Diciembre 8, 2024

Agricultores afectados por contaminación exigen el cierre de planta de Celulosa Arauco

A más de 3 años del megaincendio registrado en Quillón (Región del Biobío) es que un grupo de agricultores del sector Carrizales Bajos (comuna de Ránquil) denuncian un nuevo episodio de tragedia medioambiental.

Esta vez las quejas van en contra de la planta Nueva Aldea de la Celulosa Arauco, la que se encuentra a escasos metros de la comunidad compuesta por poco más de 30 personas. Los vecinos acusan la presencia de un acopio al aire libre de cal industrial, cuestión que producto del viento ha penetrado sus cultivos generando daños de consideración. Por ello, piden el cierre de esta planta.

 

 

Una de las denunciantes es Yolanda Casanueva. Nacida y criada en el sector a sus 86 años es firme en recalcar que el Cal de la celulosa está en todo el ambiente, matando frutas y verduras que son su principal vía de ingresos, y que en la última década los episodios de malos olores son constantes en el sector producto del trabajo de la actividad industrial.

Yolanda fue una de las más afectadas por el megaincendio de 2012, que consumió 28 mil hectáreas en las comunas de Quillón, Florida, San Rosendo  Ranquil, donde pertenece Carrizales. “Los mareos y vómitos son constantes. Si hoy hubiese un hecho parecido nuevamente seriamos víctimas porque la Celulosa Arauco no ha tomado ninguna medida de mitigación y ahora más encima tenemos que cargar con el Cal que llega con el viento”.

Hoy Yolanda vive en una casa entregada por el Estado a manos del entonces ministro Rodrigo Pérez Mackenna, quien en un punto de prensa a pocos días del gran incendio de enero de 2012, entregó las llaves de la casa nueva a la afectada anciana. “Me abrazaba frente a todas las cámaras… era un show”, recuerda.

Eliseo Álvarez recalca “la fruta se nos está muriendo. El Cal está al aire libre en el terreno de la Planta Nueva Aldea. Los malos olores son constantes y de madrugada el ruido del trabajo en la planta no nos deja dormir”.

Pablo Vásquez, otro de los lugareños da cuenta de la falta de alcantarillado del sector, por lo que deben abastecerse de agua desde un pozo que ha servido a las familias durante generaciones. “El agua está contaminada en este momento. Hacemos un sistema de filtro como podemos, pero no sabemos qué estamos consumiendo al final. El pozo está sucio por el Cal de Nueva Aldea”, manifiesta.

Ante este escenario que los afectados interpusieron una denuncia ante la Superintendencia de MedioAmbiente de la Región del Biobío.

En el oficio se detallan una serie de hechos de malos olores, problemas de salud de los vecinos y un episodio de “nube gris” que cubrió a Carrizales Bajo el pasado 13 de octubre, y que para los lugareños tuvo su origen en los vertederos de la celulosa.

Frente a esto, es que la abogada Paula Villegas, quien representa a los vecinos de Carrizales Bajo explicó que buscarán la paralización de las actividades de la planta Nueva Aldea.

“Tenemos una situación similar a lo que ocurrió en la localidad de Freirina y el caso de los cerdos de Agrosuper. Ahí producto de los malos olores las autoridades decretaron la paralización de trabajos”, dijo la profesional.

Junto con ello, la jurista acusó que “en los últimos días el gerente de Asuntos Públicos de Arauco, Guillermo Mendoza, llegó donde los vecinos con el afán de hostigarlos. Les dijo que si no retiraban cualquier acción de asesoría jurídica se terminaba cualquier asomo de diálogo con ellos”.

 

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