Diciembre 5, 2024

Las lecciones de la derrota en Argentina

 

El campo nacional y popular ha sido derrotado por estrecho margen en Argentina. Se vivieron allí doce años de un gobierno que sacó al país de la bancarrota económica, que se confrontó en los hechos con el neoliberalismo en favor de la igualdad y la justicia social, que estabilizó la situación política y que mejoró el nivel de vida de sus ciudadanos. Sin embargo, la derecha se impuso en las elecciones presidenciales.

 

 

Hacer un símil entre el gobierno de Cristina y el de Bachelet que los identifique es un error. El gobierno chileno es mucho menos popular, muy poco nacional y sólo amaga una confrontación real con el neoliberalismo expresado en los abusos de las grandes empresas que cubren toda la vida cotidiana de los chilenos: retail, previsión, salud, educación, trabajo,  cultura, medios de prensa, transporte etc..

 

Pero la posibilidad de un gobierno de derecha aún más explícito que el primero de Piñera es real. A pesar que la derecha chilena  está en ruinas pueden llegar al gobierno.

 

La derecha tuvo que camuflarse en el primer gobierno de Piñera, cedió programa por estabilidad, pero a la luz de lo que se puede ver en Argentina sus características pueden ser distintas en un eventual futuro gobierno.

 

Creo que la fórmula nacional y popular perdió en Argentina por:

 

1.- El desequilibrio estratégico entre los medios de prensa que tenía la derecha y los que disponía el Frente Para la Victoria. La situación en Chile es igual o peor, ante la pasividad inexplicable del gobierno. El inmenso avisaje estatal que va a las cadenas de El Mercurio y Copesa bastaría simplemente para democratizar ese mercado. Los gobiernos concertacionistas con el apoyo explícito de la derecha han boicoteado la reaparición de Clarín como multimedia. El resultado es que ante la gigantesca, sistemática y profunda corrupción de los partidos de derecha, el caso Dávalos lo equilibra comunicacionalmente. En Argentina lo que hicieron con el caso Nissman fue un ejemplo de manipulación mediática en gran escala. De aquí fueron hasta dirigentes de la Asociación de Fiscales a marchar contra “la asesina” y ningún parlamentario chileno dijo nada. El Fiscal Nacional mutis por el foro.

 

Si a Dávalos le cae la más mínima resolución judicial vamos a ver la parafernalia del caso Nissman en vivo y en directo.

 

2.- Con la corrupción propia hay que tener mano dura, rápida y pública. Eso en Chile no ha existido y  la ciudadanía olfatea complicidades.

 

3.- La arrogancia pierde a los que la practican y aleja al pueblo, de eso hay a raudales en el gobierno chileno. Se lee claramente, el gobierno muestra significativas incoherencias, improvisaciones y falta de claridad de propósitos. Sin embargo la principal preocupación de los partidos es la próxima elección presidencial. Creer que basta la simple inercia de la historia partidaria o un apellido es olvidar que hay generaciones a las cuales todo ello les será indiferente.

 

Pensar que las fuerzas ajenas a la Nueva Mayoría y la derecha están condenadas a la marginalidad electoral y que la disidencia interna se barre para afuera son errores de marca mayor. ¿Cuánto del desmembramiento peronista hay de causa directa en la derrota? Mucho.

 

.4- Los votos no están cautivos. La Nueva Mayoría actúa como si fuera la única fórmula de gobierno posible. ¿Se olvidó el episodio Eduardo Frei? Todo indica que van en destino de poner otro candidato similar.

 

5.- La lucha contra el neoliberalismo debe ser también ideológica, las políticas sociales no pueden tratarse simplemente de quien administra mejor el capitalismo. Pues si queda reducida a ello la clase media una vez pasado el susto de las catástrofes, vuelve a la idea del lucro, pensando cada cual que al final del día no estará entre los derrotados. Toda la política social de Chile en favor de los “emprendedores” es una escuela de competencia brutal entre seres humanos: sálvate solo y liquida al que está a tu lado; eso que se aprende en la praxis social y marca la opción electoral.

 

Como administradores del capitalismo, al que ello le guste, siempre preferirá en definitiva a los auténticos y no a los sucedáneos.

 

La situación evoluciona aceleradamente, es la hora de los audaces. Los chilenos no estamos condenados a elegir siempre el mal menor.

 

ROBERTO AVILA TOLEDO

 

 

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