El precio del cobre se transa hoy en los mercados internacionales a 2,01 dólares la libra, valor que representa una caída de 2,1 por ciento. Con esta nueva cifra, el cobre se ubica en el peor valor de los últimos diez años e ingresa en un rango de precios bajos del cual es poco probable que salga en el corto plazo. El ciclo de desaceleración económica mundial, agudizada por el frenazo chino de los últimos dos años, mantendrá los precios deprimidos del metal rojo y de otros commodities durante los próximos años.
Para tener una idea de la fuerza de este desplome, sólo el año pasado el precio promedio fue de 3,11 dólares. En términos porcentuales, desde entonces al momento actual el metal ha descendido un 35 por ciento. Un trance que tiene efectos en varias direcciones y profundidades. De partida, cierre de faenas mineras, muchas de ellas con costos de extracción del metal por sobre los dos dólares, despidos masivos y disminución de los ingresos fiscales. Respecto a esta última consecuencia, el gobierno se ha amparado en este argumento para acotar las reformas y programas de inversión social, como es la paralización en la construcción de hospitales públicos.
En el sector minero, el proceso de contracción de personal se repite y extiende. Codelco ya ha anunciado el despido de unos tres mil trabajadores contratistas. En El Salvador terminaron los contratos de tres empresas, afectando a unos 340 empleados. En Rancagua, el mes pasado terminaron el contrato de la empresa constructora Túneles Mineros en Nuevo Nivel Mina El Teniente, con casi mil trabajadores despedidos. En total, dice el portal Alternativa Obrera, en el sector se habla de que los despidos totales podrían llegar a 18 mil, la mayoría de trabajadores contratistas. Meses atrás, Escondida, de BHP Billiton, puso en marcha un plan de retiro “voluntario”, lo que derivó en la salida de más de mil trabajadores.
Pese a ello,la tasa de desempleo nacional se ha mantenido más o menos estable en torno a un 6,5 por ciento. Aun así, desde las estadísticas del INE ya se desprenden estas inquietantes cifras. Para el instituto, el sector minero ha perdido durante el último trimestre cerca de diez mil puestos de trabajo, o el cuatro por ciento del total.
La caída del precio del cobre tiene otro efecto que se expande sobre el devenir económico. Al bajar el precio caen los flujos de ingresos de divisas, elevando su precio. En este proceso, el dólar subió hoy varios escalones hasta saltar a los 716 pesos, valor no visto hace por lo menos diez años. Un dólar más alto encarece todos los bienes importados o con componentes importados. Al ser la chilena una economía abierta, prácticamente todo sube, con un aumento en el costo de la vida.
El derrumbe del precio del metal rojo nos lleva a otro problema. Se trata del mantenimiento del modelo exportador primario, que nos deja en una situación de extrema vulnerabilidad ante los ciclos económicos externos. Ya bancos de inversión han publicado que junto a Brasil, Chile es la economía latinoamericana que más riesgos enfrenta ante la actual coyuntura internacional. Un riesgo que tiene a lo menos tres aspectos que se retroalimentan entre sí. De partida, está la total dependencia a las oscilaciones de los precios internacionales de las materias primas; en segundo término, está la creciente concentración de las exportaciones en China y Asia, con más de un 40 por ciento del total. Por último, por lo menos un 20 por ciento de las exportaciones están dirigidas hacia otros países latinoamericanos, todos ellos víctimas del mismo mal y también dependientes de exportaciones primarias.