Diciembre 6, 2024

Cifras de octubre confirman malas expectativas para la economía chilena

El ritmo de expansión económica prosigue con su proceso de desaceleración, incluso por sobre las expectativas levantadas desde analistas del mercado y desde las propias instituciones económicas, tales como el Banco Central (BC). Esta mañana el instituto emisor publicó el Indice Mensual de Actividad Económica (Imacec) de octubre, el que registró un crecimiento de 1,5 por ciento  comparado con el mismo mes del año pasado. La cifra sorprendió negativamente a los observadores, quienes esperaban un aumento del imacec de al menos 1,7 por ciento.

 

 

Según publicó el Banco Central, “en el resultado incidió, principalmente, el mayor valor agregado de los servicios, efecto que fue atenuado por la caída de la industria manufacturera y la actividad minera”.
En los primeros diez meses del año el indicador acumuló un incremento de 2,1 por ciento, en línea con las proyecciones para el año, en torno a este mismo guarismo.

 

El mayor problema que enfrenta la economía chilena está ratificado en el informe del BC: la caída de la minería está frenando toda la actividad económica. Se trata, sin embargo, de un proceso relacionado con la demanda global de minerales, la que ha venido descendiendo desde hace al menos un año incidiendo en la caída del precio de los commodities. En el caso nuestro, el cobre ha bajado desde el techo de casi cuatro dólares la libra hacia el 2011-2012 a escasos dos dólares en la actualidad.

Este proceso, desatado en China, el principal socio comercial de Chile, es también compartido por los otros países latinoamericanos que han venido basando sus planes de desarrollo en los altos precios que tuvieron los recursos naturales de exportación. Un problema económico que está derivando hacia trances políticos, como son los casos de Argentina, Brasil y ahora Venezuela. Chile no está ni estará ajeno a estos efectos, detonados por las políticas de austeridad y ajuste fiscal.

El impacto de la caída en la demanda del mineral y el precio ya es grande. Están los efectos acotados al sector y a los trabajadores, como son los despidos masivos efectuados durante todo este año, pero también las consecuencias hacia el resto de las actividades productivas, como son sectores manufactureros y proveedores de insumos para la minería, ambos detectados en el imacec de noviembre.

Este lunes el portal especializado en economía DF informa sobre varias faenas mineras que están en vías de cerrar. “Una de ellas es Cerro Negro, productora de cobre de Cabildo, Quinta Región, que emplea a 600 personas, pero que no ve viable su continuidad”. La empresa cerrará este año si no logra algún tipo de apoyo financiero de emergencia. Esta empresa tiene un costo de producción de la libra de cobre de 2,79 dólares, en circunstancias que el precio actual es de sólo dos dólares.

 

El mismo portal informa que de acuerdo a cifras entregadas en su momento por la Subsecretaría de Minería, en base a una muestra de 10 compañías calificadas como medianas mineras, el costo de extracción promedio es de 2,59 dólares la libra, lo que es superior al precio actual del metal rojo.

 

A este fenómeno debemos agregarle otro. El gran endeudamiento de la empresa privada chilena, una situación que ha sido advertida por la revista The Economist y también alertada en estas misma páginas por el cientista político Fernando Duque. El sector privado chileno es uno de los más endeudados del mundo. La caída de sus ingresos, como se ve en la minería, pone a la economía del país en un momento crítico.

 

 

INFLACIÓN EN CERO

De forma paralela, este lunes el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) publicó la variación de Indice de Precios al Consumidor (IPC) de noviembre, el que no tuvo movimiento. Con este dato, la inflación acumulada anual se ubica en un 4,4 por ciento y en doce meses de 3,9 por ciento. La cifra se ubicó bajo las expectativas de los analistas que habían estimado un alza de 0,1 puntos.

Con estos datos puede afirmarse que la economía sigue enfriándose. La nula inflación, si bien es una buena noticia para los bolsillos de los consumidores, es también una señal complementaria de una caída en el consumo y de la actividad económica en general.

 

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