La Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) anunciará hoy miércoles un alza en la tasa de interés. Hace nueve años que la Fed redujo la tasa de interés a un nivel cercano a cero en respuesta a la crisis financiera. ¿Cómo afectará la economía esta medida y qué repercusiones se pueden esperar a nivel mundial?
En la Fed pesa mucho el espectro de una recaída de la economía, provocada por un incremento prematuro de la tasa de interés. Los signos de recuperación siguen siendo erráticos, por lo que el aumento que se pronostica es pequeño y de seguro no rebasaría un cuarto de punto porcentual.
La Fed interpreta de modo positivo los signos vitales de la economía estadunidense. El crecimiento o es espectacular y este año apenas alcanzará 2.5 por ciento, pero eso es mucho mejor que el promedio de 0.3 por ciento para el periodo 2007-2011. Esto se compara favorablemente con el desempeño de otras economías desarrolladas. Pero el aumento en la tasa de interés podría frenar el mediocre crecimiento de la economía estadunidense.
Quizás el indicador más importante para la Fed es la tasa de desempleo. El nivel de desocupación se redujo de 10 a 5 por ciento entre 2009 y 2015, pero las cosas cambian si se toman en cuenta las medidas más amplias de desempleo (disponibles en www.bls.gov). Por ejemplo, considerando la población que trabaja tiempo parcial pero quisieran hacerlo de tiempo completo, el indicador de desempleo se eleva a más de 10 por ciento.
Una de las malas señales que la Reserva Federal está tomando en cuenta tiene que ver con el estancamiento en los salarios. En 2006 la tasa de crecimiento de los sueldos reales en actividades productivas fue de 4 por ciento, pero a partir de ese año los aumentos salariales cayeron y hoy están creciendo a un mediocre ritmo de 2 por ciento, muy por debajo de los incrementos en productividad.
En el terreno de la deflación la situación es delicada. El sobrendeudamiento no se ha eliminado y se podría esperar que un poco de inflación ayude a los deudores a solventar mejor sus deudas. Por eso la Fed tiene un objetivo para la inflación de 2 por ciento. Esta meta no se está cumpliendo y en la actualidad la tasa de inflación se sitúa en 1.25 por ciento. En realidad, y este es un punto sobre el cual hay desacuerdos dentro de la Fed, los síntomas de la deflación no han desaparecido. La coexistencia de estas señales con el supuesto buen desempeño en materia laboral son objeto de un debate acalorado.
Uno de los efectos más importantes del incremento en la tasa de interés será el fortalecimiento del dólar. La apreciación de la moneda estadunidense ya se ha dejado sentir con la simple perspectiva de un aumento moderado en la tasa de interés. Pero el fortalecimiento del dólar tendrá efectos negativos sobre las exportaciones estadunidenses. De mediados del año pasado a la fecha las exportaciones han caído en alrededor de 20 mil millones de dólares. Las ganancias de las empresas más grandes en Estados Unidos dependen mucho de las exportaciones y un dólar fuerte les afectará negativamente.
Una reducción en las exportaciones de manufacturas podría tener graves repercusiones. En contraste con los signos positivos que para la Fed justifique el aumento en la tasa de interés, todos los indicadores revelan que la industria manufacturera se encuentra en plena recesión (desde octubre 2014). La fortaleza del dólar seguramente va a empeorar la situación y podría intensificar las distorsiones sectoriales que ya sufre la economía estadunidense.
En el plano internacional la decisión de la Fed tendrá consecuencias significativas. Un dólar fuerte contribuye a la caída en los precios de casi toda la gama de mercancías básicas o commodities, comenzando con el precio del petróleo (cuyo precio se encuentra denominado en dólares). Esto tiene muy desagradables repercusiones sobre los países exportadores de materias primas. Las divisas de las llamadas economías emergentes ya se han visto vapuleadas por la apreciación del dólar. En México la devaluación ya acumula 15 por ciento en este año y en el caso de Brasil el efecto ha sido devastador (pues se combina con el colapso de su principal mercado en China). El impacto sobre empresas que se han endeudado en dólares podría ser devastador.
Japón, China, Europa y Estados Unidos están aplicando políticas monetarias en direcciones opuestas. Mientras la Fed anuncia su modesto incremento en tasas de interés, el Banco central europeo ha anunciado que extenderá su política de compra de activos (60 mil millones de euros mensuales hasta 2017) y mantendrá una tasa cero e incluso negativa.
Hay que esperar mayores distorsiones en la economía mundial y una intensificación en la volatilidad en el sector financiero. Al final de cuentas el impacto internacional podría repercutir negativamente sobre la economía estadunidense. Definitivamente el capitalismo mundial se adentra en un nuevo territorio.
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