cinco años y los préstamos en circulación como porcentaje de los depósitos totales cayeron de 92% a mediados de 2007, antes de la crisis financiera, a 78% en 2010 y a 71% en la actualidad. Se estima que en la FED existen otros US$ 2,3 billones depositados por los bancos comerciales. El riesgo es está en invertir en Estados Unidos.

 

A lo anterior debemos agregar las grandes sumas de dólares que están ingresando a Estados Unidos del resto del mundo, en especial los dólares que están saliendo de los países emergentes estarían aumentando el dinero. La cantidad de efectivo en circulación ha aumentado rápidamente en las últimas décadas y la mayor parte del aumento se ha debido a la demanda del extranjero. La Reserva Federal estima que la mayor parte del dinero en efectivo en circulación está hoy fuera de los Estados Unidos y ése puede ser un factor que se está volviendo en contra que requiera subir las tasas por exceso de dólares emitidos y que han financiado 50 años de la economía.

 

La deuda es otro factor muy importante dentro de un contexto de aumentos de tasas y de creciente disminución de la actividad económica mundial, lo que augura una recesión casi inevitable. El FMI estima que la deuda corporativa de los mercados emergentes subió en el último año a 18 billones de dólares frente a los 12 billones de 2014 y los 4 billones de 2004. Además el dólar se ha apreciado casi un 20 % frente una canasta de monedas de los principales socios comerciales de EEUU desde 2014, y en lo que va de 2015 se ha revalorizado cerca de un 10 %. Hace un año, el euro cotizaba por encima de los 1,20 dólares, mientras que ahora está apenas en los 1,08 dólares.

 

Grandes empresas norteamericanas y de países desarrollados tienen fuertes inversiones en minería y petróleo en países emergentes, cuya caída en los precios de los commodities las está afectando fuertemente y  un dólar alto está provocando la suspensión de los reembolsos de por lo menos dos fondos de inversión (Hedge Fund). El cobre tuvo un máximo en el 2010 de US$ 4,65 la libra y en los últimos 5 años ha caído hasta su actuales US$ 2 la libra. Agreguemos a eso que el precio del petróleo siga cayendo, se encadenará una inminente recesión de EE UU., con el resto del mudo, reflejado en las compañías más vulnerables a una subida de interés en EE.UU. Se complicarán más los gobiernos y las empresas de los países emergentes, ya afectados por la fuerte caída en el precio de las materias primas (34% desde abril de 2011), los aumento del dólar y ahora la tasa de interés.

 

China, el gigante asiático cuenta con el menor nivel de deuda externa con respecto a otros países emergentes, sólo un 16,2% del PIB, del  cual sólo el 8,4% está denominada en dólares. Cuenta además con US$ 3,5 billones de dólares en reservas y un superávit por cuenta corriente, entre otros factores. Sin embargo, se piensa que si China baja la tasa de interés a casi cero, o  deprecia su moneda, el remezón será sentido en todo el mundo.

 

En Europa, el presidente del BCE, Mario Draghi, aumentó el estímulo monetario con un recorte de los tipos de interés de diez puntos básicos y una prolongación del programa de compra de bonos de € 60.000 millones al mes por seis meses más, hasta marzo de 2017. Son las grandes economías las responsables de la crisis actual.

 

Norteamérica cuenta con un modelo económico y una estructura productiva que está decayendo y que este año crecerá apenas una 2.2%. Posee una deuda federal que se acerca a los US$ 20 billones y un déficit presupuestario que está aumentando. El valor del dólar está sostenido por el circulante y las reservas que están fuera de EE UU, y es el mundo el que sostiene el dólar, de lo contrario ya habría colapsado. El crédito de las tarjetas de crédito, más el crédito al consumo, la deuda hipotecaria, de estudios (la deuda estudiantil asciende a US$ 1.3 billones), en total el endeudamiento de los particulares americanos ronda los US$ 13.3 billones, lo que suma más del 80% del PIB.

 

Actualmente existe un 75% de posibilidades de entrar en recesión, según el BNP Paribas, por consiguiente, el aumento de la tasa de interés afecta el dólar dentro de EE UU., e incluye por cierto el dólar exportado, cuyo costo fue el papel y la tinta en que fueron impresos a destajo para financiar a Estados Unidos, más los dólares que vendieron como “producto” crédito, a un mundo que ya no puede seguir financiando a Estados Unidos y cuyos aumentos de tasas crecientes, puede transformarse en una nueva recesión global.

 

Mario Briones R.

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