Febrero 19, 2025

Bachelet en el Centro de Estudios Públicos: Una reunión obscena

 

El anfitrión, Eliodoro Matte Larraín, recibe solícito auna elegante presidenta en la puerta de la amplia propiedad. El dueño de casa esel presidente de la tristemente célebre Papelera, empresa que tuvo rresponsabilidad directa en el golpe de Estado de 1973 y que está involucrada en el asesinato de catorce de trabajadores ese año, a partir de una lista negra confeccionada por sus ejecutivos.

 

 

En esa aciaga oportunidad, no solo entregaron la lista de víctimas, sino que pusieron a disposición de los criminales transporte, alimentación y hasta bebidas alcohólicas para dar valor a los Carabineros de Chile al momento de asesinar de la manera más cobarde a catorce trabajadores rendidos.

 

La de Bachelet en la CEP fue una reunión para rendir examen. Podría fácilmente ser cambiado el 21 de mayo por esta instancia que parece que tiene más sentido de lo real, que el boato innecesario y falso de la cuenta en el Congreso.

 

Entre risitas amistosas y chistes malos, la mandataria debió asegurar que la sacrosanta propiedad privada será mantenida como la piedra angular de toda moral y principios. Y, como se ha venido viendo, al costo que sea.

 

Reiteradas veces se ha hecho mención a la inmoral brecha que existe entre el uno por ciento más rico de la población y todo el resto. A ese puñado de poderosos fue ante quien la compañera Michelle entregó cuenta de su gestión y sobre todo de sus planes.

 

Esos mismos que han sido descubiertos financiando a los políticos inmorales, incluidos a los compañeros que ayer eran sus enemigos más fieros. Para estos, lo que sucedió en Laja con los obreros madereros asesinados cobardemente, hoy parece que no tiene el sentido trágico que hasta hoy tiene para sus familiares y compañeros de verdad.

 

Michelle Bachelet se reunió con lo más peligroso de la elite nacional. Estos sujetos que no titubearon en generar las condiciones necesarias para la asonada criminal del once de septiembre de 1973, y que dispusieron todo su apoyo al paso canalla del tirano.

 

Alguno de los asistentes fueron  ministros de la dictadura, lo que en un país con sus vergüenzas al día, estarían en prisión perpetua por crimines de lesa humanidad. Pero que sin embargo, por la intercesión de la Concertación, hoy Nueva Mayoría, conforman el exclusivo auditorio que se ríe y aplaude los malos chistes de la presidenta.

 

Resulta una afrenta para los millones de chilenos afectados por la cultura neoliberal tan cara para Bachelet y su tándem, esa obscena reunión de la CEP.

 

Resulta una ofensa para los millones de jubilados que viven, sobreviven, con pensiones de miseria. Una ofensa para los millones de personas que esperan por una atención médica,  por una operación, por un medicamento. Una ofensa apara los habitantes que se intoxican a diario con sustancias venenosas que se dejan al arbitrio del viento en zonas pobladas o que bajan de las montañas en forma de riachuelos venenosos para internarse en el mar. Una ofensa para los chilenos acorralados por las Fuerzas Especiales de Carabineros, la institución del Estado que más interactúa con los trabajadores, cuando exigen alguna mejora mezquina y duramente regateada.

 

El gobierno de Michelle Bachelet y de sus adláteres es una estafa monumental. Y sus primeras víctimas son aquellos que votaron por ella creyendo que ahora sí la cosa se les iba arreglar. Y que alguna traza de alegría les llegaría.

 

Este gobierno también es una estafa respecto de las ideas que alguna vez partidos de la coalición dijeron defender y que se referían a una vida mejor para la gente, abjuraban de la explotación y propiciaban una sociedad de justicia e igualdad.

 

El gobierno de Michelle Bachelet sigue gobernando para los ricos y poderosos. Y sigue dando con el mocho del hacha al pobrerío. Los conflictos sociales y laborales son pan de cada día y las autoridades, como buenos aprendices de déspotas, solo responden con indiferencia cuando no con amenazas y descalificaciones y por sobre todo, con represión.

 

Michelle Bachelet ha pasado la prueba de blancura en ese antro de poderosos entre los que se siente tan bien, relajada y contenta. El resto, que se joda.

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